Butterfly en maqueta

La Sala Ríos Reyna de nuestro hermoso Teatro Teresa Carreño tiene una muy sensible falla en su modernísimo diseño. Es difícil imaginar qué tipo de espectáculo pensaban sus arquitectos Lugo, Sandoval y Kunckel, se presentarían en su interior. Sabemos que se buscaba una sala multifuncional, donde pudieran presentarse con igual eficacia conciertos sinfónicos, ballets, música popular con su parafernalia sonora y tramoyística y ópera, con los avances tecnológicos de punta. Pero, ¿era indispensable un escenario de casi 1.000 mts cuadrados para cumplir con ese anhelo?

Cuando se presenta un concierto sinfónico, esa desmesura es casi imperceptible, pues los paneles y conchas acústicas de madera construidas racionalizan las dimensiones de manera casi ideal, pero cuando el enorme escenario exhibe ópera, productores, cantantes, registas y personal técnico tienen que enfrentarse a un reto que con demasiada frecuencia los derrota. Las escenografías tienen que ser gigantescas para cubrir la vastedad del espacio, lo cual complica la realización de obras que demoren en espacios íntimos. Enrique Berrizbeitia fue uno de los que logró salvar esta dificultad con sus diseños abultados y con sabio aprovechamiento del espacio. En ese sentido, su Aída de 1992 es un hito insuperado en este terreno (aunque lo más destacable de ella era que utilizaba poco más de la mitad del escenario en la disposición física de sus estructuras, con lo cual las voces quedaban a salvo de perderse en el abismo de ese fondo casi infinito de la escena. El reciente montaje de L’Elisir d’amore de 2022, su último trabajo en el Teresa Carreño, volvió a demostrar esa experiencia, aunque el producto visual fuese menos coherente que en la ópera de Verdi. Pero no todas las óperas son como Aída, y en algún momento tenemos que entrar a la casa de algún personaje, o al interior de un palacio o como en el caso de la ópera que nos ocupa, la Madama Butterfly de Giacomo Puccini, que transcurre íntegra en un solo escenario: el de la casita japonesa de madera con sus shōji, fusumas tatamis.

En ese sentido, Butterfly es una ópera relativamente fácil y hasta económica de poner en escena. Pero cuando se tiene un escenario de las dimensiones de la Ríos Reyna puede ser un verdadero desafío. Miguel Issa, el regista de esta ocasión quiso seguir un camino distinto de las experiencias exitosas del teatro con respecto a esa condición intrínseca, y su propuesta tuvo los siguientes resultados.

Sin shōjis, fusumas ni tatamis

La escenografía, firmada por Marianery Amín Arias, da la impresión de una maqueta, un diseño sin terminar: rampas y estructuras huecas que unas luces de colores interiores no disimulan. No había papel ni seda ni shōjis ni fusumas. Solo unos parabanes metálicos corredizos que chirríaban furiosamente disputándoles sonoridad a la orquesta y al coro a bocca chiusa, un par de macetones en lugar del habitual jardín japonés (del que Pinkerton se jacta cuando le describe al Consul los beneficios de su arrendamiento), una estructura de madera en el núcleo con acertado diseño japonés, a modo de techo, y al fondo una pantalla donde se proyectan, durante toda la función, imágenes alusivas, algunas, a la historia, otras no tanto y la mayoría, desfasadas con respecto a lo que viven los personajes en escena. Solo en el hermoso dúo de Butterfly y Suzuki regando con flores la casa a la espera del retorno de Pinkerton logra un efecto visual encomiable. De resto va de lo elemental a lo prescindible y de allí a lo absurdo. Señalemos el ejemplo del inicio del Acto III, donde se recrea el amanecer doloroso para la protagonista, pues ha pasado la noche y el esperado esposo no ha llegado. En la puesta precedente de esta ópera en el TTC, la de Román Chalbaud (de la cual se ha conservado únicamente el vestuario de Anita Pantin y las pelucas de Adán Martínez Francia), la iluminación de Kevin Dreyer reproducía muy sensiblemente ese paso de la tiniebla a la melancólica luz del día fatal para Butterfly. Aquí, una diapositiva en blanco y negro que parece no salir de un sicodélico claro de luna conspiró contra el efecto teatral marcado por el propio Puccini y sus libretistas en la partitura. Eso, aunado a los reflectores de discoteca bajo las rampas que pasan de verde a violeta constantemente y a un dispendio del humo escénico expelido a completa e insensata discreción colman los logros de la iluminación de Beatriz Moreno.

Butterfly giratoria

Esta misma sensación de escena inacabada, de work in progress (lo cual podrá funcionar en muchos ámbitos, pero difícilmente en ópera) signa el trabajo de dirección de Miguel Issa. Si este se limitara a marcar entradas o salidas de personajes y masas corales y figurantes, tendría una calificación notable, pero Butterfly es mucho más que eso: es el drama de una adolescente crédula engañada por un flamante marino estadounidense, quien ha utilizado todo el poder a su alcance para seducirla sin considerar siquiera los sentimientos de ella, sus esperanzas y el destino cuando la abandone, mientras ella crece a fuerza de soledad, dolor y amargo desengaño hasta convertirse en la mujer que decide con firme convicción entregar su hijo a una vida mejor y acabar con la suya, ya deshonrada y desahuciada. Cuando se monta Butterfly en los escenarios del mundo las aristas de reivindicación femenina, de denuncia del poder, y hasta de crítica política, enriquecen y atraen al público del siglo XXI. Cierto, Issa no tiene porque obligarse a alguna de estas lecturas, pero de allí a trivializar el drama de Cio Cio San, a dirigirlo con un manual tradicional, a base de gestos pequeños y abandonando a su suerte a la mayoría de sus protagonistas (a excepción de Butterfly, casi todos los demás protagonistas van por libre con desigual suerte), paralizando la acción en momentos claves o agregándole movimientos innecesarios o absurdos, hay demasiado trecho, desdichadamente. La trivialización clamó en el despojo de pasión del dúo de amor, con demasiada gente circulando en escena durante el mismo, en la carencia de cima dramática -salvo por una de sus cantantes- de  la escena del catalejo donde Butterfly casi no puede sostenerlo por la emoción con el ribete de lo que ella cree que es su triunfo pues su esposo al fin regresa. Lo tradicional le fue eficaz pero básico en la escena de la carta con Sharpless y el dúo de las flores; los gestos pequeños (desaconsejables en la dimensión de la sala)fueron innumerables. He aquí unos cuantos ejemplos: la inercia de Pinkerton durante casi toda la ópera, la “furia” de Butterfly con el abaniquito al descubrir a Goro fisgoneando la existencia del niño, el estatismo de Pinkerton, su esposa y Sharpless  en la escena con Suzuki del Acto III, la intrascendencia del momento en que Butterfly descubre a la mujer que ve en su jardín, y que viene a sellar su destino. La torpísima “danza” de la Butterfly ya moribunda es su lamentable colmo. Esta vez se contuvo en su habitual gusto coreográfico, pero puso a girar el escenario por lo menos dos veces en cada acto, además a contratiempo de la música. Lo hace durante el bocca chiusa que cierra el Acto II, en flagrante contraste con la música serenamente melancólica que sutilmente concluye la escena.

La Butterfly de timbre y colores más mórbidos

También, aun en maqueta, están las voces que protagonizaron este montaje de Butterfly. Destaca, sin estar aún cabalmente madura, para el rol, Greilys Bracho, por su voz inconfundiblemente pucciniana, sin problemas para atravesar la marea sonora de esta partitura, pero además con un fraseo variado, rico en matices y emocionalidad y de irreprochable exactitud sobre la situación anímica que debe expresar. La suya es la Butterfly de timbre y colores más mórbidos y bellos que haya cantado en la Ríos Reyna. Su inmadurez en el rol la hizo descuidar crescendi y sostenuti indispensables en “Un bel di vedremo” y en el triunfal “Ei torna e m’ama”, cuando cree que Pinkerton por fin ha venido por ella. La Bracho entiende, a diferencia de su regista, que Puccini escribe musicalmente cómo su protagonista crece a lo largo de la ópera. Hay una tirantez en el agudo que aún debe resolver. 

Grace Terán, su alternativa, está mucho menos segura en el rol. Lo domina -hasta donde la deja la elementalidad de la regia- dramáticamente, pero vocalmente es pequeña en volumen y en gama. Su voz es bonita, tersa, sabe matizar, pero de una manera más mecánica y predecible que Bracho, y su zona aguda es débil, hipercontenida y, por ende, poco vibrante. 

Robert Girón fue casi invisible como Pinkerton en el elenco encabezado por Bracho, mientras que Cardozo se sintió a gusto en el rol del marino, salvo en un breve pero notorio bache en el dúo amoroso. Lo de Girón, considerando que las funciones están amplificadas (para sortear el handicap ya descrito del escenario), es preocupante.

Tuvimos un Sharpless estático e inexpresivo, de voz poco rotunda con Claudio González, mientras que brilló con luz propia, tanto escénica como vocalmente el bello timbre de Cristian Pabón en el mismo papel, con atinados movimientos escénicos que su alternativa ni siquiera intentó.

Suzuki fue afortunadamente bien servida por las jóvenes voces de Talía Guerrero y Adriana Gómez, por fin en un rol de envergadura. La de Guerrero es sonora y dramática, sobria pero eficaz en expresión. Ella y la Bracho hicieron un hermoso Dúo de las flores en el Acto II. La  Gómez es menos agraciada tímbricamente y tiene un trémolo notorio en sus graves, pero sabe usar su figura ágil en escena con gracia y dominio.

Diego Puentes aventaja a Deivis Marín en sonoridad e incisividad dramática como los eficaces Goros que vimos en escena. Ellos liderizan un plantel de comprimarios que no pueden ser más dedicados y profesionales: Abraham Ramos, Francisco Bourgeois, Helio Pineda, Julio Silva, Janis Denis, Daniel Guevara, Nicolás Logaldo, Nicolás Cruz, Rodrigo Cedeño como Yamadori, Bonzo, Kate, Yakuside y el Comisario, respectivamente.

A pesar del saboteo de la plataforma giratoria, el Coro de Ópera del Teatro Teresa Carreño reafirmó su experiencia en los, sin embargo, puntuales pasajes en los que interviene: la salida de Butterfly, el repudio a la joven en el Acto I y en el ya citado Bocca chiusa.

A pesar de ciertos desbalances en la primera función, equilibrados en la velada siguiente, a pesar de la poca vena dramática que durante toda la representación exhibe (apocada en la fuga inicial del preludio, débil en la entrada de lo Zio Bonzo, en la insinuación de Sharpless sobre el no regreso de Pinkerton en el Acto II, en el clímax de la esposa esperanzada al ver el barco de su marido, vacilante en el ostinato de los timpani mientras Butterfly busca el tantō (la daga) para su harakiri), la dirección de Elisa Vegas al frente de la Orquesta Gran Mariscal de Ayacucho es, para quien suscribe, el más completo trabajo en el género operístico que le he atestiguado hasta ahora: acompañó debidamente a los cantantes, se adaptó a sus carencias y fortalezas (esto un poco menos, pero se entiende por razones de equilibrio) y condujo con mucha luz el colorido preludio del Acto III. La densa y compleja partitura así lo demandaba.

Como la joven geisha no pierde la esperanza de ver de vuelta a su esposo, así nosotros esperamos ver ya acabada esta producción de Madama Butterfly.


Ficha técnica:
Madama Butterfly de Giacomo Puccini
Sala Ríos Reyna, Teatro Teresa Carreño – Caracas, Venezuela
Funciones: 12, 13, 19 y 20 de julio de 2025.
16:00 horas.

Dirección musical: Elisa Vegas.
Orquesta Sinfónica Gran Mariscal de Ayacucho.
Coro de Ópera del Teatro Teresa Carreño.
Dirección escénica: Miguel Issa
Sopranos: Greilys Bracho y Grace Terán en el rol principal de Cio-Cio San.
Tenores Robert Girón e Iván Cardozo como Pinkerton.
Barítonos Claudio González, Christian Pabón y Johann Montenegro en el papel de Sharpless.
Mezzosopranos Talía Guerrero y Adriana Gómez encarnan a Suzuki.

Fuentes literarias de Verdi

Fotografía de Hans Hansen

Como complemento a los exitosos talleres Descubre la Ópera: para amarla y no morir en el intento, dictado por el profesor Einar Goyo Ponte para Silla Reservada, consideramos importante contribuir con la reseña de una serie de 11 programas en las que Arturo Reverter en la programación de verano de Ars Canendi del Canal Clásico de Radio Nacional de España estudia con detalle las fuentes literarias a las que recurrió Verdi a la hora de construir sus 28 óperas (incluyendo reformas y nuevas versiones), analizando los procesos creativos y sus consecuencias musicales. Queda abierta la invitación.
Nos queda la incógnita de conocer como hubiera sido la versión de Verdi de El rey Lear.

16/7 Presupuestos generales. Guía de lecturas
Presupuestos generales. Guía de lecturas. Primeros frutos: Un giorno di regno. Felice Romani. Alexandre Pineux-Duval. Escuchamos el final de esta segunda ópera verdiana en la versión dirigida por Lamberto Gardelli. Entramos en el estudio de Nabucco, sus circunstancias, su creación y su música. Noticia de los autores de la narración original y de su libretista, Temístocles Solera. Aniceto Bourgeois, F. Cornue. María Callas canta el recitativo y aria de Abigaille. De I Lombardi ofrecemos el aria La mía Letizia infondere por Franco Corelli. Tommaso Grossi.
Segunda versión de I Lombardi: Jerusalem. Royer y Vaëz. C. Bassi. Final de la ópera.

23/7 I due Foscari
Hablamos hoy de I due Foscari y escuchamos el aria del barítono, Questa dunque è l’iniqua mercede, cantada por Gian Giacomo Guelfi; de Alzira, de su fuente literaria (Voltaire), ilustrada por el conjunto Un inca capitaneado por Plácido Domingo. Después, Nicolai Ghiaurov nos levanta del asiento en el aria y cabaletta de Attila basada en Attilla König der Hunen de Zacharias Werner, de quien damos noticia. Hablamos de Lord Byron y de la ópera Il Corsaro, de la que escuchamos el final en las voces de Carreras, Caballé y Norman. Cerramos con La battaglia di Legnano en la voz de Leyla Gencer. Y comentamos aspectos de la fuente original, La bataille de Toulouse de Joseph Méry, futuro libretista de Don Carlo.

30/7 Stiffelio
Abrimos con la obertura y el final de Stiffelio y damos datos acerca de los autores de la obra literaria original escrita por Émile Souvestre y Eugène Bourgeois, L’Évangeli et Le Foyer. Nicola Luisotti nos ofrece la obertura y dirige el concertante final. Es el turno de Les Vépres Siciliennes, que recrea el texto original de Eugène Scribe y el libreto de él mismo y de Charles Duveyrier. Seguimos la obertura dirigida por Erich Kleiber y el dúo de Monfort y Arrigo (padre e hijo) en las voces de Gian Giacomo Guelfi y Mario Filippeschi. De la misma ópera el bajo Gottlob Frick ofrece una curiosa interpretación en alemán del aria O tu, Palermo (O mein Palermo). Cerramos la presencia de esta ópera parisina con la interpretación de Maria Callas del bolero Mercè, dilette, amiche.

6/8 Un ballo in maschera
Centramos nuestro estudio de hoy en la ópera Un ballo in maschera y escuchamos, tras la obertura a las órdenes de Solti, un fragmento de Il Regente de Mercadante, basada en la misma obra de Scribe. De este damos algunos apuntes biográficos. También hablamos de Bonaventura Somma, autor del libreto verdiano. Pasamos al título del de Busseto y seguimos la interpretación de Bastianini del aria Eri tu.
A continuación, escuchamos el trío entre Riccardo, Amelia y Ulrica y el final del afrancesado acto I. Es el turno de Jussi Björling y Zinka Milanov, que cantan el amoroso dúo Amelia-Riccardo en un registro del Met de 1940. Es Beniamino Gigli el protagonista de la versión de 1943 dirigida por Serafin del final de la ópera.

13/8 Ernani y Rigoletto
Centramos el discurso en Ernani y Rigoletto, dos óperas basadas en obras de Victor Hugo, y abrimos con el comienzo del Preludio de aquella. Estudiamos las figuras del literato francés y del prolífico libretista Francesco Piave. Enseguida escuchamos a Fernando de Lucia en el aria de salida de Ernani y lo cotejamos con Franco Corelli. Giuseppe Taddei da una lección en el aria Oh, de Verd’anni miei.
Cerramos Ernani con el grandioso concertante O sommo Carlo. Es el turno de Rigoletto, ópera analizada en profundidad en el programa Ars canendi. Chailly nos ofrece el Preludio y la aparición de Monterone, con Natali de Carolis y Leo Nucci. ¡El noble reaparece más adelante y da ocasión al jorobado a cantar la famosa Vendetta!. Cerramos con el maravilloso dúo final entre Rigoletto y su hija con las voces de Nucci y de June Anderson.

20/8 La Traviata
Dedicamos el programa a las vicisitudes del estreno de La traviata y hablamos largo y tendido de Alejandro Dumas hijo y su Dama de las camelias, así como de las características musicales de la ópera y su contenido dramático; con especial dedicación al personaje de la heroína. Escuchamos parte del Preludio y el comienzo del primer acto en la versión de Riccardo Muti y las huestes de La Scala y las voces de Tiziana Fabbricini y Roberto Alagna. Luego el primer dúo Violetta-Alfredo con Tito Schipa y Amelita Galli-Curci. ¡Después Ah fors’e lui por Renata Tebaldi y Sempre libera! por Renata Scotto. ¡Y el Amami, Alfredo! por Maria Callas. Seguimos con un fragmento del dúo con Germont con Callas y Bastianini, el Preludio del tercer acto, con Mehta y el Maggio Muisicale y la lectura de la carta del padre de Alfredo y Addio del passatto en la voz de la gran Magda Olivero.

27/8 El trovador y Simon Boccanegra
Nos metemos de hoz y coz en El trovador y Simon Boccanegra y hablamos de las obras originales de García Gutiérrez sobre las que se basan los libretos de Il trovatore y Simon Boccanegra a los que puso música y dio lustre Verdi.
Escuchamos el Preludio de la primera ópera y el terceto entre Leonora, Manrico y el Conde de Luna. Cantan en Salzburgo (1962) a las órdenes de Karajan Leontyne Price, Franco Corelli y Ettore Bastianini. Seguimos con el Misere en la versión de Mehta, con la misma soprano y Plácido Domingo (1970). Pasamos a Simon Boccanegra y escuchamos el final del Prólogo y la monumental escena del Consejo con Cappuccilli, Freni, Carreras, Ghiaurov y Van Dam y las huestes de La Scala al mando de Abbado. Pasamos al Duque de Rivas y su Don Álvaro o la fuerza del sino, adaptada por Verdi con el título de La forza del destino. Escuchamos para finalizar el programa el dúo Solenne in quest’ora entre Álvaro y Carlo por Franco Corelli y Anselmo Colzani.

3/9 Verdi y el Duque de Rivas
Seguimos con las relaciones entre Verdi y el Duque de Rivas y comentamos la visita del compositor a Madrid en 1863 para estrenar en el Real La forza del destino y relatamos la famosa anécdota de su desplante a Barbieri y la posterior venganza de éste. Escuchamos la gran aria de Leonora en la voz de Eileen Farrell, soprano lírico-spinto de altura. Y aterrizamos en la obra literaria de Schiller, base de cuatro óperas.
De Giovanna d’Arco radiamos el concertante final con Tebaldi, Bergonzi y Panerai. De I masnadieri seguimos la interpretación de una de sus mejores arias por Bergonzi. Y de Luisa Miller ponemos la dramática obertura dirigida por Mario Rossi. Abrimos el inicio de la ópera y, para cerrar, asistimos a una impresionante interpretación del aria de Rodolfo por Aureliano Pertile.

10/9 Don Carlo
El programa está dedicado en su totalidad a Don Carlo, cuarta ópera verdiana sobre sujeto literario de Schiller. Iniciamos la andadura con el tema de las trompas que será la base de varios fragmentos de la obra. Enseguida el dúo de Fontainebleau del original primer acto por Karita Mattila y Roberto Alagna bajo la batuta de Pappano. Seguimos con el segundo dúo de los dos personajes con Renata Tebaldi y Carlo Bergonzi, con Solti en el foso, y abrimos el telón de nuevo para asistir al espectacular Auto de fe, asimismo al cuidado de Solti. Luego Cesare Siepi nos ofrece su versión de la gran aria de Filippo acompañado por Karajan (Salzburgo, 1958). Un breve fragmento del dúo con el Gran Inquisidor con Ghiaurov y Talvela nos lleva al final de la ópera, con la parte postrera del último dúo Elisabetta-Carlo y la fantasmal aparición de Carlos V. Solti como maestros deceremonias.

17/09 Aida
Hablamos en primer lugar de Aida y de su trabajosa elaboración. Tras la escucha del Preludio en la exquisita interpretación de Muti, pasamos al final del glorioso gran concertato del acto II, en el que, bajo la dirección del mismo maestro, cantan Caballé, Domingo, Cossotto, Cappucilli, Ghiaurov y Roni. Total, nada. Cerramos con la escena final de a ópera en la añeja y al tiempo maravillosa interpretación de Rosa Ponselle y Giovanni Martinelli (1926). Y nos metemos a continuación, por fin, en terreno shakespeareano con Macbeth, ópera de juventud y casi una obra maestra. Escuchamos su comienzo, con la presencia de las brujas, descritas de forma un tanto infantil pero eficaz. Dirige Wolfgang Sawallisch en Salzburgo. Luego asistimos a un buen fragmento de la Escena de las apariciones del tercer acto en la versión dirigida por Victor de Sabata en La Scala (1952). Canta Enzo Mascherini al que se une Maria Callas en el cierre.

24/9 Otello y Falstaff
Cerramos esta serie de programas, en la se han apuntado de manera un tanto apresurada los rasgos esenciales y las bases literarias de las óperas de Verdi, con un somero examen de las dos últimas obras líricas del compositor: Otello y Falstaff.
Escuchamos, tras los pertinentes comentarios literarios, el comienzo de la primera en la impetuosa interpretación de Riccardo Muti al frente del Coro y la Sinfónica de Chicago. Sin solución de continuidad Otello, en este caso Aleksandrs Antonenko, ¡entona el bravo Esultate! Lo repetimos en la voz de Mario del Monaco. Cerramos el espacio dedicado a esta ópera con el Concertato del tercer acto, que culmina con el ataque de epilepsia del Moro. Y abrimos la ventana de Falstaff dando paso el concertante que culmina su primer acto en la versión de Karajan. Luego los compases postreros del segundo, con el lanzamiento de la cesta donde se encuentra el gordinflón al Támesis en la interpretación dirigida por Abbado.

Enseguida la aparición de la Reina de las hadas cantada muy bien por Dorothea Roschmann y, como remate lógico, la fuga que pone broche de oro a la ópera en la histórica interpretación de Toscanini. Cerramos el espacio dedicado a esta ópera con el Concertato del tercer acto, que culmina con el ataque de epilepsia del Moro.
Y abrimos la ventana de Falstaff dando paso el concertante que culmina su primer acto en la versión de Karajan. Luego los compases postreros del segundo, con el lanzamiento de la cesta donde se encuentra el gordinflón al Támesis en la interpretación dirigida por Abbado. Enseguida la aparición de la Reina de las hadas cantada muy bien por Dorothea Roschmann y, como remate lógico, la fuga que pone broche de oro a la ópera en la histórica interpretación de Toscanini.

Introducción a las artes escénicas


En los cursos de Apreciación Musical, la limitación de tiempo da poco margen para explorar otras facetas de los espectáculos musicales como la ópera, el ballet, la zarzuela, los musicales, y similares, que pueden marcar la diferencia en nuestra preferencia de aficionados por una puesta en escena.
Como dice la introducción a un par de videos del teatro Colón, “son espectáculos musicales y escénicos muy complejos que requieren un enorme equipo de personas con muchos y muy variados oficios.
Una ópera necesita un compositor que cree la música y un libretista que escriba los diálogos y situaciones que tendrá la historia. Para llevar la obra al escenario hace falta un director musical que conduzca a todos los músicos. Y también un director de escena, que aporta el enfoque general de la producción y lleva adelante los ensayos con los cantantes, bailarines y actores que formen parte del elenco. El diseñador de iluminación define el uso de las luces, para que realcen atmósferas a partir de lo que sucede en cada escena. Los vestuaristas y caracterizadores hacen los “figurines” de cada uno de los trajes, peinados, maquillajes y máscaras que se verán en la obra y en los que podrán su talento modistas, peinadores, maquilladoras y zapateros. El Teatro Colón es uno de los pocos teatros del planeta que actualmente es capaz de realizar toda la producción de una ópera o un ballet en sus propios talleres.
El problema del libreto para un oyente lo describen P. Brunel y S. Wollf en su libro L’opéra (1980):»Tendemos a descuidar el folleto porque está en un zona intermedia: como texto, no interesa la música. Pero como forma parte de la ópera, parece ajeno a la literatura”.

Además de los elementos propios de cualquier obra concebida para la representación, el libreto de ópera se rige por ciertas reglas ajenas al texto teatral hablado, por la íntima relación la música y las palabras. [Un texto teatral específico: el libreto de ópera. Arturo Delgado Cabrera Universidad de Las Palmas G. C.].

Los libretos se han considerado como subliteratura y sus autores escasamente se mencionan en las historias literarias. Tradicionalmente se ha considerado que se trata de obras de escaso valor y que simplemente era un texto para ser cantado. (Armentini, L. 2008. La relación entre la ópera lírica italiana y la literatura).

Entre los mismos melómanos (www.foroclasico.com) se encuentran juicios muy desconsiderados y con los cuales no estamos de acuerdo, a diferencia otros más juiciosos y respetuosos (www.unanocheenlaopera.com) que plantean comentarios tan interesantes como: “ Una cosa es el libretto y otra el libretista, que uno puede ser muy buen poeta y hacer un bodrio y otro ser más corriente y hacer un libretto que funcione bien. Son dos especialidades bien distintas … inventar toda una historia de cero, o adaptar una historia ya existente a que cierre en formato ópera (tan válidas una como la otra, pero que tienen exigencias y «trucos» diferentes). Ante tales propuestas casi que es para crear el premio al mejor libretista, al mejor libreto original, al mejor libretto adaptado….mejor libretista y libreto adaptado en italiano, en alemán, en francés, en ruso en español, mejor libreto original en italiano, en francés, en inglés… mejor libreto adaptado en italiano. Hay también originales mediocres para óperas espléndidas. Mejor libretista adaptador, mejor compositor/libretista original”.

En las siguientes entregas trataremos de las relaciones entre compositores y libretistas.
¿Cómo sabe un compositor que ha encontrado al libretista ideal para su nueva ópera? ¿Cuáles han sido las parejas de creadores más célebres? Algunas de las razones por las que un libretista se convierte en el compañero ideal de un compositor [Cuando el compositor encuentra al libretista./www.operaactual.com].
Invitamos a los lectores a conocer la experiencia de una escritora peruana como libretista de ópera [Revista musical chilena, vol.70 no.226 Santiago dic. 2016. Una experiencia como libretista de ópera, por Maritza Núñez] y revisaremos la lista de los que se han considerados los mejores libretistas de la historia de la ópera.