Reflexiones 2020 -2021

 “2020 el año en que todo cambio para siempre. El año del derrumbe de la certidumbre, de la caída de tótems, hundimiento de instituciones milenarias, como el patriarcado. El año en que colapsó la idea de que somos la especie dominante y de que el mundo, la Tierra, nos pertenece por derecho propio. La idea de que volveremos a la antigua normalidad o a la nueva normalidad, ha sido el mantra de este año. Pero como todos los mantras lo que revela es nuestra ansiedad existencial, la necesidad de encontrar una nueva normalidad, entre comillas, una normalidad que nos tranquilice y que nos reafirme en nuestra neurótica y destructiva de ser los señores del Universo. 2021 representa el pistoletazo de salida de un nuevo tiempo. Tiempo más social, más solidario pero también un tiempo que nos va a imponer la obligación, la necesidad de encontrar un nuevo contrato social entre grupos humanos y la necesidad también de encontrar, de definir, de desarrollar, de construir una nueva relación con la Tierra, salvo que queramos acabar en el cubo de la basura de la evolución, como han acabado otras especies entre experimentos fracasados de la Naturaleza. No seriamos la primera especie que acaba en el cubo de la basura de la evolución. Este nuevo tiempo nace entre convulsiones, la oposición frontal y decidida del statuos quo, de aquellos que desde el poder se aferran a un pasado agonizante. Estamos entrando en una dinámica de crisis y de caos creativo que va a ser la tónica de los próximos años y sobretodo de los 12 o 24 meses. Lo que está en juego, ni más ni menos, es nuestra supervivencia como especie.”

              José Millán, Dos minutos antes de la medianoche, 9 enero 2021 vía YouTube.

Esto es lo que he aprendido de la pandemia

2020 ha sido también el año de las lecciones. Representantes de la cultura, nos cuentan las suyas. 

EL PAÍS Madrid – 09 ENE 2021

Será difícil olvidar el 2020. El coronavirus puso todo patas arriba, también en la cultura. Al parón abrupto y prolongado de todas las actividades, le siguió una reanudación extraña, marcada por las medidas de seguridad sanitaria. Ha sido un año de imágenes irrepetibles: el concierto de Bad Bunny subido a un camión en Nueva York o Alejandro Sanz cantando Corazón partío en un puente de la M-30, también espectadores de teatro en Brasil metidos en cabinas individuales de plástico para evitar contagios o calles tomadas por trabajadores de la música que están en la ruina. Hemos consultado a representantes de la cultura qué han aprendido en este tiempo.

Antonio Altarriba (autor de cómics). La toma de conciencia de nuestra vulnerabilidad. Al igual que otra mucha gente, pensaba que pestes, epidemias y miasmas formaban parte del pasado, un escenario prácticamente medieval. Después de Pasteur o de Koch parecía que estábamos al abrigo de la infección arrasadora. Y no. La covid-19 demuestra que, a pesar de nuestra visión antropocéntrica del mundo, la naturaleza no está domesticada. Temblorosos ante la evidencia de que no controlamos nuestro destino, hemos conocido la incertidumbre, el desbaratamiento de todos los planes y la fragilidad. Nuestro yo se ha empequeñecido y las circunstancias han alcanzado dimensiones monstruosas”.

John Banville (escritor). “Siempre he pensado que el restaurante era uno de los mejores inventos, y desde que llegó el virus y lo cerró he aprendido a apreciarlo aún más. Echo en falta muchas cosas en mi vida en estos momentos, pero una ausencia que me duele particularmente es ese brote de felicidad sencilla que experimento entre el primer sorbo de vino y la llegada de las cartas con el menú. ‘Oh gracias, sí, tomaré las sardinas y después la paella…”.

Juan Antonio Bayona (cineasta). “He vivido en una burbuja, en Nueva Zelanda, poniendo en pie una serie de televisión basada en El Señor de los Anillos. Mi mayor aprendizaje es que otro tipo de sociedad es posible: más igualitaria, más equilibrada y calmada. Los neozelandeses practican un modelo de vida donde las prioridades son diferentes a las nuestras y van todas en favor de la comunidad. Allí hacer y decir el mal está muy mal visto. En la política hay lugar para la discrepancia pero no para la crispación. Se vive y se aprovecha el tiempo mejor sin el ruido y la ansiedad que genera el debate político de nuestro país. En la gestión modélica que ha hecho Nueva Zelanda de la pandemia algo tienen que ver los valores de responsabilidad, confianza, contundencia y empatía con los que se han manejado”.

Calixto Bieito (director de teatro). “Me he encerrado y me he centrado en mi trabajo y mi familia. Estoy en Praga, ensayando un nuevo montaje de Katia Kabanová, de Janáceck, y concentrarme en ello me ayuda a evadirme. Uno de los proyectos que han quedado pospuestos para mí ha sido El anillo del Nibelungo de Wagner, que iba a hacer en la ópera de París. Para concebirlo me ayudó mucho el libro La nueva edad oscura, de James Bridle. En él sostiene que este mundo que estábamos creando y que ha quedado interrumpido por la pandemia estaba subvirtiendo el orden natural de las cosas, justo lo que ocurrió cuando Alberich sustrajo el oro del Rin y provocó el caos. El mismo de hoy: un caos en el medio ambiente, un caos en el que tiene que ver la tecnología galopante, que nos arrolla y nos supera y somos incapaces de controlar”.

Sheila Blanco (música). “Después de la sanidad, la cultura nos ha demostrado ser la gran salvadora de los seres humanos en momentos de pérdida y soledad. En 2020 se ha visto más claro que nunca cómo adolece de una mala gestión desde hace años en nuestro país. Para mí, el mundo, mi día a día serían sensiblemente peor sin la cultura, y hablo ahora como consumidora voraz de libros, discos, películas, teatro, etc. Valorémosla y cuidémosla como merece”.

Icíar Bollaín (cineasta). ”He aprendido a no dejar los besos y los abrazos para mañana”.

Milena Busquets (escritora). “Me puedo depilar en casa, que soy bastante buena haciendo manicuras, que puedo vivir comprando muchísimo menos de lo que compraba. Que definitivamente detesto cocinar y que, si no tengo algunas horas al día para estar absolutamente sola, me vuelvo loca. He aprendido a pasear sin un destino fijo, a coquetear con la mascarilla puesta. Y a decir ‘te quiero’ más a menudo y con más facilidad”.

Javier Cámara (actor). “Me he dado cuenta de quién está realmente cerca y también de quién me necesita. Este año espero haber aprendido a tener menos prisa. Me he dado cuenta de que el estrés y la angustia me quitan la alegría, sobre todo la risa. Así que espero haber aprendido a empatizar más, a intentar entender a quien no entiendo. Y mientras, respirar con más calma”.

Luz Casal (música). ”He llegado a dos conclusiones. La primera es la evidencia de lo importante que ha sido la música como compañera de los días más tristes y solitarios que todos vivimos. La otra conclusión es la enorme vulnerabilidad de todas las profesiones que giran alrededor de la música y de los espectáculos”.

El Chojin (rapero). ”Por alguna extraña razón siempre me resulta más sencillo aprender de lo feo. El 2020 ha sido, por tanto, un maestro espectacular. ¿La lección más importante? Hubiera jurado que mi pasión es el rap, esta pandemia me ha enseñado que no era así en absoluto. Mi pasión es compartir mi música con la gente que viene a verme, hacer rap no me aporta nada si estoy solo en mi casa. Mi forma de escribir ha cambiado para siempre porque hoy tengo más presente que nunca lo relevantes que son las personas para las que trabajo”.

Johnny Cifuentes (músico). “La pandemia me ha pillado ya talladito y no estoy ya con edad para tirar años a la basura. Ya sabéis, me refiero a estar encerrado sin poder tocar, sin ir a conciertos, ni ensayar ni viajar, salir con los amigos a los bares… A mis hijos les veo como si estuviera en el talego y mi bar El Cocodrilo ha estado ocho meses cerrado y ahora lo hemos abierto algo para que no se pudra. Esto no es vida, para esto no hemos venido aquí. Estoy indeciso: no sé si tirarme al monte y vivir a saco lo que me queda o seguir en esta semivida oyendo sirenas y alarmas y partes por televisión. Me ha dado tiempo a pensar en el largo recorrido de mi vida y ahora pienso si debería haber hecho esa cosa o haber tomado esa decisión… Buah, corto y a lo hecho pecho. Si hay algo que sí tengo claro es que en cuanto suban la verja, me monto en mi rula con mi banda y de ahí tiro hasta el final de mi destino”.

Isabel Coixet (cineasta). “He aprendido una cosa muy banal: a hacer empanadillas con pollo y cilantro. Hasta ahora mi vida se reducía a las empanadillas de atún y pimiento rojo. Me dio un mes por cocinar cada día las de pollo y cilantro… y creo que nunca más las volveré a comer”.

Nuria Espert (actriz). “He aprendido que nuestra especie es aún más frágil de lo fragilísima que me ha parecido siempre. Ah, y que me he vuelto a enganchar a los puzles”.

Juan Diego Flórez (tenor). “Me ha hecho ser más consciente y estar muy agradecido por lo que tengo: mi familia, mi trabajo. La pandemia me ha hecho más consciente de lo frágil que es la carrera de un músico. Si tengo la oportunidad de hacer un concierto en estos tiempos, me siento muy afortunado y agradecido. Además, al tener más tiempo con mis hijos, los conozco mucho más y puedo acompañarlos en su crecimiento”.

Mikel Izal (músico). ”Necesito a mis personas favoritas más de lo que pensaba. Siempre me he considerado muy solitario y sin embargo en esta época he acusado el no poder ver a mis seres queridos todo lo que me gustaría. He sido consciente del enorme valor de los pequeños buenos momentos, esos en los que a veces no reparamos porque nos parecen incluso rutina. Hablo de un café al sol, de un menú del día en el bar de abajo donde todos te conocen, de ir al cine, de hacer deporte con colegas, de un fin de semana de escapada sin pretensiones, de un buen libro, película o serie con alguien con quien compartirlo. No deberíamos asumir que esas cosas sencillas que nos hacen felices son la aburrida normalidad. Saborearlos como un lujo”.

Pablo Larraín (cineasta). “Aprendí que, al igual que todos los años, este también se acaba. Lo que no deja de ser agradable. Vaya año de mierda”.

Óliver Laxe (cineasta). “En realidad no he aprendido nada nuevo. He confirmado que soy muy pequeño y vulnerable, y que me faltaban experiencias exigentes de este tipo en mi vida para precisamente ser más libre y soberano ante ellas. Sinceramente, me ha parecido un momento muy estimulante a muchos niveles. Obviamente muy conectado con los miedos y el sufrimiento del mundo, pero tratando de desapegarme también un poco y ser lo más feliz posible, que creo que es la única vacuna con el 100% de eficacia que tenemos en la vida y la mejor manera de ayudar”.

Andrés Lima (actor y director teatral). “Somos frágiles, que nuestra fragilidad puede ser nuestra fuerza, que hay que reforzar nuestra sanidad, educación y cultura públicas y que la filosofía, la ecología y el arte pueden cambiar el rumbo de todo”.

Ken Loach (cineasta). “La pandemia ha confirmado el gran desequilibrio entre ricos y pobres, a quienes sobre todo ha afectado el virus. Y aprendimos de nuevo que cuando la izquierda no habla a los desesperanzados, la ultraderecha los conquista. No dejemos la lucha social en manos de otros. Esto no es un deporte para ver de lejos, sino una responsabilidad que todos compartimos”.

Loquillo (músico). ”Fuimos los primeros en realizar un show en una arena en Europa. Giramos en verano con el espectáculo de poesía La vida por delante para apoyar a promotores y decirle al público que en los peores momentos la cultura salva almas. Hoy la cultura necesita que la defiendan. Somos lo que defendemos. Hay que saber leer el partido y los tiempos, adaptarse al medio, no he crecido entre algodones, no estaba invitado, odio el victimismo. Después de 42 años de trayectoria entiendo que el fracaso y el laurel nunca son definitivos. Me muevo en la dificultad mejor que en la calma. He pasado página, no miro atrás, estoy grabando mi nuevo disco de rock español con la banda. Soy un verso libre, individual”.

Juan Mayorga (dramaturgo y académico). “Cada ser humano es responsable de todos los demás. De cada uno de ellos”.

Kleber Mendonça Filho (cineasta). “He confirmado algunas cosas y aprendido otras. Que los seres amados son fundamentales en la vida. La familia y los amigos me ayudaron a no volverme loco. Que nuestros hogares se convirtieron en nuestras cuevas prehistóricas, un lugar de confort y de protección contra el exterior. Los libros y las películas fueron más importantes que nunca, y personalmente me sentí feliz al constatar que poseía muchas películas en formato físico. Nunca desaparecerán en una nube misteriosa. Y confirmé que en mi país, Brasil, la estupidez puede no tener fin, ser asesina y además orgullosa de su ignorancia. Posdata: mi incipiente entrada en la jardinería parece que avanza”.

Natalia Menéndez (directora del Teatro Español). ”A afrontar mejor el miedo, a valorar el hoy, la alegría, el amor y la cultura. He descubierto los audiolibros”.

Soleá Morente (cantante). “La pandemia está siendo un proceso de evolución espiritual muy potente. Lo hemos pasado y lo estamos pasando muy mal. Se siente mucho miedo, vértigo, impotencia… y todo eso hace mucho daño. Por otra parte, siento que me está haciendo mucho más fuerte, mucho más valiente. Si antes tenía ganas de resistir y tirar hacia delante, a través de la vida, a través de la creación, y pensar que mi obra sirva para algo, ahora creo que más que nunca. Hay que ver la parte positiva y para mí es haber tenido un encontronazo con mi propia persona. Está siendo un proceso de depuración vital donde todo lo que no era sólido ha caído y está cayendo por su propio peso”.

Blanca Portillo (actriz). ”A valorar más el silencio, la compañía de las personas a las que quiero, a ser consciente de lo mucho que dependemos los unos de los otros. A tomar conciencia de la invisibilidad a la que sometemos a muchos profesionales sin los cuales nuestras vidas serían imposibles. A recuperar los actos cotidianos como ir al mercado, hablar con los vecinos, echar una mano a quien lo necesita, a disfrutar de la música, la lectura…”.

Miguel Ríos (músico). “A relativizar la importancia de lo inaplazable. A admirar a los que trabajan por los más vulnerables y a valorar mi pelea contra los días iguales”.

Marc Ros (músico). “Si antes había la religión, Hollywood o el LSD para soportar otros períodos difíciles de la historia, ahora hay una persona grabándose con el móvil haciendo el tonto o insultando sin ninguna gracia al que no piense igual y compartiéndolo para que otros lo veamos y vayamos matando el poco tiempo que nos queda. Me temo que ya es tarde para que hagamos un buen uso de las redes sociales, pero pido en un último grito desesperado que no seamos tan ridículos”.

Salman Rushdie (escritor). “En su libro Diario del año de la peste, Daniel Defoe nos cuenta que durante la gran peste de 1665, en los barrios de Londres donde se aceptó un confinamiento duro, la plaga retrocedió. En aquellos barrios en los que la gente rechazó las restricciones, casi todo el mundo murió. Nos cuenta, también, como alguna gente desconfiaba de la ciencia y suscribían locas teorías médicas y fantasías paranoides. Lo que he aprendido, por lo tanto, es que la naturaleza humana no cambia. Somos lo mismo hoy en todas partes que lo que eran los londinenses en el año de la peste en 1665. Defoe creía que al final dios salvó Londres, y la peste retrocedió. La buena fortuna es científica, no divina. Las vacunas deben salvarnos de nuestros peores instintos. Espero que lo hagan”.

Amparo Sánchez, Amparanoia (música). “Vivo con más luz y más consciencia, con planes de pocos meses a la vista. La pandemia ha significado un reset en mi vida ya que nunca había pasado tantos días sin viajar y sin cantar. Además mi fuente de ingresos habían sido principalmente los conciertos. Por primera vez en 25 años de carrera empecé a sospechar que no iba a tener ese ingreso y lo primero fue buscar otros recursos. Entre mayo y junio me hice un plan de lo que quería y podía hacer desde casa en los próximos seis meses desde mi sello Mamita Records y en mi estudio casero, y puedo decir que he conseguido tachar todos los objetivos en el mes de diciembre”.

Alfredo Sanzol (director del CDN). “Hasta ahora no había dado a los cuidados la importancia que merecen, que hay una parte de la sociedad radicalmente solidaria, que esa parte de la sociedad nos salva al resto, que aquellos que abanderan la codicia son enemigos públicos y que la sociedad necesita reunirse en el teatro para curarse, compartiendo la visión del dolor en el escenario”.

Santiago Segura (cineasta). “No sé si es por el 2020 o porque me hago viejo, pero no podemos tomarnos algunas cosas tan en serio, porque mañana llega una enfermedad y… Estoy un poco zen. Necesitamos más tolerancia, más amor, más besos. Somos demasiado exigentes con nosotros y con los demás. Ya puedes tenerlo todo planificado, que al final eres un muñequito”.

Carla Simón (cineasta). “Sentí más que nunca que somos animales, que podemos extinguirnos, que somos muy frágiles, que todo lo que nace, muere, y que hay que vivir… Pero a falta de poder vivir, viví a través de la cultura. Me rescató la cultura. Y el cine. Y los clásicos del cine. Y la belleza de las imágenes de los clásicos del cine. Creció –si cabe– mi deseo de hacer películas. Y tuve que aprender que cuando las cosas no salen como uno había planeado, no hay que perder el tiempo en lamentarse, sino encontrar nuevas aventuras”.

Alejo Stivel (músico). ”La pandemia me enseñó muchas cosas que ya sabía. Por ejemplo, que lo más importante de la vida son las cosas más importantes. Aquí la lista: el amor, la música, mis gatas, el cine, el kombucha, los libros, el sofá, el fútbol, la fruta, el edredón, las series, los knishes, Instagram, el pijama. Aprendí todo eso que ya sabía y que todo lo demás da igual”.

Kiko Veneno (músico). ”He aprendido que somos más necios, ignorantes y egoístas de lo que creía: una sociedad de sordos dirigidos por mudos. También que hay mucha gente buena y generosa, pero sin capacidad de influir lo suficiente para salvar a esta pobre humanidad de la miseria”.


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