Tú eres la pregunta sin respuesta;
Podía ver tu propio ojo,
Siempre pregunta, pregunta;
Y cada respuesta es una mentira.
Así que lleva tu búsqueda a través de la naturaleza,
A través de miles de naturalezas, se aplica;
Pregúntale, vestida de eternidad; el
tiempo es la respuesta falsa.»
«The Sphynx», de Ralph Waldo Emerson
Charles Ives describió su composición como un “paisaje cósmico” en el que las cuerdas representan “el silencio de los druidas, que no saben, no ven, ni oyen nada”. La trompeta entonces lanza “la perenne pregunta de la existencia” y los vientos buscan “la respuesta invisible” pero la abandonan frustrados, de modo que al final sólo es contestada por el silencio.
Como toda obra de arte, La pregunta sin respuesta se puede leer en infinitos niveles. Ives se refiere a ella en términos filosóficos y Bernstein en musicales. En 1973, Leonard Bernstein dictó seis conferencias en la Universidad de Harvard sobre tituladas The Unanswered Question: Six Talks at Harvard, que fueron filmadas. Se transmitieron en 1976 (disponibles en YouTube), y editadas en 1981.
Los críticos Henry y Sidney Cowell (1975) dirían: “El Silencio es representado por sonidos concordantes suaves, de lento movimiento y ampliamente espaciados en las cuerdas; se mueven a lo largo de toda la obra con una placidez ininterrumpida. Después de haber avanzado lo suficiente para establecer su modo, los ruidosos instrumentos de viento cortan la textura con una melodía estridente y disonante que termina con la inflexión anterior de la Pregunta”.
Alguna vez, tal vez en una tarde solitaria, con compañía o en la tristeza de la pérdida, todos hemos tenido una pregunta que nos sobrepasa.
¿Cuál es el propósito de la existencia? ¿Estamos solos en el universo? ¿Qué es el amor? ¿Existe Dios? ¿La verdad es cognoscible? ¿Qué es el tiempo? ¿Qué nos sucede al morir? ¿Qué es la vida?
Una pregunta que encuentra como respuesta un silencio interminable. Nos aventuramos hacia el vacío y comenzamos a caer tirados por la incógnita, agitando los brazos, buscando una respuesta sólida de la cual asirnos. Cuando inevitablemente tocamos lo profundo de la obscuridad, al levantar la mirada se nos acerca un hombre vestido de saco y sombrero, con una barba blanca y una ligera sonrisa. Charles Ives, el vendedor de seguros y compositor por las noches, nos ofrece su mano y una caminata a su lado. A lo lejos resuena su obra.
Somos bienvenidos por un acorde pianísimo en la orquesta de cuerdas, invisible, pues se encuentra fuera del escenario, con un tempo marcado largo molto sempre, muy lento siempre. El acorde cambia lentamente sus notas convirtiéndose en una progresión armónica que en su consonante y etéreo gesto se convierte en una especie de velo infinito. El “silencio de los druidas que no saben ni ven ni escuchan nada” como lo describió el compositor. Vacilante, una trompeta toca cinco notas largas de trazo ambiguo, dejándonos en desconcierto y expectantes: la pregunta. Momentos después dos flautas, un oboe y un clarinete en conjunto nos dan una respuesta de notas débiles y disonantes. Inconforme, la trompeta pregunta de nuevo la misma pregunta. Los otros alientos toman su tiempo para responder, esta vez con melodías más largas. La pregunta al no encontrar una respuesta que le satisfaga pregunta una y otra vez con exactamente la misma melodía, y cada vez más impacientes los alientos responden con melodías más largas, más disonantes y más fuertes hasta que furiosamente se callan. Las cuerdas mantienen su progresión armónica hasta que la trompeta suena de nuevo, pregunta por una séptima vez, y se encuentra esta vez frente a un absoluto silencio.
“Cuando escucho esta música recuerdo la escena de Matrix, en la que Trinity, al modo socrático, introduce a Neo en la cuestión esencial del pensamiento, la eterna pregunta por el sentido de la existencia, o dicho de otro modo, ¿qué es Matrix?. También es adecuada para ilustrar aquello que Kant llamaba ilusión trascendental: la necesidad innata de hacer preguntas metafísicas aunque sepamos que las respuestas están más allá de nuestro alcance. Creo que la obra de Ives es un buen ejemplo de ese primer paso interrogante de la Filosofía».
Comentario de un oyente (noviembre 2009)
La música de esta obra se ha empleado en algunas películas: Der Rosenkönig (1986) de Werner Schroeter, La delgada línea roja (1998) de Terrence Malick. Wit (2001), serie de televisión de Mike Nichols con Emma Thompson.Valley of Love (2015) de Guillaume Nicloux