Gabo y la música

Nuevamente Friend’s Café nos da el tema de esta entrega.
En Leer para escribir, Antología de lecturas para practicar los procesos de la redacción, de Elsa R. Arroyo Vázquez y Julia Cristina Ortiz Lugo, Editorial Plaza Mayor, Puerto Rico, quinta edición, 1997, 440 páginas, encontramos el texto de Gabriel García Márquez que se anexa:

Bueno, hablemos de música
Gabriel García Márquez – 1982

En una de esas encuestas que proliferan a diario me han preguntado, como tantas veces, cuál es la música que me llevaría, si sólo pudiera llevarme un disco, a una isla desierta. No he dudado un instante la respuesta: las Suites para chelo solo, de Juan Sebastián Bach; y si sólo pudiera llevarme una de ellas, escogería la número uno. Conozco distintas versiones, y entre ellas, por supuesto, la de Pau Casals.

Además de su valor histórico, es una versión excelente, pero la grabación es tan antigua que es mucho lo que se pierde de su excelencia. En realidad, la versión que más me conmueve es la de Maurice Gendron, y por consiguiente sería ésta la que me llevaría a la isla desierta, junto con un libro único: una buena antología de la poesía española del Siglo de Oro.
Este tema me ofrece la oportunidad de contestar a otra pregunta que los periodistas me hacen con frecuencia sobre mis relaciones con la música. Les contesto siempre la verdad: la música me ha gustado más que la literatura, hasta el punto de que no logro escribir con música de fondo porque le presto más atención a ésta que a lo que estoy escribiendo. Sin embargo, nunca voy mucho más lejos en mis explicaciones, entre otras cosas porque tengo la impresión de que mi vocación musical es tan entrañable que forma parte de mi vida privada. Por lo mismo, cuando estoy solo con mis amigos muy íntimos no hay nada que me guste más que hablar de música. Jomi García Ascot, que es uno de estos amigos, publicó un libro excelente sobre sus experiencias de melómano empedernido, y allí incluyó una frase que me oyó decir alguna vez: ¨Lo único mejor que la música es hablar de música¨. Sigo creyendo que es verdad.

Lo raro es que cuando uno dice que le gusta la música se piensa casi siempre en la música que por pura pereza mental se ha dado en llamar música clásica. También se la llama música culta, lo que no resuelve el problema, pues pienso que la música popular también es culta, aunque de una cultura distinta. Aun la simple música comercial, que no siempre es tan mala como suelen decir los sabios de salón, tiene derecho a llamarse culta, aunque no sea el Producto, de la misma cultura de Mozart. Al fin y al cabo, los grandes maestros de todos los tiempos saben que el manantial más rico de su inspiración es la música popular. La foto más conmovedora en la vasta y hermosa iconografía de Béla Bartók es una en que aparece recogiendo una canción de labios de una campesina con una grabadora de cilindro, que nada tenía que envidiar a la primera que construyó Edison, y en la cual quedaron grabadas para la historia las preciosas líneas del Corderito de María.

Todo esto para mí es más simple: música es todo lo que suena, y el trabajo de establecer si es buena o mala es posterior. Tengo más discos que libros, pero muchos amigos, sobre todo los más intelectuales, se sorprenden de que la lista en orden alfabético no termine con Vivaldi. Su estupor es más intenso cuando descubren que lo que viene después es una colección de música del Caribe -que es, de todas, sin excepción, la que más me interesa-. Desde las canciones ya históricas de Rafael Hernández y el trío Matamoros, hasta las plenas de Puerto, Rico, los tamboritos de Panamá, los polos de la isla de Margarita, en Venezuela, o los merengues de Santo Domingo. Y, por supuesto, la que más ha tenido que ver con mi vida y con mis libros: los cantos vallenatos de la costa del Caribe de Colombia, de los cuales habría que hablar un día de estos en una nota distinta.

Jamaica y la Martinica tienen una música de grande, y fue Daniel Santos quien divulgó algunas canciones que estuvieron de moda hace muchos años sin que casi nadie supiera que eran de Curazao con letra de Papiamento. Debo decir, sin embargo, que la canción más bella que escuché jamás en esa región alucinada fue la que cantaba una niña indígena de unos nueve años en las islas San Blas de Panamá. La niña cantaba con una hermosa voz primitiva, acompañándose con una sola maraca, mientras se mecía a grandes bandazos en la misma hamaca donde dormía un niño de pocos meses. Me quedé como extasiado, flotando en la magia de la canción y lamentando con el alma no haber llevado conmigo una grabadora.

Nuestro guía local nos dijo -sin pretender ningún juego de palabras- que era una canción de cuna de los indios cunas. Fue tanta mi impresión que al día siguiente le conté mi emoción al general Omar Torrijos para que me facilitara el regreso a las islas con una grabadora, pero él me disuadió con su raro y demoledor sentido común «No vuelvas más», me dijo; «que esas cosas suceden una sola vez en la vida». No volví, por supuesto, pero la certidumbre de que nunca más volveré a escuchar aquella canción es una de las muy pocas amarguras de mi vida.

Tengo versiones inencontrables en ningún lugar del Caribe, que, sin embargo, las he encontrado donde menos podía imaginarse: en los mercados de discos latinos de la calle Catorce de Nueva York. Tengo discos de salsa, desde luego, pero con la conciencia de que no es una música nueva, sino la continuación exiliada y sofisticada para bien de la música tradicional de Cuba. Como lo dijo hace pocos días en una entrevista Dámaso Pérez Prado, el inmortal, que es uno de mis ídolos más antiguos y tenaces, como debe constar en los archivos de los periódicos en que escribí mis primeras notas. Me alegra comprobar, por otra parte, que mi pasión por la música del Caribe está bien correspondida. Hace unos años recibí en Barcelona un telegrama de alguien que solicitaba mi ayuda para escribir sus memorias y que se firmaba con el seudónimo de El Inquieto Anacobero. Un seudónimo cuyo titular es conocido de todo el Caribe: Daniel Santos, el jefe. Más tarde me llamó por teléfono desde Nueva York mi amigo Rubén Blades para decirme que quería cantar algunos de mis cuentos, y yo le contesté que encantado, inclusive por la curiosidad de saber qué clase de transposición endiablada podía quedar de semejante aventura. Lo digo sin ironía: nada me hubiera gustado en este mundo como haber podido escribir la historia hermosa y terrible de Pedro Navajas.

Por último, en el reciente aluvión telefónico que estremeció mi casa de México, una de las primeras llamadas fue la del otro gigante de la canción, Nelson Ned. Hace pocos años perdí la amistad de algunos escritores sin sentido del humor porque declaré en una entrevista -pensándolo de veras- que uno de los más grandes poetas actuales de la lengua castellana era mi amigo Armando Manzanero.

Hablar de música sin hablar de los boleros es como hablar de nada. Pero también eso es motivo para una nota distinta, y tal vez interminable. En este género, Colombia tiene un mérito que sólo Chile le disputa, y es la de haberse mantenido fiel al bolero a través de todas las modas, y con una pasión que sin duda nos enaltece.

Por eso debemos sentimos justificados con la noticia cierta de que el bolero ha vuelto, que los hijos les están pidiendo con urgencia a sus padres que les enseñen a bailarlo para no ser menos que los otros en las fiestas del sábado, y que las viejas voces de otros tiempos regresan al corazón en los homenajes más que justos que se rinden en estos días a la memoria inmemorial de Toña la Negra. Sin embargo, y sin ninguna duda, mi respuesta a la pregunta de siempre fue muy bien pensada y sincera: el disco que me llevaría a una isla desierta es la Suite número uno para chelo solo, de Juan Sebastián Bach. Terco que es uno.

Gabo y la música
Por Francisco A. Cifuentes S.


Antes de hablar de Gabo y la música y, la música en la obra de Gabriel García Márquez es preciso hacer dos reconocimientos, en medio de una pléyade de escritores latinoamericanos y colombianos, cuya narrativa está enmarcada dentro de diversos aires musicales, que tienen una perspectiva musical dentro de su novelística o que tienen referencias melodiosas culteranas o populares en sus textos.

Carpentier
En primer lugar, es necesario citar al cubano Alejo Carpentier, autor de la grandiosa odisea caribeña de El Siglo de las Luces (1962) y, que, junto a Cien Años de Soledad (1967) de Gabo, constituyen los pilares fundamentales de lo que posteriormente se denominaría el Realismo Mágico; el cual, en su lenguaje, en su trama y en su aire, marcaría toda una época y varias generaciones de escritores de América Latina y del Caribe. Pero en materia propiamente de ensayo histórico y musical, hay que partir de su magna obra La Música en Cuba (1946), que es una investigación de fuentes documentales de primera mano, incluyendo por supuesto la tradición oral y musical de la isla y el caribe. Y, en cuanto a estructura y estilo, cabe remitir a su novela corta Concierto Barroco (1974). En este marco de referencias bibliográficas afines a la música, cabe traer a colación la anécdota, cuando Gabo decía que estando en París había estudiado música bajo la orientación de Carpentier; lo que fue muy fructífero para la formación musical de nuestro Nobel.

Escritores y la música
En segundo lugar, hay que hacer justicia y un pleno reconocimiento a algunos escritores colombianos, de los últimos cincuenta años; cuyo objeto de tratamiento literario es propiamente la música o que su ambientación es eminentemente musical. Sin descartar otros trabajos, este artículo desea resaltar mi lectura placentera de los siguientes textos, que me emocionaron en diferentes períodos de mi vida como lector y melómano aficionado: Aire de Tango (1973) de Manuel Mejía Vallejo, me regresó al Medellín de Lovaina y Guayaquil. Para la salsa y el rock es ya todo un clásico Que Viva la Música (1977) del inolvidable Andrés Caicedo. Una relación cultísima entre la música clásica y la pintura, y discusiones filosóficas, teológicas y religiosas en torno a los ángeles de Sopó, está consignada en Metatrón (1997) de Philip Potdevin. Continuando con la salsa hay que leer Bomba Camará (1979) de Humberto Valverde. Y en la misma línea de aires caribeños y su influencia en Colombia, está El Tumbao de Beethoven (2012) de Fabio Martínez. Para el romanticismo y el erotismo del bolero, es preciso regresar a la colección de cuentos de Carmen Cecilia Suárez, libro titulado Un Vestido Rojo Para Bailar Boleros (1996).
Volviendo al clasicismo, no puede faltar el mejor novelista de la actualidad en Colombia Juan Pablo Montoya y su novela Escuela de Música (2019), que también tiene La Sinfónica y otros cuentos musicales (2013). Y, por último, en este apretado resumen de mis querencias literario-musicales, no podía faltar el joven culto y polifónico, escritor y hombre de radio Juan Carlos Garay, con su trabajo bellamente titulado La Nostalgia del Melómano (2019).

Gabo y el vallenato
Consignando brevemente lo anterior, hay que decir de entrada, que lo de Gabo es muy diferente, pero también, a su manera, hace relación a la literatura y la música en varios géneros; desde lo más popular hasta lo más clásico. Veamos.
La Vallenotología, en términos muy sencillos y sintéticos, sería el estudio y el conocimiento acerca de los géneros y estilos de la música popular colombiana conocida como Vallenato, o la música nativa del Valle de Upar y otras áreas de la región caribe colombiana. Incluyendo músicos, autores, compositores, grupos y orquestas, discografía y eventos, ya tradicionales. En esta temática, ya hay investigadores, especialistas, artistas, literatos, columnistas y periodistas, que hacen gala de conocimiento profundo al respecto. Gabriel García Márquez, el popular y cariñosamente conocido como Gabo (1927-2014) es un fiel representante de esta tradición.
En su obra cumbre Cien Años de Soledad (1967) se menciona precisamente el tema La Diosa Coronada de su amigo Leandro Díaz, uno de los juglares más importantes del género. Y el mismo autor dijo en más de una entrevista que la novela era un vallenato de 450 páginas; pues él siempre se refería al vallenato como prosa cantada y a la novela como música en larga prosa. En este magno trabajo aparece el origen mítico del vallenato y especialmente encarnado en la figura del primer juglar llamado Francisco El Hombre, quien derrota al Diablo en un histórico y folclórico duelo de acordeones y piquería. Este es reconocido, a la manera medieval, como un personaje que va de provincia en provincia, por toda la región dando noticias y razones por medio del canto y la música, y por eso es el
prohombre de la zaga de los pueblos vallenatos, mucho antes de llegar a Macondo.
Nuestro Nobel dijo que sus vallenatos preferidos eran La Gota Fría de Emiliano Zuleta, La Diosa Coronada de Leandro Díaz y la Elegía a Jaime Molina de Rafael Escalona. Y tenía preferencia por lo que él denominaba La Escuela Sabanera, por auténtica y ortodoxa. En sus famosos Textos Costeños, concretamente en artículos periodísticos publicados entre 1948 y 1951, se refirió a la música vallenata, a discos, autores y apreciaciones distintas. Más adelante, incluso habló del vallenato urbano, reconociendo la evolución orquestal y temática, de este género más que centenario.
Cuando nuestro clásico regresó a su natal Aracataca y a Valledupar en 1963, después de una larga ausencia, se celebró con sus amigos más queridos una tremenda tenida, lo que pasó a la historia folclórica como La Parranda del Siglo. La Versión Número 33 del Festival Vallenato en el año 2000, se realizó en homenaje al hijo ilustre de Aracataca; que se llevó a cabo en el tablado Francisco El Hombre de la Plaza Alfonso López de la ciudad de Valledupar, capital del Departamento del Cesar. Y cuando se murió el Nobel en la ciudad de México, aquí en Bogotá se hizo una ceremonia en la Catedral Primada, con una combinación ideal para el escritor que fue todo un melómano: La Misa de Réquiem en re menor de Mozart y La Casa en el Aire de su gran amigo Rafael Escalona.

Influencia de Béla Bartók
La novela El Otoño del Patriarca (1975), de reconocida novedad experimental en su estilo, puntuación y escritura, aunque con un tema político y tropical, muy dentro del llamado realismo mágico; fue considerada por él mismo, como un escrito bajo la influencia de la estructura musical del Concierto para piano Nro. 3 de su admirado compositor húngaro Béla Bartók. Y otros estudiosos así lo han denotado. Así como la música vallenata se nutre de las historias populares y familiares, Bartok ha admitido, producto de su investigación directa, que su música proviene de la música popular húngara; lo que consigno en su libro.

Escritos Sobre Música Popular (1979)
Me atrevo a consignar aquí la anécdota personal, que leí esta obra porque tanto Gabo como Cortázar me llevaron a conocer los famosos Cuartetos del húngaro. Y he ahí mi gusto por el nacionalismo en música clásica, hasta llegar a las Bachatas Brasileras de Héitor Villalobos; por supuesto donde combina a Bach con el aire nacional del Brasil.

Hay amores
Del Amor en los tiempos del Cólera (1985), quiero destacar que para su versión cinematográfica se hizo el magnífico bolero Hay Amores de Shakira y Antonio Pinto;
por supuesto que pasó el filtro del exigente García Márquez, y no solo porque la cantante fuera barranquillera y bella, sino por la ternura y la calidad de la voz. La historia de amor de esta novela, esta sucintamente consignada en esta bella pieza musical. A propósito, para mis modestas condiciones de melómano, en lo tocante al bolero, me atrevo a decir que los mejores boleros colombianos en voces femeninas son Te Busco de Matilde Diaz con la orquesta de Lucho Bermúdez o con la del mejicano Rafael de Paz, Verde Luna de la profesora antioqueña Ligia Mayo y por supuesto el de Shakira.

El tango
La pequeña novela y muy popular, tal vez por su título, Memoria de mis Putas Tristes (2004), se sabe que estuvo inspirada en La Casa de las Bellas Durmientes (1978) del escritor japonés Yasunari Kawabata; ambas con temas como el erotismo y la vejez. Aquí deseo destacar que el personaje central solía escuchar a Carlos Gardel, el mito del tango argentino; a Agustín Lara, el mito del bolero mejicano y a Claude Debussy, conocido representante del impresionismo francés; entre muchos otros gustos musicales de Gabo, que aparecen a través del oído del viejo de la novela en mención.

El bolero
Continuando con el bolero, hay que decir que el Nobel siempre, desde su juventud, fue amante de este género musical. también eminentemente latinoamericano y para los gustos del escritor, sobre todo antillano y mejicano. Muchas veces reconoció que el bigote que lucía en las fotografías donde aparece además con un cigarrillo en sus labios (“el pucho de la vida, apretado entre los labios”), era por su admiración al cantante Bienvenido Granda; justamente el llamado “El Bigote que Canta”, y parodiando esto, Gabo fue “El bigote que cuenta”. Además, en alguna entrevista confesó que recién llegado a París, tarareo y guitarreó boleros en las estaciones del metro, “cuando era feliz e indocumentado”.

Fue muy amigo del compositor, cantante y pianista mejicano, el gran Armando Manzanero. Al respecto contó en alguna oportunidad que entre ambos intentaron hacer boleros y no resultó positiva la odisea musical; aunque sabemos que García Márquez escribió bellos poemas románticos en hermosa caligrafía; pero esto no le bastó para ser un letrista de boleros; ese género tan delicado y conciso, que además es el “corruptor de mayores” como lo expresara el novelista mejicano Carlos Fuentes. Cuando acaeció la muerte de Manzanero, Gabo declaró a los medios que había fallecido “uno de los mejores poetas de América Latina”; frente a lo cual alborotó el avispero de los escritores y bardos latinos y españoles; lo que nos parece una sin razón; pues creemos humildemente que el bolero es también una bella y popular herencia de la poesía modernista que América le tributó a la lengua y a la música iberoamericana. El mismo intento como letrista de boleros lo hizo con su venerado amigo el cantante cubano Pablito Milanés como cariñosamente lo llamaba, artista insigne no solo de la Nueva Trova Cubana, sino del bolero; como lo atestigua su hermosa colección denominada Filin. Para el trabajo colectivo titulado Mi Querido Pablo, García Márquez hizo una linda y sintética introducción, en la cual valora demasiado la música de Pablito.

La guaracha
Mi querido San Daniel le hizo un tributo inmejorable, con la guaracha titulada El Hijo del Telegrafista, en la cual nos pasea por la mayoría de las obras del novelista costeño. Recordemos que él modestamente solo se hacía llamar uno de los tantos hijos del telegrafista de Aracataca. Alguna vez el insigne bolerista y guarachero Daniel Santos, le dejó un mensaje por teléfono al Nobel, diciéndole que quería que le colaborara en la escritura de sus memorias como cantante, y se despidió diciendo: “atentamente El Inquieto Anacobero”. Nunca se pudo realizar tal cometido.

Rubén Blades y Pedro Navajas
El libro Ojos de Perro Azul (1972) que constituye una colección de cuentos publicados en el periódico El Espectador, escritos entre 1947 y 1955, fue homenajeado con el mismo nombre en el trabajo de salsa del gran musico y cantante panameño Rubén Blades. Igualmente, este se inspiró en Monólogo de Isabel Viendo Llover en Macondo, para la pieza titulada Isabel, contenida en el disco Agua de Luna. Hace poco contó Blades que acerca de la relación entre salsa, cultura y literatura tertuliaban Gabo, los escritores mejicanos Carlos Fuentes y Carlos Monsiváis y por supuesto el salsero. Nuestro Nobel le decía al cantante de
Siembra: “Tú lo que eres es un cronista cantante, un cantador de historias, un periodista sonoro”. Por algo el canta-autor español Joaquín Sabina, confesó que Gabo “cambiaría Cien Años de Soledad por Pedro Navajas”, y también expresó en otra oportunidad, que él hubiera querido escribir la letra de esa crónica urbana.

Los Hispanos
Muchos otros cantantes, compositores y orquestas se han inspirado en la obra variada y profusa de nuestro novelista insigne. Una pequeña muestra es la siguiente: Me voy pa´ Macondo y Los Cien Años de Macando de Los Hispanos y Rodolfo Aicardi, un famoso chucuchuco que puso a bailar a toda Colombia, hubiese o no leído a Cien Años de Soledad. El disco Macondo de la orquesta venezolana Billo´s Caracas Boys. Soledad de Toto La Momposina, que la interpretó en la ceremonia de entrega del Nbel en Estocolmo (1982), donde además se sorprendió al mundo de la literatura y la cultura con toda una embajada de músicos y danzarines populares de lo mejor del folclor del caribe colombiano; ya que Gabo se ha reconocido ante el mundo como un intelectual que ha llevado por el orbe toda su identidad caribe; como otrora los autores mediterráneos de la Grecia Clásica de Homero. Canción para una Muerte Anunciada del famoso vallenatero Lizandro Mesa, parodiando al texto Crónica de una Muerte Anunciada (1981). Macondo Expres de la banda italiana Moderna City Rambles. El Corazón de Macondo del tenor colombiano Mateo Blanco.

Como persona que vivió y amó toda la cultura mejicana, estuvo muy influenciado por el bolero mejicano y la ranchera, hasta el punto de contar Joaquín Sabina, que cuando el novelista iba a España, las dos parejas solían tomarse sus tragos escuchando rancheras en el apartamento del cantautor. Para terminar con todo lo popular valga este artículo también como un homenaje al último gran juglar vallenato Adolfo Pacheco, el conocido autor de El Mochuelo, gran amigo de Gabo, que recientemente murió.

Admiro mucho que el gran periodista y prosista colombiano se haya cultivado inmensamente en toda la música clásica y no solo en los aires populares de Colombia y todo el Caribe, siendo una persona que nació sin discoteca y sin biblioteca, sino en una provincia caliente y polvorienta alejada de la capital de nuestro territorio. Con los años, así como leyó toda la novela universal, tenía un gusto especial por las enciclopedias y los diccionarios, así como escuchó toda la música clásica, convirtiéndose en un gran melómano y coleccionista. Sus fieles compañeros en esta última odisea sonora fueron sus entrañables amigos bogotanos, el poeta y novelista Álvaro Mutis; con quien nunca compartió su gusto por el vallenato y el bolero; pero si al máximo por sinfonías, cuartetos, sonatas y cantatas. La tripleta sonora la completaba Álvaro Castaño Castillo, nada menos que el fundador y director de la emisora HJCK “El mundo en Bogotá” o “una emisora para la inmensa minoría”; apelativos y slogan sonoros, que de por sí distinguen lo mejor del repertorio universal; el cual disfrutaban estos tres intelectuales.

Las tres B

Aún recuerdo cuando el escritor de la Hojarasca le dedicó todo un artículo en El Espectador (1980) al famoso pianista Paul Baduka Skoda. Y la también famosa y exclusiva declaración del escritor de La Mala Hora: “A mí lo que más me gusta son las tres B”; para referirse que se deleitaba en su orden con Beethoven, Bach, Brahms, Bartók y The Beatles; estos últimos que se los enseñaron a escuchar sus hijos. Muchos años después de dar a luz El coronel no Tiene Quien le Escriba diría que para calmar el miedo en sus largos viajes a Europa y otras partes del mundo, se acostumbró a escuchar las Nueve Sinfonías del genio alemán. Pero debo también confesar, que, aunque toda la vida me ha gustado Juan Sebastián Bach, el de las cantatas, oratorios, misas, contrapuntos, sinfonías y conciertos; fue Gracias a Gabo que me fui internando y entrenando en la audición de las Seis Suites para Chelo Solo, que son íntimas y profundas, y que las prefiero en la versión del chelista nipón Yo-Yo Ma. El autor de El Ahogado Más Famoso del Mundo, en sus cómicos y atrevimientos musicales, quería componer un Concierto para Triángulo y Orquesta, con el fin de reivindicar el modesto instrumento; ya que abundaban para violín, chelo, piano e incluso para contrabajo.

Son muchos los filósofos que le dan una primacía a la música por encima de la escritura. Valga apenas citar a Nietzsche, Wittgenstein, Teodoro Adorno y Ciorán, en medio de una constelación de pensadores y melómanos; colocando como la expresión sublime del logos y del ser a la música. Al respecto el Nobel, que no era ensayista, afirmaba que la música estaba por encima de los libros. Pero coloquialmente el novelista, cuentista y periodista, nuestro querido Gabo, parodiaba al escritor francés Albert Camus, cuando este expresaba palabras más palabras menos, cuando se inquiría ¿Qué es lo mejor en la vida? Y se respondía: Escuchar música. Y volvía a preguntarse: Pero ¿qué es lo mejor después de escuchar música?, para a continuación decir: Seguir hablando de música con los amigos.
En el centrogabo.org se consigue más material sobre la relación del escritor con la música, por ejemplo: la música en 14 reflexiones de Gabriel García Márquez; Gabriel García Márquez, el bolerista; el bolero en 7 frases de García Márquez, y la siguiente: Los libros de Ana Magdalena Bach, la protagonista de la última novela de García Márquez.

Redacción Centro Gabo 26 de Abril de 2024
En la trama de En agosto nos vemos, la novela póstuma de Gabriel García Márquez, la protagonista es una mujer. Su nombre es Ana Magdalena Bach, tiene cuarenta y seis años, y cada 16 de agosto viaja a una isla del Caribe para visitar la tumba de su madre. La historia se sitúa en los albores del siglo XXI y cuenta con un cúmulo de referencias que develan algunas obsesiones de su autor.
La música es quizá la más evidente de estas obsesiones. De hecho, en cada uno de los seis capítulos que componen el libro hay menciones explícitas a compositores, cantantes y piezas musicales que fascinaban a García Márquez y que a su vez son decisivas para el desarrollo de la narración (tal vez te puede interesar nuestro artículo “Así suena En agosto nos vemos”); sin mencionar que Ana Magdalena Bach posee el mismo nombre de la segunda esposa de Johann Sebastián Bach y que su padre, su esposo y su hijo son músicos de profesión.
Los títulos de obras literarias también tienen un papel especial en la novela. Aparecen de forma explícita en las manos de Ana Magdalena, casi siempre cuando se embarca en el transbordador rumbo a la isla donde reposan los restos de su madre. “Ella fue siempre una buena lectora. Le había faltado poco para terminar la carrera de Artes y Letras, y leyó con rigor lo que tenía que leer, y siguió leyendo lo que más le gustaba: novelas de amor de autores conocidos, y mejor cuanto más largas y desdichadas”, nos cuenta el narrador.

La lista de libros leídos por la protagonista de En agosto nos vemos está compuesta por clásicos de diversas épocas y best sellers, y coincide con obras que García Márquez elogió públicamente en entrevistas y notas de prensa. En el Centro Gabo hemos identificado estos textos:
Drácula. Bram Stoker
El lazarillo de Tormes. Anónimo
El viejo y el mar. Ernest Hemingway
El extranjero. Albert Camus
Antología de la literatura fantástica. J.L. Borges, A. Bioy Casares y Silvia Ocampo.
El día de los trífidos. John Wyndham
Crónicas marcianas. Ray Bradbury
El misterio del miedo. Graham Greene
Diario de la peste. Daniel Defoe

Fuentes literarias de Verdi

Fotografía de Hans Hansen

Como complemento a los exitosos talleres Descubre la Ópera: para amarla y no morir en el intento, dictado por el profesor Einar Goyo Ponte para Silla Reservada, consideramos importante contribuir con la reseña de una serie de 11 programas en las que Arturo Reverter en la programación de verano de Ars Canendi del Canal Clásico de Radio Nacional de España estudia con detalle las fuentes literarias a las que recurrió Verdi a la hora de construir sus 28 óperas (incluyendo reformas y nuevas versiones), analizando los procesos creativos y sus consecuencias musicales. Queda abierta la invitación.
Nos queda la incógnita de conocer como hubiera sido la versión de Verdi de El rey Lear.

16/7 Presupuestos generales. Guía de lecturas
Presupuestos generales. Guía de lecturas. Primeros frutos: Un giorno di regno. Felice Romani. Alexandre Pineux-Duval. Escuchamos el final de esta segunda ópera verdiana en la versión dirigida por Lamberto Gardelli. Entramos en el estudio de Nabucco, sus circunstancias, su creación y su música. Noticia de los autores de la narración original y de su libretista, Temístocles Solera. Aniceto Bourgeois, F. Cornue. María Callas canta el recitativo y aria de Abigaille. De I Lombardi ofrecemos el aria La mía Letizia infondere por Franco Corelli. Tommaso Grossi.
Segunda versión de I Lombardi: Jerusalem. Royer y Vaëz. C. Bassi. Final de la ópera.

23/7 I due Foscari
Hablamos hoy de I due Foscari y escuchamos el aria del barítono, Questa dunque è l’iniqua mercede, cantada por Gian Giacomo Guelfi; de Alzira, de su fuente literaria (Voltaire), ilustrada por el conjunto Un inca capitaneado por Plácido Domingo. Después, Nicolai Ghiaurov nos levanta del asiento en el aria y cabaletta de Attila basada en Attilla König der Hunen de Zacharias Werner, de quien damos noticia. Hablamos de Lord Byron y de la ópera Il Corsaro, de la que escuchamos el final en las voces de Carreras, Caballé y Norman. Cerramos con La battaglia di Legnano en la voz de Leyla Gencer. Y comentamos aspectos de la fuente original, La bataille de Toulouse de Joseph Méry, futuro libretista de Don Carlo.

30/7 Stiffelio
Abrimos con la obertura y el final de Stiffelio y damos datos acerca de los autores de la obra literaria original escrita por Émile Souvestre y Eugène Bourgeois, L’Évangeli et Le Foyer. Nicola Luisotti nos ofrece la obertura y dirige el concertante final. Es el turno de Les Vépres Siciliennes, que recrea el texto original de Eugène Scribe y el libreto de él mismo y de Charles Duveyrier. Seguimos la obertura dirigida por Erich Kleiber y el dúo de Monfort y Arrigo (padre e hijo) en las voces de Gian Giacomo Guelfi y Mario Filippeschi. De la misma ópera el bajo Gottlob Frick ofrece una curiosa interpretación en alemán del aria O tu, Palermo (O mein Palermo). Cerramos la presencia de esta ópera parisina con la interpretación de Maria Callas del bolero Mercè, dilette, amiche.

6/8 Un ballo in maschera
Centramos nuestro estudio de hoy en la ópera Un ballo in maschera y escuchamos, tras la obertura a las órdenes de Solti, un fragmento de Il Regente de Mercadante, basada en la misma obra de Scribe. De este damos algunos apuntes biográficos. También hablamos de Bonaventura Somma, autor del libreto verdiano. Pasamos al título del de Busseto y seguimos la interpretación de Bastianini del aria Eri tu.
A continuación, escuchamos el trío entre Riccardo, Amelia y Ulrica y el final del afrancesado acto I. Es el turno de Jussi Björling y Zinka Milanov, que cantan el amoroso dúo Amelia-Riccardo en un registro del Met de 1940. Es Beniamino Gigli el protagonista de la versión de 1943 dirigida por Serafin del final de la ópera.

13/8 Ernani y Rigoletto
Centramos el discurso en Ernani y Rigoletto, dos óperas basadas en obras de Victor Hugo, y abrimos con el comienzo del Preludio de aquella. Estudiamos las figuras del literato francés y del prolífico libretista Francesco Piave. Enseguida escuchamos a Fernando de Lucia en el aria de salida de Ernani y lo cotejamos con Franco Corelli. Giuseppe Taddei da una lección en el aria Oh, de Verd’anni miei.
Cerramos Ernani con el grandioso concertante O sommo Carlo. Es el turno de Rigoletto, ópera analizada en profundidad en el programa Ars canendi. Chailly nos ofrece el Preludio y la aparición de Monterone, con Natali de Carolis y Leo Nucci. ¡El noble reaparece más adelante y da ocasión al jorobado a cantar la famosa Vendetta!. Cerramos con el maravilloso dúo final entre Rigoletto y su hija con las voces de Nucci y de June Anderson.

20/8 La Traviata
Dedicamos el programa a las vicisitudes del estreno de La traviata y hablamos largo y tendido de Alejandro Dumas hijo y su Dama de las camelias, así como de las características musicales de la ópera y su contenido dramático; con especial dedicación al personaje de la heroína. Escuchamos parte del Preludio y el comienzo del primer acto en la versión de Riccardo Muti y las huestes de La Scala y las voces de Tiziana Fabbricini y Roberto Alagna. Luego el primer dúo Violetta-Alfredo con Tito Schipa y Amelita Galli-Curci. ¡Después Ah fors’e lui por Renata Tebaldi y Sempre libera! por Renata Scotto. ¡Y el Amami, Alfredo! por Maria Callas. Seguimos con un fragmento del dúo con Germont con Callas y Bastianini, el Preludio del tercer acto, con Mehta y el Maggio Muisicale y la lectura de la carta del padre de Alfredo y Addio del passatto en la voz de la gran Magda Olivero.

27/8 El trovador y Simon Boccanegra
Nos metemos de hoz y coz en El trovador y Simon Boccanegra y hablamos de las obras originales de García Gutiérrez sobre las que se basan los libretos de Il trovatore y Simon Boccanegra a los que puso música y dio lustre Verdi.
Escuchamos el Preludio de la primera ópera y el terceto entre Leonora, Manrico y el Conde de Luna. Cantan en Salzburgo (1962) a las órdenes de Karajan Leontyne Price, Franco Corelli y Ettore Bastianini. Seguimos con el Misere en la versión de Mehta, con la misma soprano y Plácido Domingo (1970). Pasamos a Simon Boccanegra y escuchamos el final del Prólogo y la monumental escena del Consejo con Cappuccilli, Freni, Carreras, Ghiaurov y Van Dam y las huestes de La Scala al mando de Abbado. Pasamos al Duque de Rivas y su Don Álvaro o la fuerza del sino, adaptada por Verdi con el título de La forza del destino. Escuchamos para finalizar el programa el dúo Solenne in quest’ora entre Álvaro y Carlo por Franco Corelli y Anselmo Colzani.

3/9 Verdi y el Duque de Rivas
Seguimos con las relaciones entre Verdi y el Duque de Rivas y comentamos la visita del compositor a Madrid en 1863 para estrenar en el Real La forza del destino y relatamos la famosa anécdota de su desplante a Barbieri y la posterior venganza de éste. Escuchamos la gran aria de Leonora en la voz de Eileen Farrell, soprano lírico-spinto de altura. Y aterrizamos en la obra literaria de Schiller, base de cuatro óperas.
De Giovanna d’Arco radiamos el concertante final con Tebaldi, Bergonzi y Panerai. De I masnadieri seguimos la interpretación de una de sus mejores arias por Bergonzi. Y de Luisa Miller ponemos la dramática obertura dirigida por Mario Rossi. Abrimos el inicio de la ópera y, para cerrar, asistimos a una impresionante interpretación del aria de Rodolfo por Aureliano Pertile.

10/9 Don Carlo
El programa está dedicado en su totalidad a Don Carlo, cuarta ópera verdiana sobre sujeto literario de Schiller. Iniciamos la andadura con el tema de las trompas que será la base de varios fragmentos de la obra. Enseguida el dúo de Fontainebleau del original primer acto por Karita Mattila y Roberto Alagna bajo la batuta de Pappano. Seguimos con el segundo dúo de los dos personajes con Renata Tebaldi y Carlo Bergonzi, con Solti en el foso, y abrimos el telón de nuevo para asistir al espectacular Auto de fe, asimismo al cuidado de Solti. Luego Cesare Siepi nos ofrece su versión de la gran aria de Filippo acompañado por Karajan (Salzburgo, 1958). Un breve fragmento del dúo con el Gran Inquisidor con Ghiaurov y Talvela nos lleva al final de la ópera, con la parte postrera del último dúo Elisabetta-Carlo y la fantasmal aparición de Carlos V. Solti como maestros deceremonias.

17/09 Aida
Hablamos en primer lugar de Aida y de su trabajosa elaboración. Tras la escucha del Preludio en la exquisita interpretación de Muti, pasamos al final del glorioso gran concertato del acto II, en el que, bajo la dirección del mismo maestro, cantan Caballé, Domingo, Cossotto, Cappucilli, Ghiaurov y Roni. Total, nada. Cerramos con la escena final de a ópera en la añeja y al tiempo maravillosa interpretación de Rosa Ponselle y Giovanni Martinelli (1926). Y nos metemos a continuación, por fin, en terreno shakespeareano con Macbeth, ópera de juventud y casi una obra maestra. Escuchamos su comienzo, con la presencia de las brujas, descritas de forma un tanto infantil pero eficaz. Dirige Wolfgang Sawallisch en Salzburgo. Luego asistimos a un buen fragmento de la Escena de las apariciones del tercer acto en la versión dirigida por Victor de Sabata en La Scala (1952). Canta Enzo Mascherini al que se une Maria Callas en el cierre.

24/9 Otello y Falstaff
Cerramos esta serie de programas, en la se han apuntado de manera un tanto apresurada los rasgos esenciales y las bases literarias de las óperas de Verdi, con un somero examen de las dos últimas obras líricas del compositor: Otello y Falstaff.
Escuchamos, tras los pertinentes comentarios literarios, el comienzo de la primera en la impetuosa interpretación de Riccardo Muti al frente del Coro y la Sinfónica de Chicago. Sin solución de continuidad Otello, en este caso Aleksandrs Antonenko, ¡entona el bravo Esultate! Lo repetimos en la voz de Mario del Monaco. Cerramos el espacio dedicado a esta ópera con el Concertato del tercer acto, que culmina con el ataque de epilepsia del Moro. Y abrimos la ventana de Falstaff dando paso el concertante que culmina su primer acto en la versión de Karajan. Luego los compases postreros del segundo, con el lanzamiento de la cesta donde se encuentra el gordinflón al Támesis en la interpretación dirigida por Abbado.

Enseguida la aparición de la Reina de las hadas cantada muy bien por Dorothea Roschmann y, como remate lógico, la fuga que pone broche de oro a la ópera en la histórica interpretación de Toscanini. Cerramos el espacio dedicado a esta ópera con el Concertato del tercer acto, que culmina con el ataque de epilepsia del Moro.
Y abrimos la ventana de Falstaff dando paso el concertante que culmina su primer acto en la versión de Karajan. Luego los compases postreros del segundo, con el lanzamiento de la cesta donde se encuentra el gordinflón al Támesis en la interpretación dirigida por Abbado. Enseguida la aparición de la Reina de las hadas cantada muy bien por Dorothea Roschmann y, como remate lógico, la fuga que pone broche de oro a la ópera en la histórica interpretación de Toscanini.

Panorama cultural venezolano, pasado y presente

Justificación

Rodolfo Izaguirre

Reanudamos nuestra colaboración con este Blog reproduciendo el artículo de Rodolfo Izaguirre  publicado por el diario El Nacional  el 17 de abril de 2022. Es una estupenda síntesis del panorama cultural venezolano pasado y actual, que seguramente  compartirán muchos de los participantes de los cursos de Silla Reservada. 

Para celebrar a AICA

Yo fui amigo de Juan Liscano y él me dijo una vez que la burguesía venezolana no lee. Conoce quienes fueron Haydn y Beethoven, pero no logra reconocer ninguna de las sonatas de Mozart, aunque sabe que compuso Cosi fan tutte y Don Giovanni. Conoce personalmente a los pintores venezolanos y extranjeros y seguramente les ha comprado algún cuadro pero solo tiene eso: un barniz cultural. Yo no soy tan culto, pero sé reconocer una sonata de Mozart y me deleita la voz de Kiri Te Kanawa. Lo que tengo es edad para haber navegado junto al caudaloso río de la cultura y haber tenido la suerte de escuchar que detrás de la montaña de Sainte-Victoire que Cézanne pintó muchas veces o de sus jugadores de cartas acechaba el cubismo; escuché a René Magritte decir que una pipa pintada por él no es una pipa y a Picasso confesar que a los 12 años sabía dibujar como Rafael, pero necesitó toda una vida para aprender a pintar como un niño y conocí a los Disidentes y nos negamos Perán Erminy y yo, en París, a integrar una abominable y estúpida comisión que iría donde Fernand Léger a decirle que no enviara el mural que vive en el patio techado del Aula Magna ni el vitral que ilumina la Biblioteca de la ciudad universitaria de Caracas porque era comprometerse con un dictador llamado Pérez Jiménez. Un disparate de aquellos jóvenes venezolanos que jugaban a ser revolucionarios mientras manejaban torpemente una célula comunista.

He logrado desterrar las ideologías que estuvieron obstaculizando o maltratando la fluidez de mi propio pensamiento y es por eso que camino, a mis 90 años, dispuesto a vencer la distancia que me separa, en apariencia, de nuevos horizontes y derrotar los despropósitos políticos que me abruman.

Es la suerte que he tenido: haber vivido mis primeros 40 años para ver nacer a asociaciones como la Asociación Internacional de Críticos de Arte que está celebrando sus primeros 50. Lo que quiero decir es que he seguido de cerca los caminos que ha tomado la cultura en un país petrolero que tiende a negar la belleza y la sensibilidad.

Mi hermano José Luis, amigo de Armando Reverón, me llevó siendo yo un niño a conocerlo en el castillete que construyó cerca de Las Quince Letras en Macuto. Reverón estaba disfrazado de torero y la impresión que tuve fue que se estaba burlando de nosotros y nosotros siempre creímos que nos burlábamos de él. ¡Así conocí a ese venezolano irrepetible ¡También vi a Alejandro Otero y a Benjamín Mendoza ejercer ilegalmente la arquitectura y la ingeniería civil porque los dos sin ser arquitectos ni constructores levantaron sus casas en San Antonio de los Altos!

La maravilla de lo que estoy diciendo se hizo posible porque yo tenía apenas 4 años cuando murió en Maracay, y aun sigue vivo, el general Juan Vicente Gómez y conmigo empezó a asomarse en 1935 el siglo XX venezolano porque con la muerte del tirano comenzó a nacer el país que creemos ser, el país que trata, gracias a AICA y a gente amiga, ustedes, críticos, artistas y escritores, de no ser un país primitivo.

Estuve en el Nuevo Circo viendo el tamunangue y todas las manifestaciones folklóricas en homenaje a Rómulo Gallegos, el primer civil novelista y cineasta en ser elegido presidente de la República en elecciones universales, libres y secretas. Yo tenía 13 años y gracias a Juan Liscano vi por primera vez aquella danzas y descubrí que existía un país cultural y el cine contribuyó a que descubriera que también existía una geografía, es decir, un país geográfico porque Bolívar Films para mantener la salud financiera de la empresa filmaba la obra de gobierno de los presidentes de estado que era como se llamaban entonces a los gobernadores y luego esas películas se proyectaban en todas las salas de cine y por primera vez el hombre de Maturín o de Anzoátegui veía cómo era el hombre y las calles de San Cristóbal y el hombre de Ciudad Bolívar, de San Juan de los Morros o de Petare veía también por primera vez cómo era el hombre y el lago de Maracaibo. No se conocían porque no había carreteras, solo la Trasandina que se diseñó en tiempos de Gómez. Las cámaras cinematográficas eran enormes y pesadas y no podían viajar por tierra porque el polvo del camino las dañaba. Tenían que viajar por avión. ¿Avión? Sí, porque Eleazar López Contreras compró la Línea Aérea Francesa y creó Aeropostal.

Hoy nadie sabe qué es o dónde queda Taborda, pero en los años treinta y cuarenta del siglo pasado era muy nombrada porque en Taborda, cerca de Puerto Cabello, terminaba la carretera de macadam, no de asfalto, sino de cemento que venía desde Caracas y comenzaba allí, en Taborda, la carretera de tierra y los viajeros que venían del interior al llegar a Taborda escuchaban que los cauchos del automóvil o del autobús en lugar de sonar ásperos, susurraban. Entonces se quitaban el pañuelo de la cara que los protegían del polvo del camino y gritaban: ¡Llegamos a Caracas! ¡Y faltaban cinco o seis horas para llegar a Caracas!

¡Llegaban a la civilización! Tres días para llegar a Mérida y cuatro para llegar a San Cristóbal. Cipriano Castro y Juan Vicente Gómez tardaron una semana en llegar a Caracas desde el Táchira.

Taborda fue en cierta medida el lugar donde William Blake debió situar en 1793 el matrimonio del cielo y del infierno porque llegar a Taborda desde el interior era llegar al cielo, pero dejar Taborda y entrar a la Trasandina era conocer el infierno de la carretera de tierra.

De manera que vi nacer los museos, vi florecer las galerías de arte; presenciar cómo en el mundo y en la propia Venezuela el arte explotó y se avivó un pluralismo que se hizo un todo de tendencias, formas, técnicas cada vez más personales y comenzaron a convivir la pintura, el dibujo, las instalaciones, la arquitectura, los conceptos, la fotografía, las artes gráficas como  si se desvanecieran las antiguas fronteras, como si no existieran límites y aparecieron en el paisaje de las artes plásticas nuevos imaginarios, infinidad de nombres que por espacio o deferencia no puedo mencionar porque el apellido de todos esos artistas, de ustedes, al igual que el apellido de Lucifer, es Legión. Ellos fueron afirmándose en obras de importancia que comenzamos a reconocer en los museos y en galerías como la Durbán, por ejemplo, que Bélgica Rodríguez consagró en un hermoso libro que vivirá para siempre. Fue entonces cuando escuché decir que el arte era un ¡Sálvese quien pueda! Porque el arte, quiero decir, ustedes, decidieron y aceptaron no ser convencionales; el arte se hizo acción, perfomance, no le dio vergüenza ser conceptual o experimental, abstracto o figurativo.

Soy poco versado en estos asuntos, pero descubrí, no me lo dijo nadie, lo descubrí yo mismo, que el arte es una gran mentira, pero esa portentosa mentira es mi propia verdad y esta verdad es la única arma que poseo, es el poder que me defiende del desamor y de la injusticia, de la autocracia y del despotismo.

Puedo afirmar que soy un ser privilegiado. ¡Un venezolano de privilegio! Durante largos años dirigí, para bien o para mal, la Cinemateca Nacional y navegué y sigo navegando en el cine; durante cincuenta años me encendí de amor por Belén Lobo, la bailarina que vio nacer en Venezuela el ballet y la danza moderna porque también el ballet nació con ella y me atrapó el conocimiento del port de bras y la perfección de la promenade e hice míos los nombres de Marius Petipa, Serguei Diaguilev, Martha Graham, Merce Cunningham y con ellos los nombres de la orquesta Casino de la Playa, Billo Frómeta, Armando Manzanero, Arnold Schönberg, Alban Berg, Krzysztof Penderecki, y entre nosotros a Zhandra Rodríguez, a Sonia Sanoja, a Vicente Nebreda y músicos como Antonio Estévez, Rhazés Hernández López, Diógenes Rivas.

Junto a Adriano González León, Salvador Garmendia, Guillermo Sucre, Luis García Morales, Perán Erminy, Elisa Lerner estuve en el Grupo Sardio que renovó la literatura venezolana y luego participé activamente en el Techo de la Ballena, un tardío dadaísmo que sacudió la apacible floresta cultural venezolana, le dio categoría de arte a la necrofilia con la célebre exposición de Carlos Contramaestre y Caupolicán Ovalles se burló del Presidente de la República con el poema «¿Duerme usted Señor Presidente?»

Puedo en dos minutos exponer la importancia cultural que concedo a los años cuarenta del pasado siglo. La Compañía de los Ballets Rusos del Coronel de Basil se deshizo en Caracas y dos bailarines argentinos, los esposos Eric y Luz Thompson quedaron varados pero conocían a Freddy Reyna, amigo a su vez de Dionisio López Orihuela, director del liceo Andrés Bello y Freddy logró que Orihuela, para favorecer a los Thompson, creara una cátedra de ballet. Era la primera vez que se hablaba de ballet en esos términos porque la última y única vez que se mencionó fue en 1927 cuando Ana Pavlova llegó a Puerto Cabello, bailó para el General Gómez y luego en el Municipal de Caracas. Se dijo, porque no existe ningún documento, que Gómez ordenó que todos los maridos acompañaran a sus esposas al Municipal para deleitarse con la exquisitez de Ana Pavlova a quien regaló el nombre de Pavlova en morocotas de oro y aquellos maridos bigotudos tuvieron que abandonar el brandy, el póker y las putas para acompañar a sus esposas a un espectáculo que debió parecerles de maricones.

De la cátedra de ballet inventada para que pudieran sobrevivir los Thompson surgirán Vicente Nebreda, Sonia Sanoja, Graciela Henríquez y poco mas tarde la Nena Coronil, las hermanas Contreras y en esa misma década llega al Andrés Bello, el mexicano Obregón a dictar un taller de expresión corporal y trae a un asistente llamado Grishka Holguin quien va a fundar en Venezuela la danza contemporánea; y al liceo Fermín Toro llega el español Alberto de Paz y Mateo que acompañó a Federico García Lorca en la Barraca, la compañía  que llevó teatro a todos los pueblos de España. Y Alberto de Paz y Mateos creó el Teatro Experimental del Liceo Fermín Toro de donde saldrán Nicolás Curiel y Román Chalbaud. Y por falsa modestia he dejado para el final que en el Fermín Toro van a encontrarse en esos mismos años Adriano González León, Luis García Morales, Elisa Lerner y Rodolfo Izaguirre quienes van a crear el grupo Sardio, renovador de la literatura venezolana.

¡El ballet, la danza contemporánea, el teatro moderno y la renovación literaria nacen simultáneamente en dos liceos y en un país que celebra a un presidente civil! La última noticia que tuve del Fermín Toro fue la de unos estudiantes encapuchados que intentaban estrangular a un profesor y supe también de alguien que reparaba una motocicleta sobre el escenario del Teatro Nacional.

El homenaje a la necrofilia fue un sonoro escándalo porque Carlos Contramaestre, trató las vísceras de res, las pegó sobre lienzos y las expuso en el garaje alquilado de una casita en Sabana Grande. El martes estaba yo a las diez de la mañana cuidando la exposición cuando vi que algo se movía en aquellos «cuadros». «El arte tiene vida, me dije y allí siguen esos curadores parloteando a su gusto». Me acerqué y vi que eran gusanos que se movían en las vísceras mal tratadas por Contramaestre, a pesar de ser médico. ¡Pero eran gusanos del arte y no los que se movían, protestaban y eran desterrados de la ya agusanada Revolución Cubana!

En la hora actual soportamos maltratos políticos, pero la cultura sigue siendo un potro indomable, un remolino estremecedor. No hay museos; milagrosamente se editan libros, proliferan galerías de arte en las urbanizaciones de Caracas; los actores buscan la manera de levantar los telones en el Trasnocho Cultural y AICA para alegría de todos celebra años de intensa vida activa y resplandeciente.

Hallazgos radiofónicos

Para los que estamos fuera de Venezuela, no es fácil ir al cine o al teatro, tener biblioteca personal. El ambiente cultural, la atención médica, la comida, el ambiente laboral, los horarios, el cielo, el clima, la luz ambiental y residencial, las tiendas, restaurantes, los cines, en fin, todo el  ambiente citadino y el trato con las otras personas, por solo enumerar algunas experiencias, no tienen  nada que ver con la venezolana, por muy bien que te sientas acogido. No supimos valorar lo que teníamos y nos los dejamos arrebatar. Por todo lo anterior, son muy valiosos los recursos que encontramos en los medios digitales y que compartimos con los amigos, colegas profesionales y docentes, cuyos pensamientos también se  ocupan de  la situación de las escuelas, liceos y universidades, que será la formación humana, de valores, cívica, ética y cultural de nuestros niños y jóvenes. El daño que ha sufrido Venezuela, por la ambición de unos pocos, ha sido inmenso e irreparable. 

Durante el receso decembrino de los cursos de Silla Reservada, además de respaldar los archivos digitales del año, continuamos nuestra autoformación musical y cultural agregando a los programas de Radio Clásica de Radio Nacional de España , los de Radio 5, que se caracterizan por tener una duración alrededor de 5 minutos.  La programación se agrupa en las secciones  Cultura, Leer y aprender, Ciencia, Música, Clase de historia, Disfruta viajando con Radio 5, Los más escuchados, ¿Tienes cinco minutos?, entre otras.

Después de escuchar la programación, decantamos los que se comentan a continuación y que obedecen a preferencias personales. 

Lenguaje

Para los que escribimos, el uso correcto del idioma español  es una preocupación constante.
EL PALABRERO Juan Antonio Vázquez. Martes, miércoles y jueves. Espacio que indaga en la historia de lo que está en boca de todos: las palabras.
‘El palabrero’ es un espacio destinado a bucear en las palabras, en su significado, en su etimología, en su historia, en sus usos y en sus conexiones, tantas veces insospechadas. Siguiendo pistas, sugerencias y abriendo la imaginación, viajamos por la apasionante historia de eso que está en boca de todos en cualquier momento: las palabras. Desde 2012.
Titula los programas de manera muy ingeniosa. 

EL ESPAÑOL URGENTE. Lunes.
Resolvemos dudas sobre el significado de las palabras y su uso correcto.
Los hablantes nos enfrentamos cada día a dudas sobre el significado de las palabras, su uso correcto, las estructuras adecuadas… En ‘El español urgente con Fundéu’ resolvemos algunas de esas dudas, en especial las relacionadas con las palabras que la actualidad nos pone cada día sobre la mesa. Desde 2018

RAE INFORMA Presentado por María del Río. Miércoles. 
Programa donde la RAE promueve el buen uso y la unidad del idioma español.|
Una lengua que se encuentra en permanente evolución y expansión y que es patrimonio común de 570 millones de hispanohablantes. Así es el español. Desde ‘La RAE informa’, la Real Academia Española promueve su buen uso y su unidad a través de las ondas de Radio 5de la RAE promueve el buen uso y la unidad del idioma español. Desde 2020.

Cultura

LUZ DE SEFARAD. Sábados.
Ofrece entrevistas a figuras cercanas al legado del pueblo hispanojudío. Sefarad es España, así aparece en el Libro bíblico de Abdías. Los descendientes del pueblo hispanojudío, llamados sefardíes, conservan después de cinco siglos el tesoro histórico, folclórico y lingüístico de base medieval. Este programa ofrece entrevistas a figuras cercanas a este legado. Desde 2009.
Delicioso programa hablado en sefardí.

Literatura

JARDÍN DE QUIMERAS. Sábados.
Lecturas compulsivas y revisiones de clásicos, viajes y memoria, prosa y poesía.
Este es un jardín de quimeras y de evocaciones literarias que revela distintas caras del generoso universo de la creación, donde lecturas compulsivas y revisiones de clásicos, viajes y memoria, prosa y poesía dialogan por puro placer. Desde 2015.

Ciencia 

RAÍZ DE 5. Lunes.
Tu programa semanal de matemáticas presentado por Santi García Cremades.
Desde 2017.
Nos deleitamos con la colaboración de la matemática  Anabel Fortes, como BayesAna, porque es especialista en  Estadística Bayesiana, por retrotráernos a nuestros postgrados, y porque nos gustaron muchos sus  #PoeMaths. Te invitamos a conocerlos.

CIENCIA POR UN TUBO. Pedro Gargantilla. Jueves y viernes.
Una visión diferente de la Historia de la Ciencia y sus protagonistas.  Desde 2021.
Siempre lo leemos en el diario ABC.

Danza

A COMPÁS. Olga Baeza. Sábados.
En ‘A compás’ dan VOZ a la DANZA. La española, la clásica, la contemporánea. Impulsa y difunde este lenguaje universal que va más allá de la técnica, que nace de dentro hacia fuera, que conecta el cuerpo físico con el espiritual. También abre las puertas del Aula de Flamenco. Tiene cerca de 60 clases y un proyecto multimedia con el LAB de RTVE que ha sido nominado a los Premios Prix Europa 2021. Desde 2010.

MÚSICA 

EN CLAVE DE 5. Martin Llade. Sábados.
Un recorrido por el universo de la música clásica Desde 2021.
Seguimos a Martin en todas sus presentaciones (Sinfonía de la mañana, Notas a pie de página, programa que hizo en Verano con la escritora Espido Freire, entre  otros). 

CUADERNO DE NOTAS . Beatriz Torío. Lunes.
Anécdotas, curiosidades y experiencias para comprender mejor la música clásica.
Abrimos cada semana una partitura en blanco para volcar sobre sus pentagramas las notas de algunas de las obras más representativas de la música clásica. Composiciones de épocas y géneros diversos, a las que nos acercaremos tomando como puntos de partida las circunstancias de su creación y la personalidad de sus autores. Anécdotas, curiosidades y experiencias vitales, para comprender mejor su significado en el tiempo y su lugar en la historia.  Desde 2019.
La conocimos en el Canal Clásico con Una noche en la ópera.

DANDO LA NOTA. Óscar González. Domingos. 

Un espacio que divulga una breve historia de los instrumentos musicales.

‘Dando la Nota’ es un espacio en el que se pretende divulgar una breve historia de los instrumentos musicales. Se trata de indagar en los orígenes de los instrumentos, su evolución hasta la actualidad, las clases, los músicos que mejor han sabido utilizarlos, y todo ello jalonado con fragmentos de canciones y de piezas representativas de cada instrumento en particular. Un recorrido en el que tienen cabida no solo los instrumentos musicales tradicionales occidentales sino también aquellos que son utilizados en otras latitudes. Desde 2017.

Gran variedad de instrumentos “exóticos” o poco conocidos.

También nos ocupamos de mantener al día los programas del Canal Clásico, al que nos hemos referido en otras oportunidades, incluyendo sus Anexos, donde archivamos documentos de interés mencionados en los programas:

SINFONÍA DE LA MAÑANA  

Dirigido y presentado por Martin Llade. Vida y obra de grandes músicos con una selección musical relacionada.

LONGITUD DE ONDA  

Dirigido y presentado por Fernando Blázquez y Yolanda Criado.La música, la ciencia y las nuevas tecnologías son el eje central del programa.

MÚSICA A LA CARTA 

Dirigido y presentado por Amaya Prieto. La selección musical de los oyentes de Radio Clásica.

CAFÉ ZIMMERMANN  

Dirigido y presentado por Clara Sánchez (intérprete de violonchelo) y Eva Sandoval (musicóloga). Desarrolla historias musicales a partir de un titular de la prensa de cada día. Además, incluye citas célebres en torno al café. Cuenta con colaboraciones de intérpretes de música clásica (en ocasiones en directo) que, en conjunto, recrean el ambiente de la famosa Cafetería Zimmermann del siglo XVIII en Leipzig, regentada por Gottfried Zimmermann, donde Johann Sebastian Bach estrenó obras profanas y que fue sede del Collegium Musicum de Georg Philipp Telemann. Actualizamos el ambiente cálido, cosmopolita y artístico de aquel espacio para ofreceros historias musicales que nos hagan viajar desde la prensa diaria hasta los lugares más recónditos del mundo. En nuestro café habitan preciosos cuadros y maquetas, la vitrina de los instrumentos singulares, el cinematógrafo nostálgico, la mesa de los personajes olvidados y un rincón para la Historia. Además, nuestro piano Steinway recibe cada semana la visita de intérpretes que comparten con nosotros su música en directo y su conversación al olor de un buen café.

LA HORA AZUL 

Dirigido y presentado por Jon Bandrés.
Un viaje musical en el que la literatura es nuestra guía. Con secciones como ‘Paisajes’ ,’El teatro es romántico’ , ‘Maldita literatura’, ‘Personajes en busca de música’ , ‘Música junto al fuego’,’Grabaciones con historia’, ‘Novedades discográficas’, y ‘Novedades editoriales’. Entre nuestros colaboradores, escritores y periodistas como Javier Lostalé, Lur Sotuela o María Muñoz.

GRANDES CICLOS  

Dirigido y presentado por  María del Ser.
Grandes ciclos es el programa de los aniversarios de Radio Clásica en el que les invitamos a conocer en profundidad la figura de compositores, directores, intérpretes solistas o conjuntos destacados dentro del panorama musical nacional e internacional. En un período de tiempo variable nos centramos en un único protagonista acercándonos a su dimensión artística y estética a través de grabaciones discográficas y documentación escrita recreando sus particulares contextos musicales.

LA DÁRSENA   

Dirigido y presentado por Jesús Trujillo y Mikaela Vergara.
‘La dársena’ es el magacín de actualidad musical de Radio Clásica. Aquí vienen a amarrarse todos los buques informativos del panorama musical español. Ofrecemos entrevista con las personalidades más relevantes del momento y reportajes de las presentaciones y exposiciones más interesantes de la temporada. También contamos con secciones de novedades y reediciones discográficas, agenda de conciertos, jazz.. Novena temporada.

MÚSICAS CON ALMA 

Dirigido y presentado por Mikaela Vergara.
Un espacio para ser y estar; para escuchar, respirar y conectarse. El alma de la música nos acompaña para culminar el día en armonía y afrontar la noche con serenidad e inspiración, Cortina musical El cisne. Saint-Saëns.

VIAJE A ITACA 

Dirigido y presentado por Carlos de Matesanz.
‘Viaje a Ítaca’ es un viaje a bordo de la Música con destino a otras Artes, con las que la Música puede y debe estar conectada, formando parte de ese entramado complejo que llamamos Cultura. 

MÚSICA ANTIGUA   

Dirigido y presentado por Sergio Pagán. Con Música Antigua pretendemos mostrar la inmensa riqueza de los cerca de diez siglos de música (desde el siglo VIII al XVIII) que no es muy frecuente escuchar. La música de la Edad Media como la del Renacimiento y del primer Barroco es extraordinariamente variada y atractiva. Por ello los programas son muy diferentes uno del otro. Además, cada día dedicamos el programa a un tema (La muerte, los pájaros, Venecia, el Amor, los madrigales.), así que es un reto encontrar músicas referentes a esos temas y que cumplan los niveles de indiscutible calidad musical e interpretativa, condición indispensable para ser incluida.

GRAN REPERTORIO 

Dirigido y presentado por Elena Horta y Daniel Quirós.
Espacio en el que la música más interpretada en los auditorios de todo el mundo, las obras que constituyen el ‘gran repertorio’, son las protagonistas. En cada programa descubriremos una de esas obras, y escucharemos qué es lo que diferentes músicos y expertos dicen sobre ella.

RUMBO AL ESTE   12/1

Dirigido y presentado por Maja Vasiljevic.
Buscamos el Este como otros buscan el Norte. Nuestro Este es un estado de ánimo y un faro interior. Rastreamos músicas y palabras cuyos periplos por idiomas y culturas son más sugerentes que cualquier libro de historia. A menudo recalamos en los Balcanes, un territorio que, atrapado entre diversos mundos, parece vivir en una encrucijada eterna. Caminos de paso para unos y lugar de acogida para otros, estas tierras, codiciadas y disputadas por los imperios de Oriente y Occidente, han sido y son a la vez puente y frontera. `Rumbo al este¿ se propone cruzar estos puentes y franquear todas las fronteras. Para ello viajamos mucho más allá de los Balcanes. Exploramos paisajes musicales y humanos tan enigmáticos como seductores. Nos dejamos llevar por los sinuosos caminos de ida y vuelta entre Oriente y Occidente. La música es la brújula que nos guía a lo largo y ancho de una cartografía sentimental que vamos trazando semana tras semana.

LA ZARZUELA  

Dirigido y presentado por Diego Requena.
El espacio dedicado a la lírica española ahonda en el género desde sus orígenes, con obras que van desde la época de Calderón de la Barca (uno de sus creadores), hasta los últimos títulos clásicos del siglo XX, de maestros como Sorozábal, Alonso, Moreno Torroba o Guerrero. No faltan en este programa las revisitaciones de títulos olvidados o de registros sonoros de gran valor histórico. La sintonía es el Preludio de Agua, Azucarillos y Aguardiente, de Federico Chuecas.

PANGEA   

Dirigido y presentado por Pablo Romero. Un recorrido en el tiempo y en el espacio por los seis grados de separación que unen a todas las músicas del mundo. Historia de las corrientes que movieron a las diferentes músicas hasta ocupar el lugar que tienen actualmente. Desde los inicios más primitivos hasta nuestros días.

AGUALUSA 

Dirigido y presentado por Miguel Ángel Fernández.
Todas las músicas en portugués, en grandes interpretaciones y rebuscando por temáticas, por versiones, por momentos únicos. Desvelando por qué algunas creaciones son inmortales, sin importar que vengan de la vieja Europa, las nuevas tierras de América o las islas o colonias de cualquier parte del mundo. Pasado y presente y también búsqueda de lo que se está creando en estos momentos.

29/12/21 Grandes éxitos. El último programa del año es un recorrido por las canciones que han sonado en este otoño. Tanto en las músicas ibéricas como en las del otro lado del océano, hemos ido escogiendo una de cada programa anterior. Canciones para repasar o para escuchar despacio algún día o celebración de esta época. Y con los deseos de que el próximo año sea bondadoso con todos nosotros.

VAMOS AL CINE 6/1

Dirigido y presentado por Raúl Luis García.
¿Qué comparten películas de distintas culturas, géneros y épocas?… la música. En Vamos al cine podrás escuchar y disfrutar de música para cine, banda sonora, música cinematográfica o música de película: múltiples denominaciones para sus múltiples significados y capacidad de evocación.

CAPRICCIO 

Dirigido y presentado por Irene de Juan Bernabéu.
Un baile entre la música y la palabra, un espacio para profundizar en el análisis musical de obras inspiradas o acompañadas por texto, de la canción a la ópera, pasando por la música programática. Con un enfoque ameno, apto para el conocedor y para el descubridor.

TEMAS DE MÚSICA 

Varios autores
TEMAS DE MÚSICA aborda un asunto musical diferente cada mes. Los autores de cada serie nos ofrecen capítulos que abordan diferentes ámbitos relacionados con el fenómeno musical. Un programa que, sin duda, nos invita a conocer más, y de forma más intensa y amena a la vez, acerca de autores, estéticas, géneros o escuelas.

ECOS Y CONSONANCIAS 

Dirigido y presentado por Inés Fernández Arias.
Es una serie de programas independientes con piezas musicales agrupadas por un criterio unificador, diferente en cada programa. Los `ecos y las resonancias ¿, la evocación por similitud o contraste de una pieza en relación a otra, o en relación a un tema, forman una línea que propone al oyente un discurrir musical que integra varias facetas. Sonará Bach en todos los programas.

ARS CANENDI 

Dirigido y presentado por Arturo Reverter.
Ars canendi es una expresión que resume todo un mundo de teorías, técnicas y sensaciones que fue acuñada en pleno siglo XVII por el compositor y pedagogo romano Giacomo Carissimi (1605-1674). A lo largo de las emisiones del programa, de ya larga andadura, se aclaran, enseñan y comentan algunas de las cuestiones que han hecho del canto una disciplina y una fuente de disfrute y que han servido para proyectar de la mejor manera el instrumento musical más noble, natural y efusivo: la voz humana.

MUSICA Y PENSAMIENTO  2/1

Dirigido y presentado Mercedes Menchero.
En ‘Música y pensamiento’ se reflexiona sobre los pensadores de la filosofía occidental a través de monográficos y relatos. La música ayuda a ilustrar cada tema expuesto o es su paisaje sonoro.

MOMENTOS HISTÓRICOS DE EUROPA  7/1

Producido y presentado por Mercedes Menchero.
En este programa se van a abordar algunos de los acontecimientos y figuras que han construido la Historia de nuestro continente, como Robert Schumann, el «padre de Europa», la Caída del Muro de Berlín o la entrada de Carlos III en Madrid. La Música que sonará será la de compositores contemporáneos a cada personaje y su momento.

LOS MAESTROS CANTORES 

Dirigido y presentado por Ricardo de Cala.
Programa que acerca la actualidad operística y las grandes voces a nuestros oyentes.

MINIATURAS EN EL AIRE 11/1

Dirigido y Presentado por Julio Valverde desde el 01 0ctubre 2020.
Somos lo que nos contamos que somos. Arte, historia, literatura, cine, poesía y por supuesto música. Con todo eso, hacemos un collage y tratamos de explicar nuestra propia existencia. ¿Qué tiene que ver un relato corto de Isaac Rosa con el piano de Paul Haslinger o la poesía de Alejandra Pizarnik con los 14 Romances de Rachmaninoff?, pues mucho. Pero, para saberlo, tendrás que hacer miniaturas en el aire con nosotros.
Ha estado haciendo un recorrido de la historia de la Filosofía, verdaderamente interesante.

LA HORA DE BACH 

Dirigido y Presentado por: Sergio Pagán.
El término Bach, en alemán, significa arroyo. Nunca las aguas de un arroyo han generado tanta fertilidad como lo que en el arte de la música nos ha legado Johann Sebastián Bach. Una hora de inmersión en la obra del más grande de los maestros de la música. Diversidad, profundidad, riqueza y arte en cada minuto.

PEQUEÑA SERENATA NOCTURNA

Dirigido y presentado por Daniel Quirós Rosado.
La música tiene el poder de alterar nuestros sentidos, tanto para excitarlos como para calmarlos. Por ello, y dado que la nocturnidad invita a la relajación, aprovecharemos para conocer obras absolutamente deliciosas y, en muchas ocasiones, desconocidas, con un único fin: acompañarlos durante un cómodo viaje de una hora hasta el etéreo mundo de los sueños.

A TRAVES DE UN ESPEJO 

Cruzaremos un espejo imaginario con reflejos: románticos, clásicos, contemporáneos, barrocos; orquestales, instrumentales, corales y vocales en los que también contaremos con la opinión de todos ustedes y daremos un repaso a la actualidad musical.

DIVERTIMENTO

Dirigido y presentado por Ángel Sánchez Manglanos.
Radio Clásica les invita a comenzar el día con un programa abierto a los diferentes estilos y estéticas que jalonan la Historia de la Música. Demos la bienvenida a una nueva jornada con la mejor música.

HISTORIAS DE CAFÉ CAFÉ CON HISTORIAS 

Dirigido y presentado por Xoán Luaces (música y cine) y Xavier Castro (historia y cultura gastronomía).
Un repaso histórico y musical por los cafés del mundo, descubriendo anécdotas enjundiosas y divertidas, salpicadas por la música y los personajes variopintos de la cultura, la sociedad y el arte. 

Programa exquisito y culto.

DANZA EN ARMONIA  

Dirigido y presentado por Alessandro Pierozzi.
Danza y música. Movimiento y acorde. Cuerpo y sonido. Plasticidad y silencio. Un programa pensado para viajar a lo largo y ancho del fascinante mundo de la música para el ballet, la danza contemporánea, la danza estilizada… Señoras, señores, bienvenidos al Preludio. ! Bienvenido y bien hallados. ¡La función va a comenzar

PROGRAMA DE MANO 

‘Programa de mano’ recoge lo mejor de la producción concertística de las emisoras asociadas a la UER que intercambian con Radio Clásica sus recientes producciones. Los intérpretes y las orquestas actuales, grandes directores en activo y las temporadas de conciertos más interesantes junto a diversos festivales y acontecimientos musicales de los últimos meses ofrecidos en diferido en grabaciones suministradas por las emisoras integrantes de la UER.

LOS CONCIERTOS DE LA DOS 

FILA CERO (Programas de la UER y OCRTVE)

PROGRAMA DE MANO 

Son los conciertos en directo desde las salas de concierto.

VIAJE A ÍTACA 

Dirigido  y presentado por Carlos de Matesanz.
‘Viaje a Ítaca’ es un viaje a bordo de la Música con destino a otras Artes, con las que la Música puede y debe estar conectada, formando parte de ese entramado complejo que llamamos Cultura. Les invitamos a realizar este viaje a apasionante acompañados por Carlos de Matesanz.

TAPIZ SONORO 

Dirigido y presentado por  Bruno Freire León.
Sobre un Tapiz Sonoro se tejen las herencias sonoras y las células rítmicas de los géneros musicales, ramificándose hacia nuevos territorios y vibraciones. Conocerlos es, acercarse a los procesos naturales del hombre.

EL SONIDO DEL TIEMPO 

Dirigido y presentado por Luis Antonio Muñoz Martínez.
La música nos ayuda a percibir el mundo que nos rodea y es un instrumento eficaz para la construcción de cualquier estructura social. ‘El sonido del tiempo’ analiza la relación estrecha que mantiene la música con el individuo y con la formación de la estructura social en cualquier cultura.

PALABRAS PINTADAS  2/1

Dirigido y presentado por Elisa Rapado.
Música sobre palabras, la pintura y la poesía. 

LA MUSICA QUE HABITAMOS

Dirigida y presentada por  Miriam Bastos.
Más allá de las salas de conciertos, la música ha servido para reunirse con amigos, para soñar con príncipes azules y, por qué no para amenizar la siesta del vecino. Programa dedicado al paisaje humano y a los espacios donde se ha alojado la esfera más íntima de la música.

MIRAMONDO MULTIPLO

Nuestro mundo cambia sin cesar y sus realidades se multiplican. En esta creciente complejidad, corremos el riesgo de perder ciertos puntos de referencia respecto de la creación. J.L. Basada y Eva Sandoval

LA LLAMA 

Dirigido y presentado por Jorge Barriusoo.
Un espacio en penumbra, un acercamiento a la creatividad de otras artes y oficios a través de figuras señeras. En una nube de música, voces invitadas nos iluminan sobre pintura, teatro, fotografía, literatura, cine, diseño, ciencia, arquitectura, cómic, pensamiento. Cortina musical o ilustración Soy el espíritu que niega, Mefistófeles de  Arrigo Boito.

En cuanto a RTVE, tenemos accesos a  Atención Obras, Página Dos y Días de cine.

Las conferencias y ciclos de la Fundación Juan March, que rápidamente se adaptó a las condiciones creadas por la pandemia. 

Se mantuvieron al día las lecturas de prensa española y  venezolana  mediante  Prensa Escrita, y de Prodavinci. Nuestra manifiesta admiración por la cultura española, no interfiere seguir la actualidad en DW AlemaniaTelemundo (para el seguimiento de eventos climatológicos, sísmicos, medio ambiente y construcción), y entre otros programas de RCR 750 AM por YouTube, de Por todos los medios, Aquí se habla libertad (lunes, miércoles y viernes), Así nos va, El conuco de Prometeo, etc. 

El objetivo de esta particular rendición de cuenta de actividades, muy propias de cierre e inicio de año, sirva de estímulo al tomar el camino de la autoformación y complementar las oportunidades que  brinda Silla Reservada. Será el mejor homenaje a Pololo, el reconocimiento y agradecimiento a la tenaz labor de Mary Cruz, a los profesores que generosamente aportan su tiempo y conocimientos y para  todas las  personas que permanecen en Venezuela, sin claudicar de sus valores y principios.

Image por StockSnap de Pixabay

Bicentenario del nacimiento de Gustave Flaubert

12 de diciembre de 1821, Ruan,   8 de mayo de 1880, Croisset, Canteleu. Francia

“Nadie lleva más lejos que Gustave Flaubert el respeto de su arte y el sentimiento de la dignidad literaria. Una sola pasión, el amor a las letras, ha colmado su vida hasta su último día. Las amas apasionadamente, de un modo absoluto, sin rival, y este cariño de hombre de genio, que dura” 

 “Gustave Flaubert d’après ses lettres”

diario Le Gaulois. 6 septiembre 1880

Considerado uno de los mejores novelistas, es conocido principalmente por su novela Madame Bovary, además de por su escrupulosa devoción a su arte y su estilo, cuyo mejor ejemplo fue su interminable búsqueda de le mot juste (la palabra exacta).

 Sus novelas han sido adaptadas a la ópera y al cine.

Madam Bovary: Obra cumbre de Flaubert y uno de los libros más reconocidos de la historia por su calidad, constituye referencia para la época. Las autoridades del momento intentaron censurarla, recibiendo fallo en contrario de los tribunales. Versa sobre las clases sociales, los matrimonios convenidos, el romance, la pasión, y cómo se relacionan estos. El portal digital Aula Nueva ubica esta obra entre las cinco mejores jamás escritas.

Emmanuel Bondeville  la estreno como ópera en la Opéra-Comique el 1 de junio de 1951 en una producción de Louis Musy.

Ha tenido mejor suerte en el cine, con las adaptaciones Gerhard Lampretch (1937), Jean Renoir (1939), Vincente Minnelli (1949), (Claude Chabrol (1991), Las razones del corazón (2011) del director mexicano Arturo Ripstein, y la más reciente  de Sophie Barthes.(2014).

Salambó: Para la preparación de esta obra, Flaubert viajó por las regiones de la antigua Cartago, en el norte de África, para conocer de primera mano la historia y la cultura del lugar. Narra la historia de la obsesión lujuriosa de un líder mercenario por una joven hija de un militar cartaginés, en tiempos de la Primera Guerra Púnica.

Salammbô  es una ópera inacabada en cuatro actos de Modest Mussorgsky. El libreto fragmentario en ruso fue escrito por el compositor y está basado en la novela de Flaubert, pero incluye versos tomados de poemas de Vasiliy Zhukovsky, Apollon Maykov, Aleksandr Polezhayev y otros poetas rusos. 

También fue concebida como ópera por Sergei Rachmaninoff alrededor de 1906. Se basaría en la  novela histórica de Flaubert . La idea se pensó durante mucho tiempo, pero Rachmaninoff no pudo encontrar un libretista adecuado y abortó la idea cuando su esposa e hija enfermaron. 

Para el cine la versión de Sergio Grieco en 1961.

La Educación Sentimental: Novela sentimental que describe las desventuras de un joven que, enamorado de una señora casada, busca relacionarse con el esposo de ésta, al objeto de estar cerca de su amor.

Adaptación cinematográfica de Alexandre Astruc, 1962.

Tres Cuentos: Compilación de cuentos publicada por el propio Flaubert en 1877. Incluye tres relatos escritos entre 1875 y 1877, titulados Un corazón sencillo, La leyenda de San Julián el hospitalario,y Herodías. El libro es referente de la policromía en la obra del escritor, quien demuestra ser capaz de defenderse con destreza en varios géneros.

Hérodiade  sirvió de in inspiración a  Jules Massenet para una ópera en cuatro actos con libreto en francés de Paul Milliet y Henri Grémont Es un recuento de la historia de Juan el Bautista , Salomé , Herodes Antipas y Herodías , pero es sorprendentemente menos psicológica y sangriento que  la Salome de Richard Strauss. Se representó por primera vez en el Théâtre de la Monnaie de Bruselas el 19 de diciembre de 1881.

En 1863, Modest Mussorgsky también comenzó a escribir texto y música para una ópera basada en la novela de Flaubert, pero nunca logró completar la obra. Otras versiones fueron escritas por V. Fornari (1881), Niccolò Massa (1886), Eugeniusz Morawski-Dąbrowa, Josef Matthias Hauer (1930), Alfredo Cuscinà (1931), Veselin Stoyanov (1940) y Franco Casavola (1948). El Salammbô del compositor francés contemporáneo Philippe Fénélon se estrenó por primera vez en la Ópera de la Bastilla en 1998.

Las arias más destacadas son: Acto 1 – Salomé: «Il est doux, il est bon»; Acto 2 – Hérodiade: «Ne me rehúso pas»; Acto 2 – Hérode: «Visión fugitiva»; Acto 3 – Salomé: «C’est Dieu que l’on te nomme» y Acto 4 – Jean: «Adieu donc, vains objets qui nous charment sur terre»

La Tentación de San Antonio: Considerada por Flaubert como “la obra de toda mi vida”, le llevó 30 años concluirla. Redactó tres versiones de esta novela, con separaciones de más de 10 años entre una y otra, hasta quedar satisfecho con el resultado final. Constituye un escenario en el que el autor hace actuar a personajes tan disímiles como la Reina de Saba, Hilarión y el Diablo, en una suerte de recreación del fin de las viejas religiones y el nacimiento de la nueva.

También proporcionaría el tema para una ópera, Saint Julien l’Hospitalier, dramaturgíia legendaria, música de Camille Erlanger, con libreto de Marcel Luguet, primera producción en el Conservatorio de París en 1894. Un extracto sinfónico de la partitura, titulado La Chasse fantastique [La caza fantástica], se convirtió en un número orquestal popular después de ser aplaudido en uno de los «Conciertos de Opera» dominicales en 1895.

The Temptation of St. Anthony es una ópera arraigada en la tradición gospel basada en la novela de Gustave Flaubert, dirigida por Robert Wilson con libreto y música de Bernice Johnson Reagon La producción debutó en junio de 2003 como parte del festival RuhrTriennale en Duisburg Alemania 

Bouvard y Pecuchet: Publicada post mortem (1881), es dedicada por Flaubert a resaltar la tontería y la vulgaridad, presentes en la sociedad de su época. A la vez, el autor realizó profundos estudios para la redacción de esta obra, resultando un producto de alta calidad técnica.

Diccionario de Lugares Comunes: Es otro de los libros a los que Flaubert dedicó gran parte de su vida. Seleccionó cuidadosamente la relación de sitios con los que ilustró el pensar común, el sentir de los sectores populares de Francia y Europa. Los criterios que expone el autor fueron 50 años después de su publicación, refrendados por revueltas y revoluciones a lo largo del continente.

Desde sus inicios como escritor, el premio Nobel de Literatura 2010, Mario Vargas Llosa ha reconacido la importante influencia que ha tenido Flaubert en su escritura, siendo referentcias obligadas su  estudio La orgía perpetua, Flaubert y Madame Bovary  y el escrito para el  diario El Pais 5 septiembre de 2009, Lisbeth Salander debe vivir.

Para mayor información, recomendamos descargar:

www.lecturasdelhbolocausto.com, Guia Flaubert. Elaborado por Gerardo Diego para las  Bibliotecas Públicas Municipales con el subtitulo de 150 años de la educación sentimental (1869-2019),

Y de la Prof. Marta Gines,de la Universidad de Lleida, Vargas Llosa en el espejo de Flaubert. Apuntes sobre La tia Julia y el escribidor

Sinfonietta, Janáček y Murakami, música y literatura

Leoš Janáček: Sinfonietta 

La Sinfonietta es una obra para gran orquesta, expresiva y festiva, escrita por el compositor moravo Leoš Janáček, quien pretendía expresar «el hombre contemporáneo libre, su belleza espiritual y alegría, su fuerza, coraje y determinación para luchar por la victoria». Su origen se encuentra cuando Janáček escuchó una banda y se inspiró en escribir fanfarrias. Cuando los organizadores del Festival Gimnástico de Sokol (que celebraba la juventud, el deporte y la nacionalidad independiente),le comisionaron una obra, desarrolló el material que había escrito en la Sinfonietta.El compositor dos años despues de completar esta obra.

La obra requiere 3 flautas y flautín, 2 oboescorno inglés, 2 clarinetes, clarinete en Mi bemol, clarinete bajo, 2 fagot, 4 trompas, 9 trompetas en Do, 3 trompetas en Fa, 2 trompetas bajas, 4 trombones, 2 tubas tenortuba bajo, timbalesplatillos, campana, arpa y cuerdas.

La pieza se divide en cinco movimientos, todos con un subtítulo descriptivo, referentes a la ciudad de Brno, recientemente liberada de la ocupacion alemana. 

  1. Allegretto (Fanfarria.)

El primer movimiento es una fanfarria a gran escala orquestada para los vientos metales. Entrelazamiento creativo de pequeñas células musicales que conducen a un clímax único en la literatura orquestal.

2.  Andante (el Castillo)

Los vientos, cuatro trombones y cuerdas, caracaterizan el sonido de Janácek de este movimiento.Combinaciones inusuales de instrumentos, melodías de alto vuelo a menudo se elevan sobre figuras de acompañamiento profundas,sin nada en el medio y el cambio impredecible de una idea a otra. La música de Janácek tiene su propia lógica. 

El castillo Špilberk

3. Moderato (el monasterio de la Reina)

Las partes de viento altamente complejas para este movimiento son sin duda el punto focalque nos lleva a un lugar aún más oscuro que el segundo movimiento. Entran nuevos sonidos orquestales. Movimiento atmosférico y ricamente detallado cubre una gran variedad de estados de ánimo, desde el solemne abriéndose a feroces estallidos de bronce. Prestar atencion al el solo de trombón en la mitad del movimiento.

4. Allegretto (la calle )

El tema de apertura, tocado por la trompeta, es uno de los más memorables de toda la obra. En forma de scherzo suelto, es increíblemente intrincado y te lleva a un emocionante viaje musical.  Los cellos y bajos al inicio del movimiento. Con el manejo de las extremidades de las gamas de instrumentos y los colores que crea Janáček es formidable.  Este movimiento revive el tema inicial y varía en una plétora de diferentes formas, como rítmica, armónica e instrumentalmente. La idea detrás de este movimiento es la celebración de la nueva Checoslovaquia (ligada al tema del ejército). Este es uno de los movimientos más alegres de la obra. de los violonchelos y los bajos cerca del comienzo del cuarto. movimiento

5. Andante con moto (el Ayuntamiento)

El movimiento final es una representación del cambio dentro de la ciudad histórica después de la guerra. Comenzando en Mi bemol menor se toca una melodía retrógrada de la apertura y la pieza gana algo de ritmo. Las demandas rítmicas y los cambios de tiempo son predominantes dentro de la música. En la sección final, reaparece la fanfarria de apertura del primer movimiento y se le unen figuras arremolinados en las cuerdas y armonías estridentes en los vientos.  

“La música de Janâček se mueve y trabaja en el tiempo. Su pensamiento musical está trabajando en múltiples capas simultáneamente. Por un lado, los saltos y yuxtaposiciones de la música, la forma en que repite las pequeñas células de la música y luego, sin previo aviso, se mueve hacia una nueva idea, significa que experimentas una sensación continua de sorpresa y suspenso cuando escuchas esta pieza. Ese tipo de edición cinematográfica y mezcla del tiempo musical parece ser lo opuesto al principio sinfónico convencional, sustituyendo una lógica de colores surrealistas, texturas impredecibles y tiempos aún menos predecibles para el desarrollo, argumento y discurso del comportamiento sinfónico adecuado. Pero la música de Janâček también está haciendo algo más, ya que el material temático que escuchas a lo largo de la pieza está conectado a través de una red sutil de relaciones familiares musicales, con muchas de las melodías estrechamente relacionadas con la idea de la fanfarria de apertura, por lo que su regreso al final. de toda la obra no sólo parece una coda gloriosa y desenfrenada de la Sinfonietta , sino la conclusión de un proceso misteriosamente convincente, sinfónico.”      

Haruki Murakami pertenece a esa especie de seres humanos que no podemos vivir sin música pero no somos músicos.  Que ademas evidencia  como  se crece  dejándose influenciar por lo que se escucha. Es nuestra admiracion de lector por un escritor que ha unido como pocos las pasiones que muchos compartimos. No hay un solo personaje de Murakami que no se defina a través de la música. De la que escucha, de la que siente o de la que suena de fondo en alguna cafetería. 

Murakami utilizó la Sinfonietta como el leitmotiv musical de su novela 1Q84, después de lo cual las ventas de la pieza se dispararon en Japón.       

Capítulo 1  AOMAME
No se deje engañar por las apariencias

“La radio del taxi retransmitía un programa de música clásica por FM. Sonaba la Sinfonietta de Janáček. En medio de un atasco, no podía decirse que fuera lo más apropiado para escuchar. El taxista no parecía prestar demasiada atención a la música. Aquel hombre de mediana edad simplemente observaba con la boca cerrada la interminable fila de coches que se extendía ante él, como un pescador veterano que, erguido en la proa, lee la aciaga línea de convergencia de las corrientes marinas. Aomame, bien recostada en el asiento trasero, escuchaba la música con los ojos entornados.
¿Cuántas personas habrá en el mundo que, al escuchar el inicio de la Sinfonietta de Janáček, puedan adivinar que se trata de la Sinfonietta de Janáček? La respuesta probablemente esté entre «muy pocas» y «casi ninguna». Pero Aomame, de algún modo, podía.
Janáček compuso aquella pequeña sinfonía en 1926. El tema inicial había sido creado, originalmente, como una fanfarria para una competición deportiva. Aomame se imaginaba la Checoslovaquia de 1926. La primera guerra mundial había finalizado, por fin se habían liberado del prolongado mandato de la Casa de Habsburgo, la gente bebía cerveza Pilsen en los cafés, se fabricaban flamantes ametralladoras y saboreaban la pasajera paz que había llegado a Europa Central. Ya hacía dos años que, por desgracia, Franz Kafka había abandonado este mundo. Poco después Hitler surgiría de la nada y, de repente, devoraría con avidez aquel bello país, pequeño y recogido, pero por aquel entonces nadie sabía aún que ocurriría esa catástrofe. La enseñanza más importante que la Historia ofrece a las personas tal vez sea que «en cierto momento nadie sabía lo que sucedería en el futuro». Aomame se imaginaba el apacible viento atravesando las llanuras de Bohemia y, mientras escuchaba aquella música, reflexionaba sobre las vicisitudes de la Historia.”

Amanda Gorman, poesía y superación personal

Kelia Anne/Sun Literary Arts/AP Photo/picture alliance

Amanda Gorman hizo historia el miércoles 20 de enero de 2021, como la poeta inaugural más joven conocida. La residente de Los Ángeles de 22 años pronunció su poema The Hill We Climb» en la inauguración del presidente Joe Biden en Washington, D.C.

En 2017, Gorman se convirtió en la  primera  Poeta Juvenil Laureado Nacional. Al igual que Biden, Gorman ha luchado con un impedimento del habla a lo largo de su vida, por lo que la poesía es un «salvavidas» para ella.  Planea lanzar un libro de poemas para niños a finales de este año. 

La colina que escalamos

Cuando llegue el día en que nos preguntemos

¿En dónde podemos ver la luz en esta penumbra sin fin?

La pérdida que cargamos,

el mar que debemos vadear.

Hemos hecho frente a la boca del lobo,

hemos aprendido que el silencio no siempre es la paz

Y las normas y nociones

de lo que es justo

no siempre es la justicia.

Y sin embargo el amanecer es nuestro

aún antes de saberlo

de alguna manera lo hacemos.

De alguna manera hemos resistido y presenciado

una nación que no está rota

sino simplemente incompleta.

Nosotros, los sucesores de un país y una época

en que una delgada chica negra

descendiente de esclavos y criada por una madre soltera

puede soñar con llegar a ser presidenta

y encontrarse recitándole a uno.

Y sí, estamos lejos de ser impolutos

lejos de ser prístinos

pero eso no significa que estemos

luchando por formar una nación perfecta,

luchamos para forjar una nación con propósito,

para formar un país comprometido con todas las culturas, colores, personalidades y condiciones del hombre.

Y así alzamos la mirada no hacia lo que se interpone entre nosotros,

sino a lo que está frente a nosotros.

Cerramos la brecha porque sabemos que para darle prioridad a nuestro futuro,

primero debemos hacer a un lado nuestras diferencias.

Bajamos nuestros brazos

para poder extender nuestros brazos

al otro.

Buscamos no el daño, sino la armonía para todos,

dejemos que el globo, si nada más, diga que esto es verdad:

Que aún en la pena, crecimos

Que aún en el dolor, esperábamos

Que aún en el cansancio, intentábamos

Que por siempre estaremos unidos, victoriosos,

no porque no volveremos a conocer la derrota

sino porque nunca sembraremos la división.

Las escrituras nos dicen que visualicemos

que todos se sentarán bajo su vid y su higuera

y nadie los asustará.

Si debemos vivir a la altura de nuestros tiempos,

entonces la victoria no residirá en la espada

sino en los puentes que construimos.

Esa es la promesa clarear

la colina que escalamos,

si nos atrevemos es sólo

porque ser estadounidense es más que un orgullo heredado,

es el pasado al que entramos

y cómo lo reparamos.

Hemos presenciado una fuerza que destrozaría nuestra nación

antes que compartirla,

que destruiría nuestro país si fuera para retrasar la democracia

y casi tuvo éxito en sus esfuerzos.

Pero, mientras que la democracia puede ser retrasada periódicamente,

nunca podría ser derrotada permanentemente.

En esta verdad,

en esta fe confiamos,

ya que mientras tenemos la mirada en el futuro

la historia tiene su mirada en nosotros.

Esta es la era de la redención,

temimos su concepción,

no nos sentíamos preparados para ser los herederos

de un tiempo tan espantoso,

pero dentro de él encontramos el poder

de escribir un nuevo capítulo,

de ofrecernos esperanza y risa a nosotros mismos.

Así que si una vez nos preguntamos

cómo podríamos siquiera resistir la catástrofe,

ahora afirmamos

cómo podría la catástrofe siquiera resistirnos.

No daremos marcha atrás, hacia lo que era,

avanzaremos a lo que será.

Un país lastimado, pero entero,

benevolente, pero audaz,

fiero y libre.

No nos harán a un lado

ni nos interrumpirán intimidándonos

porque sabemos que nuestra inacción, nuestra inercia,

será nuestra herencia para la siguiente generación.

Nuestras torpezas serán sus cargas,

pero una cosa es cierta:

Si combinamos la piedad con el poder

y el poder con lo correcto,

el amor se convertirá en nuestro legado

y el cambio, en el derecho de nacimiento de nuestros hijos.

Entonces dejemos atrás un país

mejor que el que nos dejaron.

Cada respiro de mi pecho forjado en bronce,

elevaremos este mundo herido a uno maravilloso,

nos alzaremos desde las doradas colinas del oeste,

nos alzaremos desde el noreste azotado por el viento,

donde nuestro antepasados hicieron la revolución por vez primera.

Nos alzaremos desde las ciudades de los estados del medio oeste, bordeadas de lagos,

nos alzaremos del sur curtido por el sol.

Reconstruiremos, reconciliaremos, recuperaremos

y de cada rincón conocido de nuestro país,

nuestro pueblo, diverso y hermoso, emergerá,

golpeado y hermoso.

Cuando llegue el día en que salgamos de la penumbra,

inflamado y sin miedo

el nuevo amanecer florecerá mientras lo liberemos,

ya que siempre hay luz

si tan sólo tenemos el valor de verla,

si tan sólo tenemos el valor de serla.


Amanda Gorman nacida el 07 marzo de 1998 es una poeta y activista estadounidense de Los Ángeles , California . El trabajo de Gorman se centra en temas de opresión , feminismo , raza y marginación , así como en la diáspora africana . Gorman es la primera persona en ser nombrada Poeta Juvenil Laureada Nacional. Publicó el libro de poesía Not Enough The One for Whom Food Is en 2015.

Gorman fue criada por su madre, una maestra llamada Joan Wicks, junto a dos hermanos. Tiene una hermana gemela, Gabrielle, que es activista. Gorman ha dicho que creció en un entorno con acceso limitado a la televisión. Tenía un impedimento del habla cuando era niña.  Ella ha descrito a su yo joven como una «niña rara» que disfrutaba leyendo y escribiendo y fue alentada por su madre. Gorman ha dicho que tiene un trastorno del procesamiento auditivo y es hipersensible al sonido. Gorman participó en terapia del habla durante su infancia y Elida Kocharian de The Harvard Crimson escribe en 2018: «Gorman no ve su impedimento del habla como una muleta, sino que lo ve como un don y una fortaleza». 

Gorman asistió a New Roads, una escuela privada en Santa Mónica, para los grados K-12.  En su último año, recibió una beca universitaria de la Milken Family Foundation y estudió sociología en Harvard College . Mientras estaba en Harvard, se convirtió en la primera persona en ser nombrada Poeta Nacional Juvenil Laureada en abril de 2017.  Fue elegida entre cinco finalistas. En 2017, Gorman ganó una subvención de $ 10,000 de la compañía de medios OZY como parte de los OZY Genius Awards . 

Es fundadora de la organización sin fines de lucro One Pen One Page, que dirige un programa de liderazgo y escritura para jóvenes. En 2017, Gorman se convirtió en el primera autora en aparecer en el Libro del mes del XQ Institute, un sorteo mensual para compartir los inspiradores libros favoritos de la Generación Z. Escribió un tributo para los atletas negros para Nike  y tiene un contrato con Viking Children’s Books para escribir dos libros ilustrados para niños. 

En 2017, Gorman se convirtió en la primera poeta joven en abrir la temporada literaria de la Biblioteca del Congreso , y ha leído su poesía en MTV . Gorman escribió  In This Place: An American Lyric  para su actuación de septiembre de 2017 en la Biblioteca del Congreso, que conmemoró la inauguración de Tracy K. Smith como Poeta Laureada de los Estados Unidos . La Biblioteca y Museo Morgan adquirió su poema In This Place (An American Lyric) y lo exhibió en 2018 cerca de obras de Elizabeth Bishop . 

En mayo de 2020, apareció en un episodio de la serie web Some Good News presentado por John Krasinski , donde tuvo la oportunidad de conocer virtualmente a Oprah Winfrey y emitió un discurso de graduación virtual para aquellos que no pudieron asistir a las ceremonias físicas debido al COVID 19. 

Después del 6 de enero de 2021, enmendó la redacción de su poema para abordar el asalto al Capitolio de los Estados Unidos . Durante la semana anterior a la inauguración, le dijo al crítico de libros del Washington Post Ron Charles, «Mi esperanza es que mi poema represente un momento de unidad para nuestro país», y que «con mis palabras, podré hablar de un nuevo capítulo y era para nuestra nación». 

Cortázar, Instrucciones de montaje

Los museos son como la morgue, a la que uno va a reconocer a los amigos (1). Anotación de Cortázar encontrada al revisar libros de su última Biblioteca donada a la Fundación Juan March.


No dejamos de regocijarnos de la constante inventiva de la cultura española para enfrentar y resolver exitosamente los constantes retos y desafíos que nuestra época actual plantea. a lo hemos comentado en el caso de RTVE y sus canales, en especial el Canal Clásico. Ahora le ha tocado el turno a la Fundación Juan March, cuyas conferencias y conciertos han sido una constante fuente de aprendizaje para nosotros. Rastreando las actividades de la fundación encontramos a la periodista Lara Síscar presentando el nuevo episodio de la serie «La cara B», que con el título Cortázar: instrucciones de montaje, recorre las notaciones del escritor argentino en su biblioteca personal, alojada en la Fundación Juan March. Lo hace con la ayuda de Paz Fernández, directora de la Biblioteca/Centro de Apoyo a la Investigación de la Fundación, el director teatral José Sanchis Sinisterra y el director del documental, Adriano Morán.

Nuestra más entusiasta invitación a que busquen en internet a la Fundación y disfruten de sus actividades – conferencias- desde 1975-, conciertos, publicaciones descargables, etc.-

Nota 1.-Jean Cocteau dijo alguna vez que el Museo de Louvre era una morgue a la que se iba a reconocer a los amigos. Pablo Picasso se refería a los museos como lugares convertidos en cosas insignificantes y ridículas. El escritor D. H. Lawrence decía que eran lecciones manipuladas para ilustrar las teorías equivocadas de los arqueólogos, y Lewis H. Lapham, editor durante varios años de la revista Harper’s Magazine, decía que nunca podía pasar por el Museo Metropolitano de Arte de Nueva York sin pensar en él no como una galería de retratos vivos, sino como un cementerio de la riqueza deducible de impuestos. Como puede verse, los museos no gozan de mucha popularidad o respeto… entre los propios creadores, como Damien Hirst, quien dice que son para artistas muertos.

De la estrecha relación del escritor con la música hemos seleccionado el siguiente cuento

Las ménades
Final del juego, 1956. Julio Cortázar

Alcanzándome un programa impreso en papel crema, Don Pérez me condujo a mi platea. Fila nueve, ligeramente hacia la derecha: el perfecto equilibrio acústico. Conozco bien el teatro Corona y sé que tiene caprichos de mujer histérica. A mis amigos les aconsejo que no acepten jamás fila trece, porque hay una especie de pozo de aire donde no entra la música; ni tampoco el lado izquierdo de las tertulias, porque al igual que en el Teatro Comunale de Florencia, algunos instrumentos dan la impresión de apartarse de la orquesta, flotar en el aire, y es así como una flauta puede ponerse a sonar a tres metros de uno mientras el resto continúa correctamente en la escena, lo cual será pintoresco pero muy poco agradable.

Le eché una mirada al programa. Tendríamos El sueño de una noche de verano, Don Juan, El mar y la Quinta sinfonía. No pude menos de reírme al pensar en el Maestro. Una vez más el viejo zorro había ordenado su programa de concierto con esa insolente arbitrariedad estética que encubría un profundo olfato psicológico, rasgo común en los régisseurs de music-hall, los virtuosos de piano y los match-makers de lucha libre. Sólo yo de puro aburrido podía meterme en un concierto donde después de Strauss, Debussy, y sobre el pucho Beethoven contra todos los mandatos humanos y divinos. Pero el Maestro conocía a su público, armaba conciertos para los habitués del teatro Corona, es decir gente tranquila y bien dispuesta que prefiere lo malo conocido a lo bueno por conocer, y que exige ante todo profundo respeto por su digestión y su tranquilidad.

Con Mendelssohn se pondrían cómodos, después el Don Juan generoso y redondo, con tonaditas silbables. Debussy los haría sentirse artistas, porque no cualquiera entiende su música. Y luego el plato fuerte, el gran masaje vibratorio beethoveniano, así llama el destino a la puerta, la V de la victoria, el sordo genial, y después volando a casa que mañana hay un trabajo loco en la oficina.
En realidad yo le tenía un enorme cariño al Maestro, que nos trajo buena música a esta ciudad sin arte, alejada de los grandes centros, donde hace diez años no se pasaba de La Traviata y la obertura de El Guaraní. El Maestro vino a la ciudad contratado por un empresario decidido, y armó esta orquesta que podía considerarse de primera línea. Poco a poco nos fue soltando Brahms, Mahler, los impresionistas, Strauss y Mussorgski.

Al principio los abonados le gruñeron y el Maestro tuvo que achicar las velas y poner muchas “selecciones de ópera” en los programas; después empezaron a aplaudirle el Beethoven duro y parejo que nos plantaba, y al final lo ovacionaron por cualquier cosa, por sólo verlo, como ahora que su entrada estaba provocando un entusiasmo fuera de lo común. Pero a principios de temporada la gente tiene las manos frescas, aplaude con gusto, y además todo el mundo lo quería al Maestro que se inclinaba secamente, sin demasiada condescendencia, y se volvía a los músicos con su aire de jefe de brigantes.
Yo tenía a mi izquierda a la señora de Jonatán, a quien no conozco mucho pero que pasa por melómana, y que sonrosadamente me dijo:
-Ahí tiene, ahí tiene a un hombre que ha conseguido lo que pocos. No sólo ha formado una orquesta sino un público. ¿No es admirable?
-Sí -dije yo con mi condescendencia habitual.
-A veces pienso que debería dirigir mirando hacia la sala, porque también nosotros somos un poco sus músicos.
-No me incluya, por favor -dije-. En materia de música tengo una triste confusión mental. Este programa, por ejemplo, me parece horrendo. Pero sin duda me equivoco.

La señora de Jonatán me miró con dureza y desvió el rostro, aunque su amabilidad pudo más y la indujo a darme una explicación.
-El programa es de puras obras maestras, y cada una ha sido solicitada especialmente por cartas de admiradores.
¿No sabe que el Maestro cumple esta noche sus bodas de plata con la música? ¿Y que la orquesta festeja los cinco años de formación? Lea al dorso del programa, hay un articulo tan delicado del doctor Palacín.

Leí el artículo del doctor Palacín en el intervalo, después de Mendelssohn y Strauss que le valieron al Maestro sendas ovaciones. Paseándome por el foyer me pregunté una o dos veces si las ejecuciones justificaban semejantes arrebatos de un público que, según me consta, no es demasiado generoso. Pero los aniversarios son las grandes puertas de la estupidez, y presumí que los adictos del Maestro no eran capaces de contener su emoción.
En el bar encontré al doctor Epifanía con su familia, y me quedé a charlar unos minutos. Las chicas estaban rojas y excitadas, me rodearon como gallinitas cacareantes (hacen pensar en volátiles diversos) para decirme que Mendelssohn había estado bestial, que era una música como de terciopelo y de gasas, y que tenía un romanticismo divino. Uno podría quedarse toda la vida oyendo el nocturno, y el scherzo estaba tocado como por manos de hadas. A la Beba le gustaba más Strauss porque era fuerte, verdaderamente un Don Juan alemán, con esos cornos y esos trombones que le ponían carne de gallina -cosa que me resultó sorprendentemente literal. El doctor Epifanía nos escuchaba con sonriente indulgencia.

-¡Ah, los jóvenes! Bien se ve que ustedes no escucharon tocar a Risler, ni dirigir a von Bülow. Esos eran los grandes tiempos. Las chicas lo miraban furiosas. Rosarito dijo que las orquestas estaban mucho mejor dirigidas que cincuenta años atrás, y la Beba negó a su padre todo derecho a disminuir la calidad extraordinaria del Maestro.

-Por supuesto, por supuesto -dijo el doctor Epifanía-. Considero que el Maestro está genial esta noche.
¡Qué fuego, qué arrebato! Yo mismo hacía años que no aplaudía tanto. Y me mostró dos manos con las que se hubiera dicho que acababa de aplastar una remolacha. Lo curioso es que hasta ese momento yo había tenido la impresión contraria, y me parecía que el Maestro estaba en una de esas noches en que el hígado le molesta y él opta por un estilo escueto y directo, sin prodigarse mucho. Pero debía ser el único que pensaba así, porque Cayo Rodríguez casi me saltó al pescuezo al descubrirme, y me dijo que el Don Juan había estado brutal y que el Maestro era un director increíble.

-¿Vos no viste ese momento en el scherzo de Mendelssohn cuando parece que en vez de una orquesta son como susurros de voces de duendes?
-La verdad -dije yo- es que primero tendría que enterarme de cómo son las voces de los duendes.
-No seas bruto -dijo Cayo enrojeciendo, y vi que me lo decía sinceramente rabioso-. ¿Cómo no sos capaz de captar eso? El Maestro está genial, che, dirige como nunca. Parece mentira que seas tan coriáceo.
Guillermina Fontán venía presurosa hacia nosotros. Repitió todos los epítetos de las chicas de Epifanía, y ella y Cayo se miraron con lágrimas en los ojos, conmovidos por esa fraternidad en la admiración que por un momento hace tan buenos a los humanos. Yo los contemplaba con asombro, porque no me explicaba del todo un entusiasmo semejante; cierto que no voy todas las noches a los conciertos como ellos, y que a veces me ocurre confundir Brahms con Brückner y viceversa, lo que en su grupo sería considerado como de una ignorancia inapelable. De todas maneras esos rostros rubicundos, esos cuellos transpirados, ese deseo latente de seguir aplaudiendo aunque fuera en el foyer o en el medio de la calle, me hacían pensar en las influencias atmosféricas, la humedad o las manchas solares, cosas que suelen afectar los comportamientos humanos. Me acuerdo de que en ese momento pensé si algún gracioso no estaría repitiendo el memorable experimento del doctor Ox para incandescer al público. Guillermina me arrancó de mis cavilaciones sacudiéndome del brazo con violencia (apenas nos conocemos).

-Y ahora viene Debussy -murmuró excitadísima-. Esa puntilla de agua, La Mer.
-Será magnifico escucharla -dije, siguiéndole la corriente marina.
-¿Usted se imagina cómo la va a dirigir el Maestro?
-Impecablemente -estimé, mirándola para ver cómo juzgaba mi advertencia.
Pero era evidente que Guillermina esperaba más fuego, porque se volvió a Cayo que bebía soda como un camello sediento y los dos se entregaron a un cálculo beatífico sobre lo que sería el segundo tiempo de Debussy, y la fuerza grandiosa que tendría el tercero. Me fui de ronda por los pasillos, volví al foyer, y en todas partes era entre conmovedor e irritante ver el entusiasmo del público por lo que acababa de escuchar. Un enorme zumbido de colmena alborotada incidía poco a poco en los nervios, y yo mismo acabé sintiéndome un poco febril y dupliqué mi ración habitual de soda Belgrano. Me dolía un poco no estar del todo en el juego, mirar a esa gente desde fuera, a lo entomólogo. Qué le iba a hacer, es una cosa que me ocurre siempre en la vida, y casi he llegado a aprovechar esta aptitud para no comprometerme en nada.
Cuando volví a la platea todo el mundo estaba ya en su sitio, y molesté a la entera fila para alcanzar mi butaca. Los músicos entraban desganadamente a escena, y me pareció curioso cómo la gente se había instalado antes que ellos, ávida de escuchar. Miré hacia el paraíso y las galerías altas; una masa negra, como moscas en un tarro de dulce. En las tertulias, más separadas, los trajes de los hombres daban la impresión de bandadas de cuervos; algunas linternas eléctricas se encendían y apagaban, los melómanos provistos de partituras ensayaban sus métodos de iluminación. La luz de la gran lucerna central bajó poco a poco, y en la oscuridad de la sala oí levantarse los aplausos que saludaban la entrada del Maestro. Me pareció curiosa esa sustitución progresiva de la luz por el ruido, y cómo uno de mis
sentidos entraba en juego justamente cuando el otro se daba al descanso. A mi izquierda la señora de Jonatán batía palmas con fuerza, toda la fila aplaudía cerradamente; pero a la derecha, dos o tres plateas más allá, vi a un hombre que se estaba inmóvil, con la cabeza gacha. Un ciego, sin duda; adiviné el brillo del bastón blanco, los anteojos inútiles. Sólo él y yo nos negábamos a aplaudir y me atrajo su actitud. Hubiera querido sentarme a su lado, hablarle: alguien que no aplaudía esa noche era un ser digno de interés. Dos filas más adelante, las chicas de Epifanía se rompían las manos, y su padre no se quedaba atrás. El Maestro saludó brevemente, mirando una o dos veces hacia arriba, de donde el ruido
bajaba como rolidos para encontrarse con el de la platea y los palcos. Me pareció verle un aire entre interesado y perplejo; su oído debía estarle mostrando la diferencia entre un concierto ordinario y el de unas bodas de plata: Ni qué decir que La Mer le valió una ovación apenas algo menor que la obtenida con Strauss, cosa por lo demás comprensible. Yo mismo me dejé atrapar por el último movimiento, con sus fragores y sus inmensos vaivenes sonoros, y aplaudí hasta que me dolieron las manos. La señora de Jonatán lloraba.

-Es tan inefable -murmuró volviendo hacia mí un rostro que parecía salir de la lluvia-. Tan
increíblemente inefable…
El Maestro entraba y salía, con su destreza elegante y su manera de subir al podio como quien va a abrir un remate. Hizo levantarse a la orquesta, y los aplausos y los bravos redoblaron. A mi derecha, el ciego aplaudía suavemente, cuidándose las manos, era delicioso ver con qué parsimonia contribuía al homenaje popular, la cabeza gacha, el aire recogido y casi ausente. Los “¡bravo!”, que resuenan siempre aisladamente y como expresiones individuales, restallaban desde todas direcciones. Los aplausos habían
empezado con menos violencia que en la primera parte del concierto, pero ahora que la música quedaba olvidada y que no se aplaudía Don Juan ni La Mer (o mejor, sus efectos), sino solamente al Maestro y al sentimiento colectivo que envolvía la sala, la fuerza de la ovación empezaba a alimentarse a sí misma, crecía por momentos y se tornaba casi insoportable. Irritado, miré hacia la izquierda; vi a una mujer vestida de rojo que corría aplaudiendo por el centro de la platea, y que se detenía al pie del podio, prácticamente a los pies del Maestro. Al inclinarse para saludar otra vez, el Maestro se encontró con la señora de rojo a tan poca distancia que se enderezó sorprendido. Pero de las galerías altas venía
un fragor que lo obligó a alzar la cabeza y saludar, como raras veces lo hacía, levantando el brazo izquierdo. Aquello exacerbó el entusiasmo, y a los aplausos se agregaban truenos de zapatos batiendo el piso de las tertulias y los palcos. Realmente era una exageración.
No había intervalo, pero el Maestro se retiró a descansar dos minutos, y yo me levanté para ver mejor la sala. El calor, la humedad y la excitación habían convertido a la mayoría de los asistentes en lamentables langostinos sudorosos. Cientos de pañuelos funcionaban como olas de un mar que grotescamente prolongaba el que acabábamos de oír. Muchas personas corrían hacia el foyer, para tragar a toda velocidad una cerveza o una naranjada. Temerosos de perder algo, retornaban a punto de tropezarse con otros que salían, y en la puerta principal de la platea había una confusión considerable. Pero no se producían altercados, la gente se sentía de una bondad infinita, era más bien como un gran reblandecimiento sentimental en que todos se encontraban fraternalmente y se reconocían. La señora de Jonatán, demasiado gorda para maniobrar en su platea, alzaba hasta mí, siempre de pie, un rostro extrañamente semejante a un rabanito. “Inefable”, repetía. “Tan inefable”.
Casi me alegré de que volviera el Maestro, porque aquella multitud de la que yo formaba parte inexcusablemente me daba entre lástima y asco. De toda esa gente, los músicos y el Maestro parecían los únicos dignos. Y además el ciego a pocas plateas de la mía, rígido y sin aplaudir, con una atención exquisita y sin la menor bajeza.

-La Quinta -me humedeció en la oreja la señora de Jonatán-. El éxtasis de la tragedia.
Pensé que era más bien un título para película, y cerré los ojos. Tal vez buscaba en ese instante asimilarme al ciego, al único ser entre tanta cosa gelatinosa que me rodeaba. Y cuando veía ya pequeñas luces verdes cruzando mis párpados como golondrinas, la primera frase de La Quinta me cayó encima como una pala de excavadora, obligándome a mirar. El Maestro estaba casi hermoso, con su rostro fino y avizor, haciendo despegar la orquesta que zumbaba con todos sus motores. Un gran silencio se había hecho en la sala, sucediendo fulminantemente a los aplausos; hasta creo que el Maestro soltó la
máquina antes de que terminaran de saludarlo. El primer movimiento pasó sobre nuestras cabezas con sus fuegos de recuerdo, sus símbolos, su fácil e involuntaria pega-pega. El segundo, magníficamente dirigido, repercutía en una sala donde el aire daba la impresión de estar incendiado pero con un incendio que fuera invisible y frío, que quemara de dentro afuera. Casi nadie oyó el primer grito porque fue ahogado y corto, pero como la muchacha estaba justamente delante de mí, su convulsión me sorprendió y al mismo tiempo la oí gritar, entre un gran acorde de metales y maderas. Un grito seco y breve como de espasmo amoroso o de histeria. Su cabeza se dobló hacia atrás, sobre esa especie de raro unicornio de bronce que tienen las plateas del Corona, y al mismo tiempo sus pies golpearon furiosamente el suelo mientras las personas a su lado la sujetaban por los brazos. Arriba, en la primera fila de tertulia, oí otro grito, otro golpe en el suelo. El Maestro cerró el segundo tiempo y soltó directamente el tercero; me pregunté si un director puede escuchar un grito de la platea, atrapado como está por el primer plano sonoro de la orquesta. La muchacha de la butaca delantera se doblaba ahora poco a poco y alguien (quizá su madre) la sostenía siempre de un brazo. Yo hubiera querido ayudar, pero menudo lío es meterse en las cosas de la fila de adelante, en pleno concierto y con gentes desconocidas. Quise decirle algo a la señora de Jonatán, por aquello de que las mujeres son las indicadas para atender esa clase de ataques, pero estaba con los ojos fijos en la espalda del Maestro, perdida en la música; me pareció que algo le brillaba debajo de la boca, en la barbilla. De golpe dejé de ver al Maestro, porque la rotunda espalda de un señor de smoking se enderezaba en la fila delantera. Era muy raro que alguien se levantara a mitad del movimiento, pero también eran raros esos gritos y la indiferencia de la gente ante la muchacha histérica. Algo como una mancha roja me obligó a mirar hacia el centro de la platea, y nuevamente vi a la señora que en el intervalo había corrido a aplaudir al pie del podio. Avanzaba lentamente, yo hubiera dicho que agazapada aunque su cuerpo se mantenía erecto, pero era más bien el tono de su marcha, un avance a pasos lentos, hipnóticos, como quien se prepara a dar un salto. Miraba fijamente al Maestro, vi por un instante la lumbre emocionada de sus ojos. Un
hombre salió de las filas y se puso a andar tras ella; ahora estaban a la altura de la quinta fila y otras tres personas se les agregaban. La música concluía, saltaban los primeros grandes acordes finales desencadenados por el Maestro con espléndida sequedad, como masas escultóricas surgiendo de una sola vez, altas columnas blancas y verdes, un Karnak de sonido por cuya nave avanzaban paso a paso la mujer roja y sus seguidores.

Entre dos estallidos de la orquesta oí gritar otra vez, pero ahora el clamor venía de uno de los palcos de la derecha. Y con él los primeros aplausos, sobre la música, incapaces de retenerse por más tiempo, como si en ese jadeo de amor que venían sosteniendo el cuerpo masculino de la orquesta con la enorme hembra de la sala entregada, ésta no hubiera querido esperar el goce viril y se abandonara a su placer entre retorcimientos quejumbrosos y gritos de insoportable voluptuosidad. Incapaz de moverme en mi
butaca, sentía a mis espaldas como un nacimiento de fuerzas, un avance paralelo al avance de la mujer de rojo y sus seguidores por el centro de la platea, que llegaban ya bajo el podio en el preciso momento en que el Maestro, igual a un matador que envaina su estoque en el toro, metía la batuta en el último muro de sonido y se doblaba hacia adelante, agotado, como si el aire vibrante lo hubiese corneado con el impulso final. Cuando se enderezó la sala entera estaba de pie y yo con ella, y el espacio era un vidrio instantáneamente trizado por un bosque de lanzas agudísimas, los aplausos y los gritos confundiéndose en una materia insoportablemente grosera y rezumante pero llena a la vez de una cierta grandeza,
como una manada de búfalos a la carrera o algo por el estilo. De todas partes confluía el público a la platea, y casi sin sorpresa vi a dos hombres saltar de los palcos al suelo. Gritando como una rata pisoteada la señora de Jonatán había podido desencajarse de su asiento, y con la boca abierta y los brazos tendidos hacia la escena vociferaba su entusiasmo. Hasta ese instante el Maestro había permanecido de espaldas, casi desdeñoso, mirando a sus músicos con probable aprobación. Ahora se dio vuelta, lentamente, y bajó la cabeza en su primer saludo. Su cara estaba muy blanca, como si la
fatiga lo venciera, y llegué a pensar (entre tantas otras sensaciones, trozos de pensamientos, ráfagas instantáneas de todo lo que me rodeaba en ese infierno del entusiasmo) que podía desmayarse. Saludó por segunda vez, y al hacerlo miró a la derecha donde un hombre de smoking y pelo rubio acababa de saltar al escenario seguido por otros dos. Me pareció que el Maestro iniciaba un movimiento como para descender del podio, pero entonces reparé en que ese movimiento tenía algo de espasmódico, como de
querer librarse. Las manos de la mujer de rojo se cerraban en su tobillo derecho; tenía la cara alzada hacia el Maestro y gritaba, al menos yo veía su boca abierta y supongo que gritaba como los demás, probablemente como yo mismo. El Maestro dejó caer la batuta y se esforzó por soltarse, mientras decía algo imposible de escuchar. Uno de los seguidores de la mujer le abrazaba ya la otra pierna, desde la rodilla, y el Maestro se volvía hacia su orquesta como reclamando auxilio. Los músicos estaban de pie, en una enorme confusión de instrumentos, bajo la luz cegadora de las lámparas de escena. Los atriles
caían como espigas a medida que por los dos lados del escenario subían hombres y mujeres de la platea, al punto que ya no podía saber quiénes eran músicos o no. Por eso el Maestro, al ver que un hombre trepaba por detrás del podio, se agarró de él para que lo ayudara a arrancarse de la mujer y sus seguidores que le cubrían ya las piernas con las manos, y en ese momento se dio cuenta de que el hombre no era uno de sus músicos y quiso rechazarlo, pero el otro lo abrazó por la cintura, vi que la mujer de rojo abría los brazos como reclamando, y el cuerpo del Maestro se perdió en un vórtice de gentes que lo envolvían y se lo llevaban amontonadamente. Hasta ese instante yo había mirado todo
con una especie de espanto lúdico, por encima o por debajo de lo que estaba ocurriendo, pero en el mismo momento me distrajo un grito agudísimo a mi derecha y vi que el ciego se había levantado y revolvía los brazos como aspas, clamando, reclamando, pidiendo algo. Fue demasiado, entonces ya no pude seguir asistiendo, me sentí partícipe mezclado en ese desbordar del entusiasmo y corrí a mi vez hacia el escenario y salté por un costado, justamente cuando una multitud delirante rodeaba a los violinistas, les quitaba los instrumentos (se los oía crujir y reventarse como enormes cucarachas marrones) y empezaba a tirarlos del escenario a la platea, donde otros esperaban a los músicos para
abrazarlos y hacerlos desaparecer en confusos remolinos. Es muy curioso pero yo no tenía ningún deseo de contribuir a esas demostraciones, solamente estar al lado y ver lo que ocurría, sobrepasado por ese homenaje inaudito. Me quedaba suficiente lucidez como para preguntarme por qué los músicos no escapaban a toda carrera por entre bambalinas, y en seguida vi que no era posible porque legiones de oyentes habían bloqueado las dos alas del escenario, formando un cordón móvil que avanzaba pisoteando los instrumentos, haciendo volar los atriles, aplaudiendo y vociferando al mismo tiempo, en un estrépito tan monstruoso que ya empezaba a asemejarse al silencio. Vi correr hacia mí un tipo gordo
que traía su clarinete en la mano, y estuve tentado de agarrarlo al pasar o hacerle una zancadilla para que el público pudiera atraparlo. No me decidí, y una señora de rostro amarillento y gran escote donde galopaban montones de perlas me miró con odio y escándalo al pasar a mi lado y apoderarse del clarinetista que chilló débilmente y trató de proteger su instrumento. Se lo quitaron entre dos hombres, y el músico tuvo que dejarse llevar del lado de la platea donde la confusión alcanzaba su pleno.
Los gritos sobrepujaban ahora a los aplausos, la gente estaba demasiado ocupada abrazando y palmeando a los músicos para poder aplaudir, de modo que la calidad del estrépito iba virando a un tono cada vez más agudo, roto aquí y allá por verdaderos alaridos entre los que me pareció oír algunos con ese color especialísimo que da el sufrimiento, tanto que me pregunté si en las carreras y en los saltos no habría tipos quebrándose los brazos y las piernas, y a mi vez me tiré de vuelta a la platea ahora que el escenario estaba vacío y los músicos en posesión de sus admiradores que los llevaban en todas direcciones, parte hacia los palcos, donde confusamente se adivinaban movimientos y revuelos, parte
hacia los estrechos pasillos que lateralmente conducen al foyer. Era de los palcos de donde venían los clamores más violentos como si los músicos, incapaces de resistir la presión y el ahogo de tantos brazos, pidieran desesperadamente que los dejaran respirar. La gente de las plateas se amontonaba frente a las aberturas de los palcos balcón, y cuando corrí por entre las butacas para acercarme a uno de ellos la confusión parecía mayor, las luces bajaron bruscamente y se redujeron a una lumbre rojiza que apenas permitía ver las caras, mientras los cuerpos se convertían en sombras epilépticas, en un amontonamiento de volúmenes informes tratando de rechazarse o confundirse unos con otros. Me
pareció distinguir la cabellera plateada del Maestro en el Segundo palco de mi lado, pero en ese instante mismo desapareció como si lo hubieran hecho caer de rodillas. A mi lado oí un grito seco y violento, y vi a la señora de Jonatán y a una de las chicas de Epifanía precipitándose hacia el palco del Maestro, porque ahora yo estaba seguro de que en ese palco estaba el Maestro rodeado de la mujer vestida de rojo y sus seguidores. Con una agilidad increíble la señora de Jonatán puso un pie entre las dos manos de la chica de Epifanía, que cruzaba los dedos para hacerle un estribo, y se precipitó de cabeza en el
interior del palco. La chica de Epifanía me miró, reconociéndome, y me gritó algo, probablemente que la ayudara a subir, pero no le hice caso y me quedé a distancia del palco, poco dispuesto a disputarles su derecho a individuos absolutamente enloquecidos de entusiasmo, que se batían entre ellos a empellones. A Cayo Rodríguez, que se había distinguido en el escenario por su encarnizamiento en hacer bajar los músicos a la platea, acababan de partirle la nariz de una trompada, y andaba titubeando de un lado a otro con la cara cubierta de sangre. No me dio la menor lástima, ni tampoco ver al ciego arrastrándose por el suelo, dándose contra las plateas, perdido en ese bosque simétrico sin puntos de
referencia. Ya no me importaba nada, solamente saber si los gritos iban a cesar de una vez porque de los palcos seguían saliendo gritos penetrantes que el público de la platea repetía y coreaba incansable, mientras cada uno trataba de desalojar a los demás y meterse por algún lado en los palcos. Era evidente que los pasillos exteriores estaban atiborrados, pues el asalto mayor se daba desde la platea misma, tratando de saltar como lo había hecho la señora de Jonatán. Yo veía todo eso, y me daba cuenta de todo eso, y al mismo tiempo no tenía el menor deseo de agregarme a la confusión, de modo que mi indiferencia me producía un extraño sentimiento de culpa, como si mi conducta fuera el escándalo final
y absoluto de aquella noche. Sentándome en una platea solitaria dejé que pasaran los minutos, mientras al margen de mi inercia iba notando el decrecimiento del inmenso clamor desesperado, el debilitamiento de los gritos que al fin cesaron, la retirada confusa y murmurante de parte del público.
Cuando me pareció que ya se podía salir, dejé atrás la parte central de la platea y atravesé el pasillo que da al foyer. Uno que otro individuo se desplazaba como borracho, secándose las manos o la boca con el pañuelo, alisándose el traje, componiéndose el cuello. En el foyer vi algunas mujeres que buscaban espejos y revolvían en sus carteras. Una de ellas debía haberse lastimado porque tenía sangre en el pañuelo. Vi salir corriendo a las chicas de Epifanía; parecían furiosas por no haber llegado a los palcos, y me miraron como si yo tuviera la culpa. Cuando consideré que ya estarían afuera, eché a andar hacia la
escalinata de salida, y en ese momento asomaron al foyer la mujer vestida de rojo y sus seguidores. Los hombres marchaban detrás de ella como antes, y parecían cubrirse mutuamente para que no se viera el destrozo de sus ropas. Pero la mujer vestida de rojo iba al frente, mirando altaneramente, y cuando estuve a su lado vi que se pasaba la lengua por los labios, lenta y golosamente se pasaba la lengua por los labios que sonreían.

La música de Ramón Gener

Si Beethoven pudiera escucharme (POESIA) (Spanish Edition) de [Ramon Gener i Sala, Alfonso Barguñó Viana]

El sábado 15 de noviembre 2020 en el programa de Radio Clasica, Sinfonía de la mañana, mantuvieron una conversación Martin Llade  y Ramón Gener, que por su relevancia reelaboramos.

Gener es conocido por sus programas en televisión, Opera en texans  y This is opera, pero no se ha limitado a los sonidos, se ha vinculado con el arte en general con las series This is art y mas recientemente con Proyecto 200, que conmemora los 200 años del museo de El Prado.

R.-Por casualidad empece a hablar de ópera, cuando ya habia dejado de cantar. Le expliqué a un amigo La Cenerentola, de Rossini, que iba a ver en el Liceu.  A los 18 años, en las fiestas imitaba a los cantantes de moda, y un amigo me llevó a la casa de Victoria de los Angeles. Ella me decía “solo cantas notas, haz música. Los músicos no son músicos. Hay que empezar a estudiar arte, filosofía, literatura, porque sino al final lo quer hacemos aquí son notas”. En sus viajes Victoria escribía poesía. 

R.-En este año Beethoven, he asegurado la piedra fundacional, la eclosión del artista , heroe de su propia música, con esa tercera sinfonía única, el nuevo camino. Es el heroe de mi vida. Despues siguieron la quinta, la séptima y la novena. Me quedo con las impares. Si tuviers que quedarme con su Fidelio, sus cuatetos tardíos, sus sonatas  para piano, seria la 3era. Escuchamos el tercer moviento de la tercera sinfonía  con la Orquesta de Cleveland dirigida por Georges Szell.

Tenemos que hablar de la ópera. Un género que nació popular y que muchos consideran encorsetado y alejado de la gente. R.- La ópera es música y teatro, dos cosas fundamentales para el ser humano. Los griegos inventaron el teatro como un modo de reconocernos a nosotros mismos, como un espejo. Era imprescindible para los griegos y por eso sigue siendo para nosotros como un modo de saber quiénes somos , de dónde venimos y hacia dónde vamos. Si agregamos la música, como decía Nietzsche,”sin música no hay vida”, y además esa música es cantada, no hay mejor combinación. Todos cantamos, es visceral para todos. La ópera tiene muchas lecturas, pero un primer nivel es el de las emociones, nos emocionamos con lo que vemos y con lo que está sonando.

Martin (M) pregunta y comenta, Ramón ( R). Responde.-

Una ópera para pensar que el mudo puede llegar a ser mejor: Fidelio

Una ópera para reírte hasta las lágrimas: Barbero de Sevilla.

Una ópera para despedirse: Madame Butterfly

Una ópera para emocionarte: La Boheme. Todas, hay tantísima música. Janecek emociona cantidad, Korsakov, Tchaikovsky, todo Strauss, me emocionan Salome, Elektra, El caballero de la rosa. Todo el repertorio Strauss.

Cuando pienso en Boheme, pienso en Victoria porque fue la primera ópera que decidí escuchar voluntariamente. No puesta por mi madre que me hacía escuchar ópera. M.- La artista que inspiró el persona de Musetta, Lucille Lovet,  se ahogó en un naufragio de un barco que llevaba a África juguetes fabricados por el verdadero Schaunard. 

R.- Es que en Escenas de la vida bohemia, Murger retrata la vida parisina. Es un libro muy divertido y que yo recomiendo a todos. M.- Yo no puedo imaginarme otro Rodolfo que no sea Pavarotti. R.- Hay otros Rodolfos. El mío, el que descubrí en ese disco fue Jussi Björling. M.- Es un papel muy suave para el. Mi primer Rodolfo fue Granni Poggi, pero ya renegé de él. R.- Cuando vuelvo a Björling le encuentro algunas cosas, pero esa es la voz de tenor. M.- Él tiene una Manon Lescaut , del 47 en el MET con Dorothy Kisten. Tambien hizo un Calaf flamígero  [RCA,Victor, 1959, con Tebaldi]. Vamos a escuchar esa versión absolutamente maravillosa con Mirella Freni. El duo Pavarotti – Rodolfo Panerai al comienzo del cuarto acto, O Mimí. Più non torni.

R.- La obra de arte total,Gesamtkinstwerk como se dice en alemán. M.- Wagner tuvo que competir con Carmen. R.- El wagnerianismo tiene una fuerza que los críticos del siglo 19 llamaban “el malus germanicus”. Cuando entras en el mundo wagneriano corres el peligro de pensar que todo el resto de la música carece de interés, que puede parecer superflua y a renegar de Donizetti y Bellini. M.- Hacer de lado a Meyerbeer, “un profeta que no profetiza nada de nada”.R.- Yo pase mi época de Malus germanicus, precisamente cuando deje de cantar  y antes de entrar a la tv la radio y la “divulgación musical” (término que no me gusta). Hubo una ópera que me salvo la vida. La escuchada todos los días, era Parsifal. Intentaba reconocerme en el puro tono, der reine Narr. Ese tipo que no sabe bien a donde va, lo que tiene que hacer en la vida, M.- y mataba cisnes. R.- y casi por casualidad  y sin darse cuenta de que es el hombre que liberara el Grial. Hay mucha gente que en algún momento de su vida se siente como Parsifal  al final del primer acto, “yo no sé qué hacer con mi vida”. Ese Parsifal me ocupaba todos los días, esa Obertura maravillosa, el primer acto con el raconto de Gurnemarz, la música de la transfiguración, la maravillosa Kundry, el castillo de Klingsor, las muchachas flor, toda la ópera. Para mi esa ópera sigue siendo una revelación. M.- Barcelona siempre ha tenido una fuerte vinculación con Wagner. R.- Por cuestión de horario, en 903 Barcelona fue la primera ciudad en el mundo, que legalmente, estrenó Parsifal fuera de Bayreuth.M.- Escuchamos a Furtwangler  en un pedacito de El encanto del Viernes Santo. 

Visita al Museo del Prado de la mano de Ramón Gener

Proyecto 200 es una serie de cuatro capítulos sobre el Bicentenario del Museo de El Prado. Fue un privilegio estar rodando toda la noche por más de un mes.  Me lo pidió Falomir, Director del Museo cuando yo estaba haciendo una conferencia sobre Bartolomé Bermejo: más allá de la pintura, la música. Era una mezcla de documental y  ficción sobre este pintor del Gótico. 

Ramón se despide con una canción de Bruce Springteen, Thunder Road y dice que es   su Angelus. Cuando lo escuché por primera vez me remitió a muchas otras cosas que había escuchado y no había terminado de entender, como el mito de Orfeo, Orfeo y Euridice, Monteverdi, Gluck, el mito de Fausto. Fausto cantando a Margarita decide hacer de tripas corazón para ver a la mujer que ama.

Ramón recita de memoria la letra de Thunder Road: “Estoy aquí.Se muy bien que te puedo ofrecer, pero estoy aquí. Si vienes conmigo, algo haremos. Se que algo podemos hacer. Súbete a mi coche. Iremos por la carreta, bajaremos la ventanilla y dejaremos que el viento sople por nuestro pelo. Intentaremos llegar a algún lugar.”  

Ramón agrega: Esa cosa de valentía. De querer hacer. No tener miedo y enfrentar  lo que queremos hacer. Es lo que yo animaría a todo el mundo. Si queremos hacer una cosa, no esperes, hazla.

M.- Me parece que ahora viene This is rock and roll.

G.- Cuando escucho esa canción pienso en el Orfeo que baja al infierno a rescatar a su Euridice. En Fausto capaz de pactar con el diablo para vivir de verdad el amor y volver a ser joven. Pensar en Jan Valjean que es capaz de preguntarse si mismo, en Los Miserables, quien soy yo. Es ese momento de decidir  quién eres e ir a por lo que quieres.


Como ya conocemos las óperas que integraron This is opera y Opera en texans. Enumeramos sus dos recientes trabajos:

‘200’, un paseo por el Prado, de noche

‘200’, producido por RTVE en colaboración con Brutal Media, ofrecerá el privilegio de visitar la pinacoteca de noche y disfrutar en exclusiva del espacio y sus obras cuando está cerrada al público.

El del Prado es un museo distinto al resto de grandes museos europeos de pintura antigua y en ‘200’ veremos qué lo hace tan especial. El programa desnudará muchas de sus obras maestras para desentrañar todo lo que esconden y sacará algunos cuadros del museo para acercarlos a un nuevo público.

Museo del gusto real. El Museo del Prado es el fruto de las colecciones reales de la monarquía española y el resultado del gusto de los reyes y las reinas a lo largo de los siglos. En este primer capítulo, Ramón Gener nos presentará el álbum familiar de los reyes de España que cuelga de las paredes del museo, y nos descubrirá sus tesoros.

Museo de pintores. El Prado no es un museo de pintura, es un museo de pintores. Su magnífica colección tiene una particularidad: contiene la máxima colección de obras de Goya, de Rubens o Velázquez del mundo, pero solo tiene un cuadro de Rembrandt. En este segundo capítulo se explicarán los motivos de este desequilibrio. tiene un lugar privilegiado.La emisión  irá acompañada del documental Goya, un espectáculo de carne y hueso que se acerca al artista a través de sus cartas personales y su obra

Museo de símbolos. En las paredes del museo del Prado se cuentan infinidad de historias preciosas relacionadas con la Biblia o con la mitología. El programa repasará las más bonitas y significativas y mostrará cómo, todas ellas, presentan diversos niveles de lectura que las hacen incluso más interesantes de lo que aparentan. El programa irá seguido de El Bosco. Jardín de los sueños’, un documental que trata de resolver los misterios de esta popular obra.

Museo de reflejos. Desde su inauguración en 1819 se ha convertido en un referente para centenares de artistas de todo el mundo. La historia del arte es una cadena de artistas que miran hacia atrás para abrir nuevos caminos.Al fianl del programa se emitirá el documental de RTVE La pasión del Prado en ultra alta definición que muestra 400 pinturas del Museo con una nitidez y color similar a las que puede percibir el ojo humano.

This is Art

This is Art es una serie sobre el mundo del arte a través de las emociones humanas. Si logramos saber que la música, una pintura, una película o un libro tienen el poder de movernos y provocar todo tipo de sentimientos, podremos descubrir algo de nosotros mismos. Los artistas más grandes usaron diferentes materiales para crear belleza, ahora vamos a utilizar todo esta belleza para entender nuestras emociones. 22 programas en dos temporadas, del 29 de noviembre 2017 al 29 septiembre 2019.

Temporada 1: Éxtasis, Curiosidad, Inspiración, Rebeldía, Vanidad, Locura, Celos, Valentía, Miedo, Deseo, Soledad, Culpa.Temporada 2: Enamorando, Fe, Odio, Dolor, Humor, Melancolía, Empatía, Desamor, Alegría, Emoción.

MURAKAMI PARA MELÓMANOS

Música, sólo música,  un diálogo entre Murakami y su amigo Seiji Ozawa, antiguo director de la Boston Symphony Orchestra, sobre conocidas piezas de Brahms y Beethoven, de Bartok y Mahler; acerca de directores de orquesta como Leonard Bernstein y solistas excepcionales como Glenn Gould, sobre piezas de cámara y sobre ópera.

Siendo joven, Haruki Murakami pinchaba discos y ponía copas en su club de jazz de Tokio, el Peter Cat. Por la noche, tras cerrar el club, se quedaba escribiendo en la mesa de la cocina hasta que salía el sol. Le encanta la música de todo tipo, jazz, clásica, folk, rock, y tiene más de seis mil discos en casa.

Completando la entrega anterior, Importancia de la crítica musical en la formación del oyente de música clásica, hoy hablamos del placer y el aprendizaje que proporcionan los escritos de los músicos y de los aficionados. Tal es el caso del escritor japonés Haruki Murakami.

Su obra está impregnada de referencias y vivencias musicales, las que se dió a la tarea de recuperar para el libro Música, solo música (Tusquets, 2020), donde el escritor comparte “sus querencias, sus opiniones y, sobre todo, sus ansias de saber sobre un arte, el musical, que hermana a millones de seres humanos en todo el mundo”.

Beethoven fue motivo de su primer encuentro. Pero Mahler ocupa la mayor parte del libro que recoge la extensa y por ahora inconclusa conversación que durante años han mantenido el escritor y el director de orquesta. Murakami  acudía a sus conciertos cuando vivía en Boston en los años ochenta.

Murakami ha sido reconocido por la crítica internacional. Una de sus mejores obras, Norwegian Wood (1987), como una vieja canción de The Beatles, y conocida como Tokio Blues en el mundo occidental, fue best-seller internacional gracias a su fuerte componente musical y su “escritura con una exquisita construcción en forma de telaraña en la que todo lo que elige Murakami para la descripción tiembla con una posibilidad simbólica” como los intentos del protagonista por atrapar con las manos las motas de polvo que brillan en la luz sin éxito dando a entender que “no se pueden mantener las brasas encendidas por la fuerza de la voluntad. Tal vez este pájaro, como cantaba John Lennon, ha volado”.


Las novelas de Murakami permiten extraer claves para vivir mejor.

1. La soledad es la mejor vía al conocimiento. En más de una novela de Murakami, el protagonista emprende un viaje en solitario para escapar de la confusión vital. En el caso del joven fugitivo de Kafka en la orilla, eso le permitirá acceder a aspectos desconocidos de sí mismo. Cuando nos vemos enfrentados a la soledad tras una separación o muerte, o cuando la buscamos a través de un viaje iniciático, afloran partes de nosotros que antes estaban soterradas. Sin la protección y el ruido de los demás, el encuentro con uno mismo es inevitable, con lo que damos un salto hacia adelante en nuestra propia evolución.

2. El mundo es imprevisible. La segunda lección vital que extraemos de sus novelas es que la vida siempre nos sorprende. Por lo tanto, es absurdo tratar de controlarla o angustiarnos ante posibles amenazas. En la última novela de Murakami, la extensa La muerte del comendador, un pintor de vida estable y acomodada recibe la noticia de que su mujer quiere separarse porque ha tenido un sueño que la empuja a tomar esa decisión. Cuando el pintor le pregunta de qué iba ese sueño, ella le dice que es algo demasiado personal. Si solo podemos esperar lo inesperado, es inútil hacer predicciones. Y eso puede ser un gran calmante para la mente. En cuanto a los porqués que pueden surgir para torturarnos, eso nos lleva a la siguiente lección.

3. No busques un sentido. Los argumentos de Murakami se desarrollan en un mundo de caos y aleatoriedad. Muchas veces ni siquiera es posible culpar a nadie del sufrimiento, lo cual es una buena noticia. Tal como decía Viktor Frankl, el ser humano va en busca de sentido, pero gran parte de las cosas que nos suceden no lo tienen. Como en las novelas del autor japonés, muchas veces sentiremos que nuestra vida es un sueño donde las cosas suceden sin razón aparente. Podemos afrontar este hecho con dos actitudes opuestas: podemos lamentarnos de lo injusto o absurdo que es el mundo o bien surfear las olas que nos trae la existencia. De eso va la cuarta lección.

4. Si sobrevives al caos, ya has ganado. Dado que afrontamos solos muchos lances de nuestra existencia, si sabemos además que todo es imprevisible y que las cosas no tienen por qué tener un sentido, tal vez el arte de vivir sea salir lo mejor librados posible. Venimos al mundo a experimentar cosas, a tropezar y a resolver problemas, como hacen los personajes de Murakami. El premio es seguir adelante en la partida.

5. El orgullo y el miedo nos quitan lo mejor de la vida. En su ensayo De qué hablo cuando hablo de escribir, Murakami menciona una anécdota tan mágica como triste. Al parecer, en 1922 James Joyce y Marcel Proust coincidieron en un mismo restaurante de París, donde cenaron en mesas cercanas. Los comensales que los reconocieron estaban emocionados, esperando que aquellos gigantes de la literatura empezaran a debatir. Nada sucedió. “La velada tocó a su fin sin que ninguno de los dos se dignase dirigir la palabra al otro. Imagino que fue el orgullo lo que frustró una simple charla, y eso es algo muy frecuente”.