La perenne pregunta de la existencia

Charles Ives (Danbury, Connecticut, 1874 – Nueva York, 1954)

Tú eres la pregunta sin respuesta;
Podía ver tu propio ojo,
Siempre pregunta, pregunta;
Y cada respuesta es una mentira.
Así que lleva tu búsqueda a través de la naturaleza,
A través de miles de naturalezas, se aplica;
Pregúntale, vestida de eternidad; el
tiempo es la respuesta falsa.»

«The Sphynx», de Ralph Waldo Emerson 

 Charles Ives describió su composición como un “paisaje cósmico” en el que las cuerdas representan “el silencio de los druidas, que no saben, no ven, ni oyen nada”. La trompeta entonces lanza “la perenne pregunta de la existencia” y los vientos buscan “la respuesta invisible” pero la abandonan frustrados, de modo que al final sólo es contestada por el silencio.

Como toda obra de arte, La pregunta sin respuesta se puede leer en infinitos niveles. Ives se refiere a ella en términos filosóficos y Bernstein en musicales. En 1973Leonard Bernstein dictó seis conferencias en la Universidad de Harvard sobre tituladas The Unanswered Question: Six Talks at Harvard, que fueron filmadas. Se transmitieron en 1976 (disponibles en YouTube), y editadas en 1981. 

Los críticos Henry y Sidney Cowell (1975) dirían: “El Silencio es representado por sonidos concordantes suaves, de lento movimiento y ampliamente espaciados en las cuerdas; se mueven a lo largo de toda la obra con una placidez ininterrumpida. Después de haber avanzado lo suficiente para establecer su modo, los ruidosos instrumentos de viento cortan la textura con una melodía estridente y disonante que termina con la inflexión anterior de la Pregunta”. 

Alguna vez, tal vez en una tarde solitaria, con compañía o en la tristeza de la pérdida, todos hemos tenido una pregunta que nos sobrepasa. 

¿Cuál es el propósito de la existencia? ¿Estamos solos en el universo? ¿Qué es el amor? ¿Existe Dios? ¿La verdad es cognoscible? ¿Qué es el tiempo? ¿Qué nos sucede al morir?  ¿Qué es la vida?

Una pregunta que encuentra como respuesta un silencio interminable. Nos aventuramos hacia el vacío y comenzamos a caer tirados por la incógnita, agitando los brazos, buscando una respuesta sólida de la cual asirnos. Cuando inevitablemente tocamos lo profundo de la obscuridad, al levantar la mirada se nos acerca un hombre vestido de saco y sombrero, con una barba blanca y una ligera sonrisa. Charles Ives, el vendedor de seguros y compositor por las noches, nos ofrece su mano y una caminata a su lado. A lo lejos resuena su obra.

Somos bienvenidos por un acorde pianísimo en la orquesta de cuerdas, invisible, pues se encuentra fuera del escenario, con un tempo marcado largo molto sempre, muy lento siempre. El acorde cambia lentamente sus notas convirtiéndose en una progresión armónica que en su consonante y etéreo gesto se convierte en una especie de velo infinito. El “silencio de los druidas que no saben ni ven ni escuchan nada” como lo describió el compositor. Vacilante, una trompeta toca cinco notas largas de trazo ambiguo, dejándonos en desconcierto y expectantes: la pregunta. Momentos después dos flautas, un oboe y un clarinete en conjunto nos dan una respuesta de notas débiles y disonantes. Inconforme, la trompeta pregunta de nuevo la misma pregunta. Los otros alientos toman su tiempo para responder, esta vez con melodías más largas. La pregunta al no encontrar una respuesta que le satisfaga pregunta una y otra vez con exactamente la misma melodía, y cada vez más impacientes los alientos responden con melodías más largas, más disonantes y más fuertes hasta que furiosamente se callan. Las cuerdas mantienen su progresión armónica hasta que la trompeta suena de nuevo, pregunta por una séptima vez, y se encuentra esta vez frente a un absoluto silencio.

 “Cuando escucho esta música recuerdo la escena de Matrix, en la que Trinity, al modo socrático, introduce a Neo en la cuestión esencial del pensamiento, la eterna pregunta por el sentido de la existencia, o dicho de otro modo, ¿qué es Matrix?. También es adecuada para ilustrar aquello que Kant llamaba ilusión trascendental: la necesidad innata de hacer preguntas metafísicas aunque sepamos que las respuestas están más allá de nuestro alcance. Creo que la obra de Ives es un buen ejemplo de ese primer paso interrogante de la Filosofía». 

Comentario de un oyente (noviembre 2009)

La música de esta obra se ha empleado en algunas películas: Der Rosenkönig (1986) de Werner Schroeter, La delgada línea roja (1998) de Terrence Malick. Wit (2001), serie de televisión de Mike Nichols con Emma Thompson.Valley of Love (2015) de Guillaume Nicloux

La producción de Barrie Kosky de Orpheus de Monteverdi en la Komische Oper de Berlín 2013

Mis primeras óperas de Monteverdi fueron siempre en Caracas y con la profesora Isabel Palacios. En el estreno del L’Orfeo de Claudio Monteverdi en 1989 a cargo de la Camerata Barroca de Caracas en el Teatro Nacional, me impresionó mucho el Caronte interpretado por el bajo Iván García. Posteriormente el Orfeo se repuso en 2007 y 2008. Para la reinauguración del Teatro Municipal, en agosto de 1998, la Compañía Nacional de Ópera seleccionó La Coronación de Popea. Isabel Palacios la dirigió a la usanza antigua tocando desde el clavecín. En estas representaciones, el pianista José Vaisman cantó el rol de Arnalta; al no ser para hombre, sino para mujer con voz de mezzo, resaltó este personaje con tal gracia, que hizo una recreación del papel única Como Nerón, el tenor Alain Damas y en el papel de Séneca, el bajo Iván García.

En el teatro Teresa Carreño, en 1993, José Ignacio Cabrujas dirigió el Orfeo y Euridice de C.W. Gluck, con la actuación de la profesora Isabel Palacios. En esa oportunidad la crítica resalto, entre otras cosas, su vestimenta negra a lo Lord Byron.

Estos antecedentes justifican entonces mi entusiasmo al ver en la televisión pública estadounidense (Canal All Arts) la versión de la Ópera Cómica de Berlín de 2013. Tanto escénica, actoral y vocalmente la disfruté mucho. Se anexan extractos de las críticas musicales. En internet se pueden ver trailers y también hay CD de la producción.

Dan Wang, escribió el 23 de septiembre 2013:

» Por lo general, no encuentro mucho de qué emocionarme en las puestas en escena de ópera destinadas a revisar el género, para darle la reanimación que aparentemente necesita. … En definitiva, no se traducen en ningún tipo de sentimiento en el teatro, nada más allá o equivalente a lo que la propia ópera es capaz de hacer.

Pero me encantó y paralizó la producción de Barrie Kosky de Orpheus de Monteverdi en la Komische Oper de Berlín, que se inauguró el año pasado y está disfrutando de una nueva carrera esta temporada, dirigida por André de Ridder. Sobre el papel, puede no parecer diferente de muchas otras producciones. Hay una musa travesti, un escenario que sobresale más allá del foso de la orquesta, instrumentos modernos, una buena dosis de desnudez y un final no canónico. Sin embargo, a diferencia de muchas otras producciones, Orpheus funciona porque se las arregla para transformar esos elementos en montones de alegría.

La única decisión sobre la que tengo dudas es la de utilizar un acordeón como instrumento de continuo. Los instrumentos continuos tienden a traicionar la edad de una obra, y puedo entender el deseo de actualizar los rasguños reveladores del período barroco a algo un poco menos “período”.
Sin embargo, aquí hay problemas tanto con el sonido como con el estilo. El acordeón suena fuerte, y no se desvanece como lo hace un clavicémbalo o un instrumento de cuerda; le cuesta mucho más tocar el acorde y luego retroceder para darle espacio al cantante. Simplemente no cumple tan bien la función de continuo.

Dado que, por convención, se requiere un músico de continuo para improvisar y embellecer las armonías en reposo, el acordeonista también se entrega a una serie de modismos musicales, muchos de ellos obviamente posteriores a la época de Monteverdi (la chanson francesa es naturalmente preeminente). Pero esto es jugar rápido y suelto con el marcador. El hecho de que los adornos estén en su mayor parte sin anotaciones no significa que pueda usar cualquier modismo que desee; la expectativa es, obviamente, que los músicos de continuo improvisen en formas que son nativas de los instrumentos originales. El problema con la producción actual de Orpheus es que gran parte de ella no suena como Orpheus en absoluto. Lo cual está bien, siempre y cuando sus creadores se den cuenta de que la exención de los modismos y texturas del siglo XVII conlleva pérdidas, como cierta aridez y nobleza del sonido. Estos son valores positivos en la música de Monteverdi, no solo hábitos anticuados que hay que dejar de lado.

Fuera del pozo, la locura de este Orfeo se vuelve mucho más convincente y encantadora. Claro, la mayoría de nosotros ya hemos visto desnudos en un escenario de ópera, pero ¿alguna vez ha sido tan alegre como esto? Aquí no hay una profunda vergüenza sexual, sino más bien un grupo de jóvenes atractivos, retozando por el escenario y por la sala sin nada. Se siente como una reprimenda del pesimismo sexual de la ópera y el catolicismo profundo, incluso cuando es divertido de mirar, al igual que los muchos otros cuerpos, vestidos y desnudos de diversas maneras, que brincan, sudan y cantan en la plataforma que se extiende casi a la mitad del camino del patio de butacas. Es un recordatorio de que debes usar todos tus sentidos, casi como si pudieras respirar una ópera o sentir su cuerpo contra el tuyo. En un resurgimiento de la primera obra importante de la ópera, el recordatorio se siente crítico.

No creo que a un cantante de ópera se le haya pedido nunca que baile tanto como a Dominik Köninger, que interpreta el papel principal; las exigencias que se le imponen son mucho más cercanas a las del teatro musical. Funciona porque, cuando Orfeo suplica a los cielos, vemos el cuerpo de Köninger brillando de sudor, su pecho todavía palpitante. La inmediatez física de estos cantantes atraviesa el artificio de la ópera, la distancia que a menudo crea y explota entre expresión y acción. Sin embargo, esta distancia también se tematiza en esta producción en la figura del titiritero, quien bellamente, en su persona, transmite la separación de voz, cuerpo y figura necesaria para crear la ilusión de la ópera. Orfeo, al final, logra ser mucho más que una gran noche con Monteverdi; también reconoce conmovedoramente los placeres, tanto altos como bajos, que han sido parte del atractivo de la ópera desde el principio.”

La trilogía de Monteverdi: L’Orfeo, Ulisse, Poppea

» Barrie Kosky inauguró su mandato en la Komische Oper en 2013 con una actuación maratónica de L’Orfeo, Il ritorno d’Ulisse en Patria y L’Incoronazione di Poppea vistos consecutivamente…Fue toda una declaración de apertura. Uniendo estas distintas puestas en escena se encuentra la figura de Amor, personaje común a las tres producciones (una elección dramatúrgica que se apartó de Monteverdi, ya que suponía cambiar La Música de L’Orfeo).

El trío no solo presenta nuevas puestas en escena del propio Kosky, sino también nuevas orquestaciones creativas y en gran medida exitosas de la compositora uzbeka-australiana Elena Kats-Chernin. A pesar de las ágiles nuevas traducciones de Susanne Felicitas Wolf (junto con Ulrich Lenz para Ulisse), estas obras fundamentales adolecen de ser presentadas en alemán.

L’Orfeo es el grupo más exuberante y agradable para el público, comenzando con una nota enérgica con una producción brillante y maravillosa que contó con un grupo de extras semidesnudos que bailaron a lo largo de la extensión que rodea el foso de la orquesta. Kosky sitúa el trabajo en un bosque verde parecido a una jungla, lleno (a veces un poco demasiado ocupado) de seres y animales míticos. Kats-Chernin equipa el continuo con un acordeón, un bandoneón (un tipo de concertina popular en Argentina), un cimbalom (un dulcimer martillado usado en Europa del Este y Grecia) y un djoze (un instrumento iraquí de cuatro cuerdas). Juntos, a menudo le dan a la música un paso propulsor, inspirado en el jazz y Klezmer. La mayor parte de esto es bienvenida, aunque el acordeón que distrae obliggato al lamento de Orfeo está mal juzgado.”

Komische Oper Berlin

La inauguración de la Ópera Cómica de Berlín se remonta al año 1947, cuando el director austriaco Walter Felsenstein abrió la temporada con la opereta de Johann Strauß’ «Die Fledermaus» —El Murciélago—, inaugurando así una nueva era en el teatro musical.

Felsenstein permaneció como director artístico y jefe de la casa hasta su muerte en 1975, y muchas de las decisiones básicas que él tomó impregnan todavía hoy el perfil de la Ópera Cómica. Por ejemplo, para asegurar una comprensión directa, muchas representaciones que se llevan a escena son en lengua alemana: una particularidad sin precedentes en el ámbito internacional de la ópera. Además, se ofrecen subtítulos en alemán, inglés, francés y turco en una moderna pantalla junto a las butacas.

El repertorio de la Ópera Cómica abarca un amplio espectro, desde óperas del s. XVIII, pasando por piezas clave de nuestra época hasta estrenos. A partir de la temporada 2012|13, Barrie Kosky es el jefe y director artístico de la casa, Henrik Nánási es el director-jefe de orquesta. La Ópera Cómica, nombrada «ópera del año» en 2007 por la revista «Opernwelt», ha conseguido, gracias a su concepto de un teatro musical vivo, que valora música y puesta en escena a partes iguales, traer a largo plazo a numerosos directores como Calixto Bieito o Hans Neuenfels.

Desde 1966 hasta 2004, la Ópera Cómica de Berlín disponía de su propio grupo de ballet. La sala neobarroca, con un aforo de 1190 espectadores, permaneció prácticamente intacta a pesar de los serios daños que sufrió el edificio –construido en 1882–, durante la Segunda Guerra Mundial y forma parte del patrimonio histórico. La zona de entrada, sin embargo, quedó completamente destruida. A mediados de los años 60, se llevó a cabo una amplia reforma, a cargo del arquitecto Kunz Nierade, tras la cual recibió su aspecto actual.

Oberturas, preludios e intermezzi

Motivado por la escucha de Viaje al centro de la ópera, RNE Canal Clásico.

Otra manera de iniciarse en la apreciación de la música «clásica» es escuchando piezas cortas, que melódicamente nos enganchen, como las oberturas, los preludios y los intermedios de obras de mayor dimensión como la ópera, el oratorio, el ballet, etc., y que pueden ejecutarse en forma independiente. Todas estas formas musicales tienen en común que son de carácter instrumental.

Inicialmente la obertura se utilizaba para llamar la atención del público antes del inicio de la obra propiamente dicha. Se reconocían dos estilos: la obertura francesa y la italiana.

En la ópera, la obertura establece una conexión entre las atmósferas, climas y sentimientos que se producirán durante su puesta en escena. Esta obertura teatral evolucionó hacia la obertura de concierto, es decir, un género musical independiente. Importante destacar el efecto terapéutico positivo de las oberturas, suben el estado de ánimo.

Pero no todo lo que está al principio de una ópera es una obertura. En ocasiones se trata de un Preludio. Una obertura es un número musical con una estructura interna —tiene como mínimo dos o tres temas claramente definidos— con cierta duración. En cambio, un preludio es un número musical sin una estructura interna marcada y de corta duración, situado al inicio de la ópera o al comienzo de un acto. Los intermezzos, intermedios o interludios, son pausas análogas a los preludios entre los actos de una ópera o de un ballet, que también evolucionaron hacia una elaboración más compleja.

Si alguna de las escuchas recomendadas te conmueve, busca en internet la sinopsis de la obra y en los sitios de apreciación musical del Canal Clásico de RNE, por ejemplo. Las guías de escucha y descarga el libreto en www.kareol.es.

Georg Friedrich Händel: Oberturas de Alcina, Rodelinda, Rinaldo, Semele, Gulio Cesare in Egitto.

Oberturas de Mozart: Idomeneo, re di Creta; El rapto en el serrallo; Le nozze di Figaro; Don Giovanni; Così fan tutte; La flauta mágica.

Beethoven escribió sólo una ópera y cuatro oberturas para Fidelio (Leonora no. 1 op. 138 (compuesta en 1805 y publicada en 1832), Leonora no. 2 op. 72a (1805), Leonora no. 3 op. 72b (1806), y Fidelio (Leonora no. 4) Op. 72, 1814). Cada una de ellas representa distintos temas dramáticos en la ópera, y ninguna por sí sola captura la esencia completa del drama. Curiosamente, varios directores, incluido Gustav Mahler cuando era director musical de la Ópera de la Corte de Viena, han utilizado las cuatro oberturas en un mismo programa dedicado a Fidelio, con muy buenos resultados.

Otras Oberturas: Coriolano op. 62, Egmont op. 84, Las Ruinas de Atenas op.113, El Rey Esteban op. 117, Obertura para el onomástico op. 115, La consagración de la casa op. 124.

Johannes Brahms: Obertura del festival académico Op. 80; Obertura trágica Op. 81

Giacomo Rossini: Oberturas La Cenerentola, Guillermo Tell, El barbero de Sevilla, La gazza ladra, La scala di seta, Tancredi, Semiramis, Il turco in Italia, La italiana en Argel.

Christoph Willibald von Gluck: Oberturas Ifigenia en Tauride, Ifigenia en Aulide.

Richard Wagner: Oberturas El Holandés Errante, Tannhäuser, Interludios Parsifal, Actos I y III. Preludios Lohengrin, Acto I; Sigfrido, Acto III; La Valquiria, Acto I; Los Maestros Cantores; Tristán e Isolda (Acto I), Prólogo El ocaso de los dioses.

Giuseppe Verdi: Preludios La forza del destino, Un ballo in maschera, Aida, Don Carlo (Acto III), Macbeth, La Traviata (Preludio e Intermezzo), Attila, Rigoletto, Il trovatore.

Se recomienda estudiar comparativamente los preludios e interludios en Wagner y Verdi.

Antonin Dvorak: Obertura Carnaval.

Giacomo Puccini: Intermezzos de Manon Lescaut, Madame Butterfly, Sor Angelica.

Richard Strauss: Obertura de El caballero de la rosa.

Rimsky Korsakov: Oberturas La novia del zar, La ciudad invisible de Kitezh. Francesco Cilea, Ballet, Intermezzo y Preludio, Acto IV Adriana Lecouvreur.

Gaetano Donizetti: Preludio Lucia di Lammermoor, Obertura Don Pasquale.

Mijaíl Glinka: Obertura La vida por el zar.

Leoš Janáček: Interludio de La zorrita astuta, Obertura de Katia Kabanova, Preludio de Jenufa.

Zoltán Kodály: Preludio e Intermezzo de Hary Janos.

‎Franz Lehár: Obertura El país de la sonrisa.

Ruggero Leoncavallo: Intermezzo I Pagliacci.

Pietro Mascagni: Intermezzo Cavalleria Rusticana, L’ amico Fritz.

José de Nebra: Obertura Ifigenia en Tracia.

Jacques Offenbach: Obertura Orfeo en los infiernos.

Vicenzo Bellini: Norma, Preludio al Acto III.

Peter I. Tchaikovsky: Obertura Solemne 1812, Romeo y Julieta.

Bedřich Smetana: Obertura La novia vendida.

Franz von Suppé: Obertura Poeta y Aldeano.

Carl Maria von Weber: Obertura El cazador furtivo, Oberon.

Hector Berlioz: Oberturas Carnaval Romano, El corsario, El rey Lear.

Robert Schumann: Manfred.

Juan Crisóstomo de Arriaga: Obertura Los esclavos felices.

Georges Bizet: Obertura Carmen.

Arrigo Boito: Prólogo Mefistófeles.

Benjamin Britten: Interludios marinos de Peter Grimes.

Alfredo Catalani: Preludio al Acto IV La Wally.

Leonard Bernstein: Obertura de Candide.

Zarzuelas:

Intermedios Bohemios, Amadeo Vives.
El baile de Luis Alonso, Gerónimo Giménez.
La leyenda del beso, Soutello y Vert.
Luisa Fernanda (Acto III) Federico Moreno Torroba.

Preludios La Gran Vía, Federico Chueca.
El caserío, Jesús Guridi.
La verbena de la paloma, Tomas Breton.
El niño judío, Pablo Luna.
La revoltosa, Ruperto Chapí.

Recuerde la música es usted. Su libertad para elegir es absoluta.

Imagen: Fabien Barral

Festspielhaus de Bayreuth 2020

El Canal Clásico de RNE siempre ha brindado a sus oyentes los conciertos y óperas de los más reconocidos teatros del mundo. Debido a la epidemia COVID-19 se ha cancelado el Festival de Bayreuth 2020. Como bien dice Ricardo de Cala, más que una contrariedad, es una oportunidad de reencuentro con viejos amigos, de mirar al pasado no con nostalgia sino con una sonrisa.

Después de muchas reuniones, con apasionados y divertidos dimes y diretes, sobre cual Tetralogía ofrecer a los oyentes, se decidió que debía ser la de 1955, por ser la primera grabación en estéreo y por tener un sonido fantástico. Metimos una pequeña “trufa”, al incorporar La Valkiria de 1956, porque nos permitía incursionar en unos de los sumos sacerdotes del Bayreuth de posguerra, Hans Knappertsbusch —muy admirado por el wagneriano Inspector Morse, de la serie británica homónima—.

Ricardo de Cala, director y presentador del programa Maestros Cantores, al organizar esta edición especial se ha hecho acompañar de conocedores de la Tetralogía para desarrollar particularidades de cada una de las óperas, sus interpretes, los personajes, circunstancias que rodearon la composición y la grabación, y en muchos casos con recomendaciones para los oyentes.

Fiel a la tradición, se lee el argumento de cada acto en la voz de Ana Vega Toscano. El texto es de Ángel Fernández Mayo, quien en la década de los 60 trabajó como ayudante de tramoyista en Bayreuth, y en una oportunidad estuvo en el foso cuando dirigía Kanppersbusch.

(No tengo información de que entre los viajes que organizaba Pololo, estuviera incluido Bayreuth. Antes de conocer a Pololo, un grupo venezolano organizó un viaje al Festival, pero cuando fui a la agencia de viaje, me hicieron el feo, y por ser de bajo perraje no me aceptaron. Recorrido por el teatro de la verde colina, en Ramón Gener, El anillo del Nibelungo).

WAGNER: Das Rheingold – 27/07/20

WAGNER. Das Rheingold. Hans Hotter, Rudolf Lustig, Gustav Neidlinger, Paul Kuen, Josef Greindl, Ludwig Weber. Joseph Keilberth, director. Bayreuth, 1955. Domingo 24 de julio. Invitada Dra. Prof. Paloma Ortiz de Urbina.

WAGNER: Die Walküre – 28/07/20

WAGNER. Die Walküre. Hans Hotter. Astrid Varnay. Wolfgang Windgassen. Gré Brouwenstijn. Josef Greindl. Hans Knappertsbusch, director. Bayreuth, 1956. Martes 14 de Agosto. Invitado Arturo Reverter. Argumenta porque seleccionó este montaje. Reverter recomendó los siguientes libros:

Fernández Mayo, A. Richard Wagner. Discografía recomendada. Obra completa comentada, 1998, publicada por Ediciones Península, con una segunda edición revisada y aumentada, Barcelona, 2001, 512 págs.

Gregor-Delli, Martin. Richard Wagner: su vida, su obra, su siglo. Alianza Editorial, 1983. 2 tomos, 421 págs.

Scruton, Roger. La Tetralogía de la verdad. Acantilado, 2019. 512 págs. Mitología, ideología y filosofía.

Carr, Jonathan. El clan Wagner. Turner Noema, 2009, 508 págs.

WAGNER: Siegfried – 30/07/20

WAGNER. Siegfried. Wolfgang Windgassen. Astrid Varnay. Hans Hotter. Gustav Neidlinger. Paul Kuen. María von Ilosvay. Joseph Keilberth, director. Bayreuth 1955.Marte 26 de julio. Invitado Miguel Ángel González Barrios. Explico detalladamente como se hizo la grabación de 1955, que permaneció sin publicarse 50 años hasta que la rescató el sello británico Testament. La dura competencia entre John Culshaw, de EMI, y Walter Legge, de Decca (que grabٕó la Teratología de 1955). Montajes en el MET y Londres. Los años 30 y la década 1950-1960.

WAGNER: Götterdämmerung – 31/07/20

WAGNER. Götterdämmerung. Astrid Varnay. Wolfgang Windgassen. Hermann Uhde. Josef Greindl. Gré Brouwenstijn. Joseph Keilberth, director. Bayreuth 1955.Jueves 28 julio. Invitado Guillermo Carbonell, jefe de Registraduría del Teatro Real. Evolución de las puestas en escena en Bayreuth. Uso de la luz. Turing, Penelope. Hans Hotter: Man and artist, 1984. También New Bayreuth, 1969.

ACTIVIDADES recomendadas

Videos/Audio en YouTube

El oro del Rin — Preludio. Entrada de los dioses al Valhalla.

La Valkiria — Preludio al Acto I. Cabalgata de las valquirias. La despedida de Wotan.

Sigfrido — Despertar de Brunilda.

El ocaso de los dioses — Marcha fúnebre de Sigfrido. Final

Música y significado, RNE Canal Clásico

13/06/14 El anillo del Nibelungo

25/01/19 El oro del Rin

03/05/19 La Walkiria

Ramón Gener

This is opera, 5/05/15 El anillo del Nibelungo

En el Palau de les Arts: Las 4 óperas de la tetralogía (You Tube)

Cooke, Deryck. El Anillo del Nibelungo, de Richard Wagner.

2 CDs, Decca. Luis Ignacio González, narrador. Orquesta Filarmónica de Viena. Director: Sir Georg Solti.
Por primera vez grabada en castellano para el mercado español, aparece esta esperadísima “Introducción al Anillo” del eminente musicólogo británico Deryck Cooke. Un trabajo musicológico basado en una extracción y clasificación de todos los motivos conductores que van apareciendo a lo largo de la extensa obra, en distintos temas para su mejor apreciación: la naturaleza, los personajes (Sigfrido, Freia, Loge, etc.) y sus familias (Welsungos, Valquirias, Nibelungos, etc.), el propio anillo, el oro, la lanza, el destino,… Pero lo que Cooke consigue es aunar la referencia explícita de cada “leitmotiv” y su parentesco con otros de los compañeros expuestos. Los cuarenta capítulos de este trabajo no tienen porqué ser digeridos de una vez, sino que pueden (y deben, creemos) ser escuchados poco a poco, para así saborear mejor cada bocado y, como propuesta de juego posterior, recurrir a la obra integral en la busca de aquellos motivos que, en innumerables ocasiones, son localizados dentro del prólogo y las tres jornadas que la constituyen.

Lecturas

Rodríguez Rodríguez, Carolina. La influencia de Shopenhauer en la estética wagneriana: un estudio filosófico del anillo del Nibelungo. Se encuentra en internet

Gómez Rodríguez, Emilio José. El nuevo Bayreuth de Wieland y Wolfgang Wagner, 2013, Editorial Karussell, 435 págs.

Un apasionado análisis de la frenética actividad vivida en el Festival de Bayreuth desde su origen hasta su última edición (2012), con especial énfasis en el período comprendido entre 1951 y 1966, año de la muerte de Wieland. A esa época se la denomina «Nuevo Bayreuth» y marcó un antes y un después en el modo de representar los dramas no sólo de Wagner, sino de todo el repertorio.

CONTENIDO: 1. Introducción
2. Antecedentes
3. Futuro incierto
4. El joven Siegfried
5. Amistades peligrosas en la Verde Colina
6. Latencia de dos hermanos
7. Preparando la refundación
8. Los artífices del fenómeno
9. Destilando el espíritu de Wagner
10. 1951. Una nueva andadura
11. Parsifal
12. El anillo del Nibelungo
13. Los maestros cantores de Núremberg
14. 1952. La forja de un carácter
15. Tristán e Isolda
16. Modificaciones necesarias
17. 1953. Críticas, repercusiones y Lohengrin
18. Dos batutas y un Anillo
19. 1954. Marejada de directores
20. Hacia la armonía absoluta
21. 1955. De la incertidumbre al éxito
22. 1956. Los maestros cantores «sin» Núremberg
23. 1957. Tristán e Isolda según Wolfgang
24. 1958. Lohengrin o el milagro del Nuevo Bayreuth
25. 1959. Una edición sin Anillo
26. El anillo de Wolfgang
27. Tannhäuser y la Venus negra
28. 1962. La consagración de un genio: Tristán e Isolda
29. 1963. Los irreverentes Maestros de Wieland
30. 1964. Tannhäuser revisitado
31. 1965. El segundo Anillo de Wieland
32. 1966. El crepúsculo del Nuevo Bayreuth
33. Los Átridas de Bayreuth
34. Del Nuevo Bayreuth a los Talleres de Bayreuth .
Discografía. Bibliografía. Índice onomástico.

Donigton, Robert. Wagner’s Ring and its Symbols. Faber and Faber, 3rd. edition, 1974, 342 pp. El anillo de Wagner y sus símbolos, interpreta la ópera en términos de la psicología analítica como un relato del desarrollo de arquetipos inconscientes de la psique conducidos a través de la individuación.

Conferencias Fundación Juan March

José Luis Téllez. Wagner. Un hombre del presente (8/01/13). Una música del futuro (10/01/13).

Cine Ciclo de cine mudo. Los nibelungos (1924) de Fritz Lang, 16 y 17/12/2011

Imagen: www.iamexpat.de

Música de cámara II

» Escuchamos dialogar a cuatro personas inteligentes, creemos comprender las partes de su conversación mientras descubrimos algo sobre los detalles de los instrumentos «.

Carta de Wolfgang von Goethe a Friedrich Zelter.


Hitos en la música de cámara [soClassicsQ]

En esta oportunidad se entrega una primera lista de obras de cámara con el objetivo de despertar la curiosidad y el amor a este género. Una selección de obras que por su melodía y dinámica atrapan a los oyentes acostumbrados a la música sinfónica.

Si despertamos su curiosidad, coloque en el buscador de internet: obras imprescindibles de la música de cámara, foro clásico para descubrir una enriquecedora discusión que abarca mas que las recomendadas a continuación. Todas ellas se disfrutan en YouTube:

Borodin, Alexander
Cuarteto No. 2 en Re mayor para cuerdas
Franck, Cesar
Sonata en La mayor para violín y piano

Escuchar en Sinfonía de la mañana de 2 de octubre de 2018 el relato de Martin Llade, El regalo de Cesar Frank (música de bodas).
Con la Sonata para violín y piano, Cesar Franck crea verdaderamente la música de cámara francesa, que hasta entonces había sido cultivada esporádicamente por autores como Fauré o Saint-Saëns, pero con mucha menos profundidad.

Como curiosidad, hay que decir que ésta es probablemente la sonata de Vinteuil que Marcel Proust describe en Por el camino de Swann. Aquella de la que se dice:
» Una frase se elevaba durante algunos instantes por encima de las ondas sonoras. Ella le había propuesto inmediatamente voluptuosidades especiales que jamás había conocido antes de escucharla, de las que sentía que ninguna otra cosa más que ella se las podría dar a conocer y había experimentado por ella algo así como un amor ignoto «.

El análisis musical del Prof. Ángel De Benito, en Música y significado, del 13 de marzo de 2011, dice:
Fuego e ingenuidad bajo su levita negra. Lucha vital y canción mañanera bajo su misticismo. Así se nos muestra aquel «Pater Seraphicus» con 68 años, que había renunciado al mundo. Todo parte de una célula de dos notas y se expande como un organismo vivo, dando lugar a una admirable construcción. Regalo de boda a Ysaÿe, Franck presenta diferentes estadios existenciales, y al final -según Claussé- sueña con una felicidad conyugal, unión en canon, que quizá a él le fue retenida.

Brahms, Johannes
Quinteto para piano en Fa menor Op. 34.
(Cortina musical del programa Música de cámara del maestro André Poulet)
Quinteto para clarinete en Si menor Op. 115
[Escuchar en Música y significado – El Quinteto con piano de Brahms – 30 de noviembre de 2011]

Tchaikovsky, Pyotr Ilyich
Trio para piano en La menor Op. 50
Cuarteto de cuerdas No.1 en re mayor, Op. 11
[Video de I Musici de Montral, estupenda coreografía sobre el Vals, para mostrarnos el fracasado matrimonio del compositor con su antigua alumna Antonina Milyukova]

Dvorak, Antonin
Cuarteto de cuerdas No. 12 en Fa mayor Op. 96 » Americano «
Quinteto en La mayor No. 2 Op. 81
Serenata para cuerdas en Mi mayor Op. 22
Trio en Mi menor Op.90. » Dumky «
[Escuche en Sinfonía de la mañana, del 8 de mayo de 2019, Despedidas. Relato sobre Josephine Cermáková, el primer amor de Antonín Dvorák. Y en Música y significado – Especial DVORAK – 16 de noviembre de 2018]

Schubert, Franz
Quinteto para piano en La mayor, » la trucha «, D.667
Quinteto No. 14 en Re menor, » La muerte y la doncella «, D.810
Quinteto para cuerdas en Do, D.956 Op. Póstumo 163
Trio No. 2 en Mi bemol mayor D.929, Op. 100

El tema principal del segundo movimiento fue utilizado como uno de los temas musicales centrales en la película de 1975 Barry Lyndon, de Stanley Kubrick.

En Música y significado del 25 de noviembre de 2016, El último Trío de SCHUBERT dice el Prof. De Benito: » Pues parece que Martín Llade tuvo la misma idea que yo el mismo día que yo: recordar el inmortal Andante del Trío opus 100 de Schubert, que ha salido en tantas películas -no sólo de Hollywood sino en esa gran película que es nuestra propia vida, con su magna banda sonora y sus estaciones-. Pero el Trío no es todo gris y otoñal. El primer movimiento tiene un tema afirmativo, otro que es como una endecha infantil, y llega a evocar su famoso Ave María. El segundo es el famoso, que además está inspirado en una canción del sueco Isaac Berg —» Ver el sol descender «— y que ciertamente tiene ese efecto de ver el sol crepuscular. El tercero se basa en un vals ligero, campesino. Y el cuarto es ¡invencible!, el triunfo del típico » tra-la-rá » schubertiano, el arte de preservar la inocencia después de que te haya aplastado un ciclón. El triunfo del » abrazo schubertiano «. Felices amores y felices abrazos schubertianos».

Cuarteto de cuerdas en Sol mayor, D. 887
Cuarteto de cuerdas No. 12 en DO menor, D. 703

Smetana, Bedřich
Cuarteto de cuerdas No. 1 en Mi menor » De mi vida «

Ravel, Maurice
Cuarteto de cuerdas en Fa mayor
[El pizzicato es la sintonía del programa Cuaderno de Notas, de Beatriz Torio en Radio 5]

Grieg, Edvard
Cuarteto de cuerdas No. 1 en Sol menor

Rachmaninoff, Sergei
Elegiaco No. 1 en Sol menor

Por razones históricas:
Haydn, Joseph
Cuarteto de cuerdas en Si menor Op. 33 No. 1. De interés histórico y por el IV mov. Presto
Mozart, Wolfgang
Quinteto para clarinete en La mayor, K581


Complemento

En YouTube los títulos de las obras están en cifrado inglés:

Sostenido # Sharp Bemol b Flat

Sugerencias

Escuchar las obras recomendadas
Escuchar los programas de RNE Clásica citados
Alguno de los programas de RNE dedicados a música de cámara son:
La recámara, Grandes Ciclos, Café Zimmermann.
También en la Fundación Juan March ofrece conferencias y recitales.
Leer sobre los compositores y las condiciones bajo las que se compusieron las obras.
Aprovechar el recurso YouTube para comparar la interpretación por varios ensembles de música de cámara


Imagen: Borodin Quartet con Alexander Bulov ©The Strad

Música de cámara I

» La belleza, que es forma pura —la música es el arte en el cual el contenido es forma— no tiene otra finalidad que ser ella misma.»

Armando Rojas Guardia, 29 de octubre de 2016.

El tratamiento de la música de cámara se abordará en tres partes:
I. Generalidades
II. Obras imprescindibles y
III. Música de cámara y cine.

En la  entrega del 9 de mayo 2020, destacamos la importancia de la radio en nuestra formación como oyentes de música clásica. En el caso de la música de cámara, además del programa Monte Sacro del Prof. Galzio, todos los domingos estuvo  presente Música de Cámara de Radio Nacional de Venezuela a cargo del chelista André Poulet.

Pololo en sus clases de apreciación de la música de cámara, decía que se trataba de asistir a una tertulia, que había que prestar atención a lo que decía cada uno de los contertulios, cómo intervenían y respondían los otros. Musicalmente además de la melodía, prestar atención a la armonía y el ritmo. Una obra de cámara es la expresión más íntima y personal de un compositor.

El Diccionario Harvard de Música define Música de Cámara como » la  música escrita para ser interpretada por un grupo reducido, generalmente instrumental, con un instrumentista por parte «.
El nombre viene de los lugares en los que ensayaban pequeños grupos de músicos durante la Edad Media y el Renacimiento. A esas habitaciones, no muy grandes, se les llamaba cámaras.

Sobre el escenario nos llamará la atención la ausencia de un director, y que los músicos se sitúan de manera que puedan mirarse entre si para lograr una mejor coordinación. Cada instrumentista toca un papel diferente, independiente de los otros y con una función determinada que puede coincidir o no con la de los demás  instrumentistas de la agrupación, pero siempre interrelacionados.

Hay muchas combinaciones instrumentales de cámara: el trío y el cuarteto de cuerdas, el quinteto de cuerdas cuando se duplica alguno de los instrumentos, el trío y el quinteto con piano, y combinaciones de cuerdas y viento. Quinteto de viento (flauta, oboe, clarinete, fagot y trompa) y quinteto de metales (2 trompetas, trompa, trombón y tuba). Sextetos y octetos. 

Todos los conservatorios destacan la importancia formadora y didáctica de la actividad camerística, tanto para los músicos como para el público. » La música de cámara además, desarrolla el oído interno, favorece la división de la atención, escuchando a cada uno de los compañeros por separado, así como el producto final. Lo que repercute en el aprendizaje de la afinación, destreza necesaria que requiere un proceso lento y progresivo «.

» Hasta en los grupos más homogéneos, cada músico tiene muchas cosas que los demás no tienen. Y no simplemente técnica, también influencias, formas de trabajar, capacidades sociales, organización, sonido por lo que se convierte en algo enriquecedor. Se trabajan valores como el respeto. No consiste en ser el mejor en el conjunto sino de hacerlo mejor. Hay que respetar a los demás y conocer qué papel desempeña cada uno en un determinado momento «.

» En definitiva, la música de cámara hace mejores músicos. La música de conjunto nos hace prestar una atención superior al sonido, por encima de la técnica, aunque está claro que ésta es algo fundamental. Hace que prestemos atención a aspectos como la precisión rítmica, tempo, dinámicas, fraseos, timbres, formas, afinación…Hace que veamos la música como algo muy vivo, práctico e inmediato que disfrutan ejecutantes y público «. 


André Poulet es músico de trayectoria internacional, chelista y director de orquesta, nacido en Bélgica. Llegó a Venezuela como primer chelo de la Orquesta Sinfónica Venezuela y como solista tocando con todas las orquestas. Considerando la música venezolana como una de las más interesantes en el mundo, estrena varias obras de compositores venezolanos, entre ellas, el Poulet concierto  que le dedicara el maestro Juan Carlos Núñez. Como violonchelista estuvo tocando en los festivales más importantes de Europa, en Francia, Alemania, Suiza, Bélgica, Dinamarca, entre otros. Fue invitado al 1er. Encuentro de Personalidades Latinos Americanas en Israel. 

En Caracas forma su cuarteto con Martha Trejo (violín), Luis Miguel Jóves (violín) y  Alexis Guanipa (viola), músicos estables de la Orquesta Filarmónica Nacional.

Música en la juventud

Al iniciar mi bachillerato los programas de radio fueron y siguen siendo, al día de hoy, el pilar fundamental de mi formación autodidacta de oyente de música. Digo música porque abarca todos los géneros, como detallaré  próximamente.

En primer lugar, Radio Nacional de Venezuela, que oportunamente dirigió María Teresa Weissacher, tratando de detener su destrucción de la barbarie indetenible desde 1999También en esta estación escuchábamos Tesoros del Archivo de Rafael Sylva.

En Radio Capital, los programas eran Fantasías Dominicales, de Reynaldo Espinoza Hernández, que se iniciaba con los  primeros acordes del concierto “Emperador” de Beethoven y, —premonitoriamente—  con las palabras de Lorenzo en el acto V de  El mercader de Venecia :
«El hombre que en su interior no tiene música ni llega a conmoverse con acordes de armoniosos sonidos, es capaz de traición, de engaños y rapiñas; los instintos de su espíritu son lóbregos como la noche, y sus sentimientos, tenebrosos  como el Érebo. No confiéis jamás de un hombre así. Que se detenga ante la música«.

El violinista Yehudi Menuhin y el maestro Antonio Estévez comparten con Reinaldo Espinoza Hernández, de «Fantasías Dominicales» durante la visita del gran artista a Venezuela para estrenar en nuestro país el Concierto de Beethoven —1946.
Foto de archivo maestro Felipe Izcaray

Luego, el programa Monte Sacro a cargo del profesor Corrado Galzio, “un tachirense nacido en Sicilia” y Esta tierra mía producido y presentado por Adolfo Martínez Alcalá, para descubrir entre otros, los galerones cantados por Benito Quirós.
Todos y cada uno de estos programas ameritan una crónica detallada que el lector podrá suplir buscando por sí mismo la información en internet.  
Para amar algo es necesario acercarse y conocerlo. Es una etapa en la que se escucha mucho, sin prejuicios, para conocer obras y compositores. Poco a poco se opera el milagro de reconocer las melodías ya escuchadas, e ir decantando gusto por épocas y estilos de la música clásica. Compatible con los tiempos de internet, próximamente entregaremos una lista —que no listado— de obras con las cuales comenzar.


Biblioteca Nacional – Palacio de las Academias. Caracas

«La lucha del hombre contra el poder es la lucha de la memoria contra el olvido«.
                               

El libro de la risa y el olvido, 1978—Milan Kundera     

Los libros.
Recuerdo mi bachillerato como una de las etapas más felices de mi vida. Es el despertar de las emociones en un adolescente y el descubrimiento de la cultura en todas sus facetas. Magníficas personas y mejores profesores los del Liceo Rafael Urdaneta —su antigua sede de Manduca a Ferrenquin fue convertida en 1967 en una unidad educativa—.  Embelesamiento con las clases de matemáticas. Editábamos un mural de astronomía llamado Sidereus Nuncius y muchas amistades de esa época todavía me recuerdan con el pseudónimo de Selenita.
La profesora Beatriz Denis de Brito me descubre la literatura. Desde esa época adquirí el hábito de tomar nota de todo, y por el placer de la tarea, además de leer el libro completo, hacia unos análisis escritos de las lecturas asignadas que compartia con todo el salón.

Como paralelamente continuaba aprendiendo a escuchar música, tuve una verdadera epifanía leyendo el poema del Niágara de Pérez Bonalde  y la transición del tercer al cuarto movimiento de la quinta Sinfonía de Beethoven. Los invito a repetir la experiencia. Desde entonces música, literatura y todas las artes en general, nunca más se han separado en mí.

Las lecturas las hacíamos usando el carnet de préstamo circulante de la Biblioteca Nacional, en su antigua sede del Palacio de las Academias. Además de la literatura, empezamos a leer biografías de músicos y sobre análisis musical. Impercedero en mi memoria un libro fundamental, Como escuchar un concierto, de Jorge D’ Urbano. Al mencionárselo en una de sus clases a Pololo, tuve la alegría e inmensa fortuna de que me lo prestara, él también lo consideraba fundamental. El rescate de la biblioteca de Pololo es una tarea pendiente para los próximos años; contiene verdaderos tesoros. 


Aula Magna — Universidad Central de Venezuela

La sala de conciertos.
Se completa la tríada de la autoformación del amante de la música con la asistencia a espectáculos en vivo, una sala de concierto o de teatro.

En el liceo, uno de mis condiscípulos, Gerardo Réquiz, se jactaba porque estudiaba violín, y mencionaba a menudo los conciertos de los domingos en el Teatro Municipal. Al principio  estaba temeroso de ir porque pensaba que se requería ir formalmente, de flux, y desconocía la etiqueta, como eso de cuando aplaudir. 

Finalmente me atreví, y lo primero que me impresionó gratamente y me enganchó, fue la elegancia y la belleza de las muchachas acompañadas de sus parientes. Lo de la etiqueta lo resolví no precipitándome. Observaba y hacia lo de los demás, que aplaudían al final de la ejecución de la totalidad de la obra. Además se nos entregaba un programa con toda la información de las obras, sus partes o movimientos, y el orden en que serian interpretadas. Muy agradecido de Gerardo.

No hay comparación entre el sonido en una sala de concierto y la reproducción en radio o equipos de gran fidelidad. Esa sensación que te recorre el espinazo al escuchar la música en vivo no tiene comparación.  Entre las obras que recuerdo haber producido en mí esa sensación corporal está la marcha de los soldados romanos por la Via Appia, en Los pinos de Roma, de Ottorino Respighi, y el final de la suite de El pájaro de fuego, cuando se destruye el palacio. Eso de que la orquesta va de un sonido casi inaudible a un crescendo que llena toda la sala es un goce indescriptible. Igual sucede con La consagración de la primavera o el Bolero.

Una experiencia distinta, pero también gozosa porque era la unión de la poesía con la música, fueron los conciertos en el Ateneo de Caracas. Sentados en el piso escuchamos  a Paco Ibañez cantar A Galopar, de Rafael Alberti, Como tu pequeña piedra, de León Felipe, entre otros. Cuando tuve oportunidad de ir a México por un curso de  postgrado en la UNAM , compraba en las librerías alrededor del Zócalo, todo lo publicado de León Felipe.

Volviendo a la música sinfónica, hice un curso de postgrado en la apreciación musical, asistiendo a los ensayos de la sinfónica en el Aula Magna de la UCV. Trabajaba en el Investi mientras estudiaba de noche en la Universidad Santa María. Sacrificaba la hora del almuerzo, degustando los ensayos del concierto que se celebraría el domingo. Aprendí muchísimo. Algunas obras las conocía y otras no. Me quedó el gusto por ver los documentales y películas con los ensayos de directores. 

Importante: En los ensayos y en algunos momentos del concierto hay que mirar al director, pero en la mayoría de los casos, para evitar distracciones  (como algunos impresionantes brincos del maestro Estévez) prefería cerrar los ojos para ayudar a agudizar mis oídos. 

También recuerdo algunas decepciones. Después que Caldera allanara la UCV y perdiera el trabajo en el Investi, me desempeñé como almacenista en Viola & Cia. A veces estaba frente al mostrador para interactuar con los clientes, que eran técnicos en TV, radio y similares. Un día atendí a los hermanos González, músicos de la sinfónica que redondeaban sus ingresos reparando televisores. En la interacción técnica deje colar que uno de mis compositores favoritos era Brahms, a lo que me respondieron ¡qué aburrido! Desde ese momento comprendí que no todos los músicos lo eran por verdadera vocación, ni que todos están compenetrados con la naturaleza de las obras que tocan.

Más adelante, tuve oportunidad de conversar al respecto con el profesor Daniel Salas Jiménez, a quien conocía como maestro de ceremonia de los conciertos en el Aula Magna. Como docente en el Conservatorio de Música Simón Bolívar en el callejón Sanabria de la Urb. El Paraíso, estaba empeñado en que sus estudiantes leyeran sobre las obras que preparaban, que supieran quien fue Shakespeare, por ejemplo, de manera de pasar de ejecutantes mecánicos de sus instrumentos a ser artistas, que dan y transmiten contenido y sentido a las obras que preparaban.

Después de escuchar música en radio o en televisión y de leer sobre música y músicos, es muy importante consolidar lo alcanzado asistiendo a salas de conciertos. Es como poner en práctica toda la teoría aprendida. Hay que aprender a sacarle provecho al programa que nos entregan al llegar a la sala, y coleccionarlo, tanto como recuerdo de lo escuchado, como por la valiosa información que contiene  y a la cual hay que volver. Más que centrar la atención en los gestos del director, ponerla en los instrumentos a medida que intervienen.

El gusto por la música comenzó en la escuela

Mis primeros recuerdos de una escucha consciente de música académica son los de la escuela primaria, en el Grupo Escolar “Francisco Pimentel” en Caracas. Periódicamente nos llevaban a la biblioteca, nos sentaban frente a una mesa donde había una nota escrita a máquina de no más de 15 líneas con el nombre de la obra y del compositor y una breve descripción de lo que escucharíamos.

Leíamos en voz baja luego escuchábamos la obra seleccionada. Todavía recuerdo esa primera vez, La marcha eslava de Peter Tchaikovsky y Las Sílfides de Frédéric Chopin.

Adaptándose a los recursos audiovisuales actuales disponibles en las escuelas es un modelo a seguir. Con la salvedad de que primero sea el sonido, sin imágenes que distraigan y después opcionalmente, las imágenes del video para complementar con la identificación de los instrumentos a medida que la obra avance.


Discusión musical.

Después de las clases en el colegio visitábamos el taller del padre de Carlos Díaz, fabricante de jaulas y otros productos de alambre mediante una electrosoldadora de punto. El taller quedaba cruzando la calle sobre la Avenida Oeste 6.

Una vez Carlos y yo nos enfrascamos en una vehemente pero amigable disputa, propia de egos preadolescentes, sobre el nombre formal de una pieza. Después supe que era la Danza Macabra compuesta por Camille Saint-Saëns. Ambos la habíamos escuchado fuera del ámbito de la biblioteca pero no nos poníamos de acuerdo en el título.

Las experiencias musicales en la biblioteca de la escuela habían dado sus frutos, al lograr motivar a dos jóvenes a seguir escuchando música académica por sus propios medios. Y supongo, sin temor a equivocarme, que no fuimos los únicos. La escuela primaria dejó una profunda huella en mi vida. Tuve maestros excepcionales.


Mi primer Mahler y Prokofiev.

Otra de las amistades de la escuela fue con Clemente Britto. Me invitaba a su casa, de Sordo a Tablitas parroquia de Santa Rosalía, donde su tío tenía su clínica odontológica. Siempre me han gustado los perros y allí conocí a Killer, un amigable boxer. Su hermano mayor —el escritor Luis Britto García— escuchaba música clásica en discos de vinilo. Así fue como escuché algunas de las sinfonías de Mahler y la cantata Alexander Nevsky de Prokofiev, la cual vería en el cine como contaré más adelante.

Por navidades, Clemente y Luis me regalaron un longplay con la Novena Sinfonía de Beethoven. La carátula del disco eran ángeles de la Sixtina tocando trompeta.
A la luz de estas experiencias resulta muy importante en la consolidación de la escucha musical, que las obras sean afines a la sensibilidad y edad del escucha. En mi caso se produjo la sincronización con una música sinfónica vivificante, excitante, apropiada para un preadolescente. El descubrimiento de otras músicas vendría con la madurez emocional.