Mediadores de la música: un nuevo perfil de músico profesional

Por Mikel Cañada 21/11/2020

La mediación es un concepto utilizado en muchas disciplinas que van desde la mediación política, la mediación legal y en conflictos laborales, la mediación en el ámbito familiar, la mediación cultural o la mediación educativa. El mediador es por definición el que está entre dos objetos (del latín medius: quien está en el medio) que tiene que relacionar de alguna manera. En el contexto cultural, estos objetos serían las obras, los artistas y las instituciones por un lado y los diferentes públicos por el otro.

Un poco de historia

El concepto de Mediación Cultural no es un término excesivamente normalizado en España. Sus inicios se remontan a Francia en la década de los años sesenta del siglo XX, pero no fue sino veinte años después cuando se legitima como estrategia de democratización para favorecer el acceso a las artes y la cultura. Así, la mediación cultural pasa de lo cultural a lo social (Lafortune, 2012)[1] y permite el desarrollo de numerosas medidas destinadas a la inclusión social de diferentes públicos (o colectivos de ciudadanos) que, a través de una experiencia artística, encuentran una manera mejor de comprenderse y respetarse mutuamente. En España es en el sector museístico dónde la mediación cultural se ha implantado con mayor fuerza.

 ¿Por qué la mediación cultural en el sector de la música?

Desde el sector de la cultura en general y de la música clásica en particular, puede existir la percepción de que nos alejamos sin remedio de un gran número de personas que no se sienten interpeladas por nuestras propuestas artísticas. Por ello, las instituciones musicales, en aras de su propia supervivencia o para implementar su radio de acción, han entendido la necesidad de acometer acciones que, por un lado, mejoren las relaciones con su público habitual, fomentando la participación ciudadana en la cultura, y por otro, luchen contra la exclusión de determinados sectores de la sociedad que, por diferentes motivos, no tiene acceso a ella.

Si un joven o una joven española atraviesa toda su etapa de Educación Obligatoria sin haber asistido a conciertos de música en vivo de orquestas, de grupos de cámara o de Jazz, si no han asistido nunca a una representación de ópera, de zarzuela, de danza, de teatro o de clown…quiere decir que, desde las políticas educativas y culturales, les estamos excluyendo del acceso a esa parte de la cultura. Si un colectivo de personas con discapacidad no tiene acceso a nuestras propuestas porque no organizamos actividades a las que puedan asistir en las condiciones adecuadas de accesibilidad, pero que además les permita interactuar con el objeto artístico viviendo una experiencia plena, también les estamos excluyendo del acceso a la cultura. La mediación es aquí una herramienta fundamental para crear, organizar, realizar y liderar proyectos que faciliten esa relación y propicien un dialogo constante con el público de nuestra comunidad, en una experiencia enriquecedora de conocimiento mutuo.

Mediación Artística

Tal y como la define la periodista de la Universidad Católica de Chile M. Inés Silva, “la mediación artística es un campo dentro de la mediación cultural de carácter más específico, y constituye toda la gama de intervenciones y relaciones que el mediador o mediadora incita entre la obra artística y su recepción en el público, una posibilidad de diálogo en un acto circular de experiencia y aprendizaje. Consiste en permitir a un sujeto social producir, a partir de una experiencia inédita a la cual el mediador o mediadora lo confronta, los conocimientos necesarios para acceder a otras formas de representación de la realidad concreta”.

La música, el arte de la mediación

La música presenta peculiaridades que influyen considerablemente en el proceso de mediación. Para Hennion (1993)[2], la música es el arte de la mediación, porque sin la ayuda de las mediaciones operadas por partituras, intérpretes, conciertos o grabaciones…la música permanece inaccesible. En otras palabras, no hay una obra que se pueda ver, como en un museo, por ejemplo; la obra musical solo es accesible a través de la confluencia de diferentes factores.

La mediación musical -un campo dentro de la mediación artística- conecta por tanto los diferentes repertorios de la música universal con los músicos que las interpretan y las personas que la escuchan. Elabora estrategias para acercarse a públicos reales o potenciales y establece las herramientas para evaluar el impacto de dichas acciones.  La actividad se refleja en una gran gama de actividades pedagógicas y artísticas en las que el denominador común es provocar la interacción entre el público y la música. Para ello, otras artes o disciplinas pueden formar parte de proyectos que van más allá de la simple explicación y que provocan la participación, con una clara vocación multidisciplinar. Estas prácticas se acompañan siempre de procesos de investigación que permitan una revisión constante sobre el tipo de intervenciones que realizamos, en qué formatos y contextos se desarrollan y las metodologías que utilizamos.

Una formación incipiente

Intérpretes, musicólogos, pedagogos, comunicadores o creadores son los profesionales que realizan esta labor en la actualidad, si bien desde la enseñanza superior se ha detectado la necesidad de crear un perfil profesional especializado que proporcione las competencias necesarias para la mediación artística.  Así, poco a poco se van ofertando en las enseñanzas superiores de Máster, propuestas innovadores como el “Máster en Enseñanzas Artísticas de Mediación, Gestión y Difusión Musical”, que comenzó el pasado curso en Musikene (Centro Superior de Música del País Vasco), o el máster “Arte para la transformación social, inclusión social y el desarrollo comunitario: Mediación Artística” que puso en marcha la Universidad de Barcelona en el curso 2017-2018. En el ámbito europeo, la Universidad París-Sorbona, ofrece desde hace una década un Máster en “Mediación de la Música” y la Haute École des Arts de Berna ofrece el máster performativo “Especialización de la mediación musical artística”.

La función de los mediadores y las mediadoras de la música

La figura del mediador o mediadora musical atiende a un cambio de paradigma del perfil del músico profesional; cada vez más la sociedad y la situación socioeconómica del sector de la música exige un perfil de músico flexible, polivalente y multidisciplinar. Las intervenciones de la mediación de la música pueden desarrollarse en diferentes universos profesionales: en el diseño de proyectos culturales y actividades artísticas, proyectos en el ámbito social, en la educación, las relaciones con el público, la comunicación, en el ámbito socio sanitario, etc.

Un espacio común para avanzar colectivamente

La mediación de la música nos ofrece además un espacio común para poner en valor todas las importantes intervenciones que ya se vienen realizando en España, y nos permite también, como colectivo, comenzar a mapear la situación en nuestra comunidad, ciudad, región o país con el fin de detectar aquellas áreas con mayores necesidades de una mediación eficaz.

Nos ofrece también la posibilidad dignificar y visibilizar la labor poco conocida de diferentes profesionales de la música que realizan innovadoras y arriesgadas propuestas artísticas, siempre con el fin de contribuir a mantener vivo el arte de la música en vivo, un arte efímero y valioso que debemos proteger de crisis, pandemias y políticas fallidas.

NOTAS;

[1] Lafortune, J.-M. (2012). La médiation culturelle: le sens des mots et l’essence des pratiques . PUQ.

[2] Hennion, A. (1993). La passion musicale. Une sociologie de la médiation. Paris, Métailié.

(Mikel Cañada es el responsable de las actividades socioeducativas de la Euskadiko Orkestra, es vicepresidente de Red de Organizadores de Conciertos Educativos y Sociales -ROCE- y miembro del Consejo Estatal de las Artes Escénicas y de la Música de INAEM)

Fuente: scherzo.es

La música de Ramón Gener

Si Beethoven pudiera escucharme (POESIA) (Spanish Edition) de [Ramon Gener i Sala, Alfonso Barguñó Viana]

El sábado 15 de noviembre 2020 en el programa de Radio Clasica, Sinfonía de la mañana, mantuvieron una conversación Martin Llade  y Ramón Gener, que por su relevancia reelaboramos.

Gener es conocido por sus programas en televisión, Opera en texans  y This is opera, pero no se ha limitado a los sonidos, se ha vinculado con el arte en general con las series This is art y mas recientemente con Proyecto 200, que conmemora los 200 años del museo de El Prado.

R.-Por casualidad empece a hablar de ópera, cuando ya habia dejado de cantar. Le expliqué a un amigo La Cenerentola, de Rossini, que iba a ver en el Liceu.  A los 18 años, en las fiestas imitaba a los cantantes de moda, y un amigo me llevó a la casa de Victoria de los Angeles. Ella me decía “solo cantas notas, haz música. Los músicos no son músicos. Hay que empezar a estudiar arte, filosofía, literatura, porque sino al final lo quer hacemos aquí son notas”. En sus viajes Victoria escribía poesía. 

R.-En este año Beethoven, he asegurado la piedra fundacional, la eclosión del artista , heroe de su propia música, con esa tercera sinfonía única, el nuevo camino. Es el heroe de mi vida. Despues siguieron la quinta, la séptima y la novena. Me quedo con las impares. Si tuviers que quedarme con su Fidelio, sus cuatetos tardíos, sus sonatas  para piano, seria la 3era. Escuchamos el tercer moviento de la tercera sinfonía  con la Orquesta de Cleveland dirigida por Georges Szell.

Tenemos que hablar de la ópera. Un género que nació popular y que muchos consideran encorsetado y alejado de la gente. R.- La ópera es música y teatro, dos cosas fundamentales para el ser humano. Los griegos inventaron el teatro como un modo de reconocernos a nosotros mismos, como un espejo. Era imprescindible para los griegos y por eso sigue siendo para nosotros como un modo de saber quiénes somos , de dónde venimos y hacia dónde vamos. Si agregamos la música, como decía Nietzsche,”sin música no hay vida”, y además esa música es cantada, no hay mejor combinación. Todos cantamos, es visceral para todos. La ópera tiene muchas lecturas, pero un primer nivel es el de las emociones, nos emocionamos con lo que vemos y con lo que está sonando.

Martin (M) pregunta y comenta, Ramón ( R). Responde.-

Una ópera para pensar que el mudo puede llegar a ser mejor: Fidelio

Una ópera para reírte hasta las lágrimas: Barbero de Sevilla.

Una ópera para despedirse: Madame Butterfly

Una ópera para emocionarte: La Boheme. Todas, hay tantísima música. Janecek emociona cantidad, Korsakov, Tchaikovsky, todo Strauss, me emocionan Salome, Elektra, El caballero de la rosa. Todo el repertorio Strauss.

Cuando pienso en Boheme, pienso en Victoria porque fue la primera ópera que decidí escuchar voluntariamente. No puesta por mi madre que me hacía escuchar ópera. M.- La artista que inspiró el persona de Musetta, Lucille Lovet,  se ahogó en un naufragio de un barco que llevaba a África juguetes fabricados por el verdadero Schaunard. 

R.- Es que en Escenas de la vida bohemia, Murger retrata la vida parisina. Es un libro muy divertido y que yo recomiendo a todos. M.- Yo no puedo imaginarme otro Rodolfo que no sea Pavarotti. R.- Hay otros Rodolfos. El mío, el que descubrí en ese disco fue Jussi Björling. M.- Es un papel muy suave para el. Mi primer Rodolfo fue Granni Poggi, pero ya renegé de él. R.- Cuando vuelvo a Björling le encuentro algunas cosas, pero esa es la voz de tenor. M.- Él tiene una Manon Lescaut , del 47 en el MET con Dorothy Kisten. Tambien hizo un Calaf flamígero  [RCA,Victor, 1959, con Tebaldi]. Vamos a escuchar esa versión absolutamente maravillosa con Mirella Freni. El duo Pavarotti – Rodolfo Panerai al comienzo del cuarto acto, O Mimí. Più non torni.

R.- La obra de arte total,Gesamtkinstwerk como se dice en alemán. M.- Wagner tuvo que competir con Carmen. R.- El wagnerianismo tiene una fuerza que los críticos del siglo 19 llamaban “el malus germanicus”. Cuando entras en el mundo wagneriano corres el peligro de pensar que todo el resto de la música carece de interés, que puede parecer superflua y a renegar de Donizetti y Bellini. M.- Hacer de lado a Meyerbeer, “un profeta que no profetiza nada de nada”.R.- Yo pase mi época de Malus germanicus, precisamente cuando deje de cantar  y antes de entrar a la tv la radio y la “divulgación musical” (término que no me gusta). Hubo una ópera que me salvo la vida. La escuchada todos los días, era Parsifal. Intentaba reconocerme en el puro tono, der reine Narr. Ese tipo que no sabe bien a donde va, lo que tiene que hacer en la vida, M.- y mataba cisnes. R.- y casi por casualidad  y sin darse cuenta de que es el hombre que liberara el Grial. Hay mucha gente que en algún momento de su vida se siente como Parsifal  al final del primer acto, “yo no sé qué hacer con mi vida”. Ese Parsifal me ocupaba todos los días, esa Obertura maravillosa, el primer acto con el raconto de Gurnemarz, la música de la transfiguración, la maravillosa Kundry, el castillo de Klingsor, las muchachas flor, toda la ópera. Para mi esa ópera sigue siendo una revelación. M.- Barcelona siempre ha tenido una fuerte vinculación con Wagner. R.- Por cuestión de horario, en 903 Barcelona fue la primera ciudad en el mundo, que legalmente, estrenó Parsifal fuera de Bayreuth.M.- Escuchamos a Furtwangler  en un pedacito de El encanto del Viernes Santo. 

Visita al Museo del Prado de la mano de Ramón Gener

Proyecto 200 es una serie de cuatro capítulos sobre el Bicentenario del Museo de El Prado. Fue un privilegio estar rodando toda la noche por más de un mes.  Me lo pidió Falomir, Director del Museo cuando yo estaba haciendo una conferencia sobre Bartolomé Bermejo: más allá de la pintura, la música. Era una mezcla de documental y  ficción sobre este pintor del Gótico. 

Ramón se despide con una canción de Bruce Springteen, Thunder Road y dice que es   su Angelus. Cuando lo escuché por primera vez me remitió a muchas otras cosas que había escuchado y no había terminado de entender, como el mito de Orfeo, Orfeo y Euridice, Monteverdi, Gluck, el mito de Fausto. Fausto cantando a Margarita decide hacer de tripas corazón para ver a la mujer que ama.

Ramón recita de memoria la letra de Thunder Road: “Estoy aquí.Se muy bien que te puedo ofrecer, pero estoy aquí. Si vienes conmigo, algo haremos. Se que algo podemos hacer. Súbete a mi coche. Iremos por la carreta, bajaremos la ventanilla y dejaremos que el viento sople por nuestro pelo. Intentaremos llegar a algún lugar.”  

Ramón agrega: Esa cosa de valentía. De querer hacer. No tener miedo y enfrentar  lo que queremos hacer. Es lo que yo animaría a todo el mundo. Si queremos hacer una cosa, no esperes, hazla.

M.- Me parece que ahora viene This is rock and roll.

G.- Cuando escucho esa canción pienso en el Orfeo que baja al infierno a rescatar a su Euridice. En Fausto capaz de pactar con el diablo para vivir de verdad el amor y volver a ser joven. Pensar en Jan Valjean que es capaz de preguntarse si mismo, en Los Miserables, quien soy yo. Es ese momento de decidir  quién eres e ir a por lo que quieres.


Como ya conocemos las óperas que integraron This is opera y Opera en texans. Enumeramos sus dos recientes trabajos:

‘200’, un paseo por el Prado, de noche

‘200’, producido por RTVE en colaboración con Brutal Media, ofrecerá el privilegio de visitar la pinacoteca de noche y disfrutar en exclusiva del espacio y sus obras cuando está cerrada al público.

El del Prado es un museo distinto al resto de grandes museos europeos de pintura antigua y en ‘200’ veremos qué lo hace tan especial. El programa desnudará muchas de sus obras maestras para desentrañar todo lo que esconden y sacará algunos cuadros del museo para acercarlos a un nuevo público.

Museo del gusto real. El Museo del Prado es el fruto de las colecciones reales de la monarquía española y el resultado del gusto de los reyes y las reinas a lo largo de los siglos. En este primer capítulo, Ramón Gener nos presentará el álbum familiar de los reyes de España que cuelga de las paredes del museo, y nos descubrirá sus tesoros.

Museo de pintores. El Prado no es un museo de pintura, es un museo de pintores. Su magnífica colección tiene una particularidad: contiene la máxima colección de obras de Goya, de Rubens o Velázquez del mundo, pero solo tiene un cuadro de Rembrandt. En este segundo capítulo se explicarán los motivos de este desequilibrio. tiene un lugar privilegiado.La emisión  irá acompañada del documental Goya, un espectáculo de carne y hueso que se acerca al artista a través de sus cartas personales y su obra

Museo de símbolos. En las paredes del museo del Prado se cuentan infinidad de historias preciosas relacionadas con la Biblia o con la mitología. El programa repasará las más bonitas y significativas y mostrará cómo, todas ellas, presentan diversos niveles de lectura que las hacen incluso más interesantes de lo que aparentan. El programa irá seguido de El Bosco. Jardín de los sueños’, un documental que trata de resolver los misterios de esta popular obra.

Museo de reflejos. Desde su inauguración en 1819 se ha convertido en un referente para centenares de artistas de todo el mundo. La historia del arte es una cadena de artistas que miran hacia atrás para abrir nuevos caminos.Al fianl del programa se emitirá el documental de RTVE La pasión del Prado en ultra alta definición que muestra 400 pinturas del Museo con una nitidez y color similar a las que puede percibir el ojo humano.

This is Art

This is Art es una serie sobre el mundo del arte a través de las emociones humanas. Si logramos saber que la música, una pintura, una película o un libro tienen el poder de movernos y provocar todo tipo de sentimientos, podremos descubrir algo de nosotros mismos. Los artistas más grandes usaron diferentes materiales para crear belleza, ahora vamos a utilizar todo esta belleza para entender nuestras emociones. 22 programas en dos temporadas, del 29 de noviembre 2017 al 29 septiembre 2019.

Temporada 1: Éxtasis, Curiosidad, Inspiración, Rebeldía, Vanidad, Locura, Celos, Valentía, Miedo, Deseo, Soledad, Culpa.Temporada 2: Enamorando, Fe, Odio, Dolor, Humor, Melancolía, Empatía, Desamor, Alegría, Emoción.