La escucha de la radio depara sorpresas, y los programas escuchados son como eslabones de una cadena de conocimientos, que como leyó Amaya Prieto en su programa Música a la carta del pasado 24 de marzo, al comentar el libro de Javier Montes, La radio puesta , el azar supera con creces la búsqueda precisa en Spotify o YouTube 1.
Y esto precisamente ocurrió con un programa no musical y no del Canal Clásico, sino con Raíz de 5 El programa más hipotenusa de la radio que dirige el matemático Santi García Cremades en Radio 5, en sus conversaciones con Álvaro Ramadán en los programas del 13 de febrero, 4 de marzo, y 1 de abril de 2024, sobre errores matemáticos en la música (la coma pitagórica), y que inmediatamente asociamos a las clases de Pololo en 2016 sobre la armonía, las tonalidades, la escritura musical y la octava.
Cremades y Ramadán hablaron sobre la obra de J.S. Bach, El clave bien temperado cuyos 48 preludios y 48 fugas abarcaron todas las tonalidades mayores y menores de la gama cromática en dos libros 2 : Libro I, BWV 846 a 861; Libro 2 , BWV 870 a 895.
Como aficionados a la música, nos corresponde entonces buscar en internet versiones audiovisuales que expliquen de manera amena y didáctica esta obra fundamental de Johann Sebastian Bach.
Notas
1. Música a la carta, 24/4/2024
Amaya Prieto dice que los oyentes de este programa son los protagonistas de un libro, La radio puesta, de Javier Montes, y dice así :
Aquí en España ponen un programa de Radio Clásica donde atienden las peticiones musicales que los oyentes dejan grabadas en un contestador. Llama gente de todas las edades, con todos los acentos, de ciudades grandes y tambien de pueblos muy pequeños y componen a su manera, tambien el mapa de un país imaginario. A veces son voces en las que se adivina una gran tristeza, a veces son luminosas y contagian su optimismo. Unos piden composiciones archisabidas y otros hacen sofisticadísimas demandas que detallan la grabación concreta, el ano y el director precisos. Se conmemoran cumpleaños y bodas de oro. Nacimientos o muertes, se dedican a personas que viven lejos o que ya murieron o se ven a diario. A veces simplemente se piden por el gusto de oírlas.
Los que llaman saben bien que bastaría una sencilla búsqueda en Spotify o YouTube para disponer a voluntad de la grabación precisa, pero eligen jugar al azar de la radio. Enviar su petición como mensaje en una botella o como uno de aquellos telegramas de León Cavara, y esperar pacientes el resultado. Escuchar a diario el programa, sentir el placer de la sorpresa, el día en que al fin se atienda. Es un ritual que puede parecer anacrónico y trabajoso, pero justo por eso cumple su función y tiene su sentido, el placer de la petición cumplida no será solo y sobre todo de la satisfacción de un deseo, sino el de constatar el efecto de una acción propia en la realidad del mundo. Mediante esa artimaña se pone en marcha una dosificación más pausada del tiempo, se crea una espera que dota de estímulo y propósito al pasar de los dias, se confirma el vínculo hasta ese momento imaginario e invisible con la comunidad de oyentes. Es una pequeña ceremonia, y las ceremonias su aparente ineficiencia en tiempos ultra eficientes. La satisfacción oblicua que proporciona sus valores y necesidades.
Las voces forman una especie de red social muy tenue, de bajísima intensidad, digamos, en las que uno se reconoce y a la que dan ganas de apuntarse y basta con quererlo y escuchar porque no hace falta postear ni siquiera llamar con una petición para pertenecer a ella. Yo nunca lo he hecho, y aunque juego con la idea, no he acabado de animarme.
2.
Como mucha de la música de Bach, ninguno de los dos volúmenes fue publicados en vida. Y también como mucha de su música, se conoce la fecha en que fueron compilados, pero no las fechas en que fueron compuestos, por lo que existen diversas especulaciones al respecto. Lo que sí es conocido es que el primer volumen (que comprende los 24 preludios y fugas del BWV 846 al BWV 869) fue terminado y compilado por Bach en 1722, aunque su primera impresión no llegará hasta mucho después de muerto Bach, en 1801. El segundo volumen (que comprende del BWV 870 al BWV 893) fue terminado y compilado en 1744, si bien también es probable, por el estilo, que muchos de los preludios y fugas de este segundo volumen estuviesen compuestos antes de compilar el primero.
Ambos comparten el mismo esquema: cada libro comprende 24 grupos constituidos por un preludio y una fuga en la misma tonalidad. Empieza por la tonalidad de do mayor, y después la de do menor, a la que le sigue do sostenido mayor y así sucesivamente, hasta haber completado toda la gama cromática de mayor a menor. Es, por tanto, una colección enorme que comprende 48 preludios y 48 fugas cuyo objetivo es, a la vez, musical, teórico y didáctico.